VII

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Ahora era uno de ellos, se vestía como ellos, olía como ellos; pero jamás sentiría como ellos. En el exterior Jimin podría pasar por un omega puro de la nación Byzantaria, pero dentro suyo seguía perteneciendo a los suyos y siempre sería así.

Se sentía incómodo en esta nueva vestimenta, le pesaban las joyas que adornaban su cuello y sus dedos, le picaba la piel de lobo que le abrigaba por la cercanía del invierno, ¿pero qué podía hacer? Tenía que ser parte de ellos para reventar cada una de sus venas y otorgarles todas las muertes que le dieron a él.

Tendría que soportar el fingir ser uno de ellos, para cumplir con lo que sus entrañas le pedían para poder ser libres de este tormento.

“¿Por qué no fuiste a comer?” Escucho desde que Jungkook azotó la puerta.

“Ya había comido y no tenía más hambre.” Dijo con simpleza, soltando un suspiro.

“Claro, harás lo que se te plazca mientras puedas.” Soltó una risa sarcástica, dirigiendo sus pasos hacia Jimin que aún le veía indiferente; eso hacía enojar aún más a Jungkook. La indiferencia de Jimin causaba que un calor de odio se instalara por todo su cuerpo, no soportaba no causar nada en el omega que había reclamado.

“¿Puedo hacer lo que quiera?” Susurró riéndose, desviando la mirada de los ojos de Jungkook y mirando a las plantas que se colaban en su ventana.

“¿Cuando es tu celo?” Le pregunto parándose frente a él, queriendo un poco de la atención que parecía nunca sería suya. “Jimin.” Llamó una vez más porque el omega no se dignaba en responderle. “Jimin.” Elevó la voz.

“No sé.” Susurró aún mirando hacia un costado, ignorando por completo el aroma tan pesado que emanaba el alfa frente suyo.

La indiferencia de Jimin volvía loco de rabia a Jungkook, lo había quemado todo para tenerlo a su lado sirviéndole, había arrebatado vidas para que el omega fuera su accesorio de bolsillo; pero no pasaba porque el omega parecía ser solo un muñeco, sin vida.

Envuelto en su rabia no pudo contener la fuerza de su mano al tomar el rostro del omega, sus dedos se marcaron en la tersa y blanquecina piel pero no le importó; pues así tenía los ojos de Jimin en los suyos.

“¿Cuándo es?”

“No lo sé.” Respondió con la voz entrecortada por la rabia que sentía, una lágrima escurriendose por su mejilla mientras sus ojos se posaban en la herida que había causado en el alfa.

Yo pude marcar su piel, bebió de mi sangre, ¿cómo no voy a poder acabar con la basura frente a mi? Pensó

“¿Cómo que no?” Rió burlándose, acercándose aún más a su rostro. “¿Acaso los tuyos eran tan ignorantes que no sabían cuando un omega llegaba a su celo?”

“No es así.” Dijo con un tono de voz alto. “Simplemente no quiero decírtelo.”

“Tienes que, no hicimos nada en la noche de bodas y para recompensarlo tenemos a tu celo.” Sonrío. “Y también tienes que darme un heredero, así que ve diciéndome cuando entraras en celo.”

“No lo haré.” Era insistente en su lucha, no dejaría que el hombre frente a él le pusiera una mano encima. “Primero tienes que matarme.”

“De todas formas lo sabré, un omega en pre celo se siente a kilómetros.” Susurró acercándose a su oreja, olfateo su cuello y lamió la marca que adornaba el cuello del omega. “Y como eres mío sabré cuando tú cuerpo esté listo para recibir mi nudo, sabré cuando tú cuerpo me pida que le dé un cachorro.” Dijo lo último plantando un beso en la mejilla del omega, por fin soltandolo.

“Eres muy optimista si crees que no me esconderé en el fin del mundo cuando eso pase, tú nunca tendrás lo que quieres de mí.”

“Eres valiente, ¿uh, Jimin?” Le miró a los ojos. “Pero realmente de qué te sirve toda esa valentía cuando es inútil todo tu esfuerzo, yo soy tu dueño.” Se acercó a su oreja, una vez más olfateandolo. “Y tomaré lo que yo quiera de ti cuando se me plazca.”

El estómago de Jimin se revolvió, quería vomitar en los pies de Jungkook y escupir en su cara, encajar sus uñas en la herida que aún se coloreaba de rojo carmín y arrancarle la lengua para que dejara de atormentarlo.

Solo tenía que ser paciente, haría todo eso y más cuando la luna le permitiera cumplir con su venganza. Pero mientras tanto tenía que soportar una y otra vez las humillaciones de quién le había reclamado como suyo a la fuerza.

La noche se estrelló en el cielo, todo el mundo dormía y los soldados que le vigilaban se habían distraído con unas omegas que habían ido a coquetearles. Jungkook dormía plácidamente a su lado, tan pacifico que nunca podría darse cuenta cuando le pase un cuchillo por la yugular, lástima que hayan desaparecido todas las cosas filosas de su vista.

De todas formas, aprovecho que el alfa dormía plácidamente para escurrirse en la habitación hasta salir de ella, no podía escapar pero podía dirigirse a una zona pacífica donde pudiese comenzar con el ritual que necesitaba. Pediría de rodillas a la luna que le concediera paz y fuerza para llevar su venganza.

Entre los árboles, justo en donde caía la iluminación robada de la luna se arrodilló para hablar con ella. La luna era la responsable de toda su realidad, ella fue quien le puso en este camino atando su muñeca con la de su verdugo. La luna fue testigo de su sufrimiento y ahora de ese sufrimiento tenía que otorgarle el coraje.

El dolor caló en su pecho, sus ojos comenzaron a llorar mientras miraba fijamente a la luna; creyendo que ella se reía de él junto a las estrellas que le daban la espalda.

“Por favor, Luna, deja que mi familia se reúna y tengan un descanso en paz, deja que estén juntos y que el calor de sus cuerpos abrace a los latidos de sus corazones. Deja que su descanso sea en paz y no de la forma en la que se fueron de la tierra.” Primero pidió por su familia, por la sangre de su corazón que había sido derramada. Su corazón se iba rompiéndose una y mil veces al recordar todo lo que había vivido con los que ya no estaban. “Luna, dales paz y eternidad en donde sea que estén.”

Su dolor se iba transformando en la rabia que lo atormentaba desde que las cenizas ensuciaron sus cabellos. Las lágrimas dejaron de ser azules; ahora eran del color de su odio.

“Luna, por favor.” Elevó la voz, mirando al cielo. “Déjame cobrar lo que me hicieron, déjame arrancar sus vidas por la vida que le quitaron a los míos.” Cerró los ojos. “Por favor luna, déjame arrancarle el corazón a Jeon Jungkook, su corazón por el mío.” Abrió los ojos. “Dame la fuerza y la paz para arrancarle el corazón a Jeon Jungkook, mi corazón por el suyo, luna.”

Repitió una y otra vez: mi corazón por el suyo.

Y la luna le escuchó, Jimin lo sabía.

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora