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La muerte de su padre y de su madre significaron un golpe duro para toda su nación, el luto se apoderó de las calles y la ira por el arrebato de sus líderes invadió a los soldados. Todo era muy tormentoso, desde su llegada al trono como el nuevo y legítimo líder, hasta el no saber nada de Jimin en semanas.

Todo era tormentoso para Jungkook, porque había perdido todo y seguiría perdiendo, pues el nuevo general y los coroneles señalaban a Jimin como el culpable del deceso de los líderes; se señalaba al extranjero que fue obligado a ser parte de ellos como el asesino de sus padres. Y algo dentro de él se lo confirmaba, tenía sentido.

La ira que había visto en los ojos de Jimin se desarrollaría de esta forma, le haría pagar con la misma sangre por lo que le habían hecho. Y eso no era lo peor, Jungkook aceptaba que su venganza estaba muy bien justificada; cuando te arrebatan todo es legítimo querer luchar de vuelta, todo sería mejor si fuera así de sencillo. Byzantaria tenía sus propias leyes, Byzantaria condenaba a quien se fuera en contra de sus líderes; el que apunte armas en contra de la sangre que fundó todo lo que conocen serían colgados en la plaza principal. Ese sería el destino de Jimin.

Y Jungkook no quería eso.

No podía aceptar que las leyes de su nación le quitarán a su omega, por eso, tenía que encontrarlo antes que todos. Tenía que salvarlo.

“Necesitamos encontrarlo.” Le dijo a Joohyun, ambos se notaban con preocupación en los ojos; ambos perderían a alguien que importa mucho en sus vidas si los altos mandos de la militancia lo encontraban.

“Trate de buscarlo en el bosque pero no logré dar con él, no se donde se esconde.” Dijo la omega mordiendo su labio con preocupación. “Si lo encuentran… ¿no puedes hacer algo?”

“No.” Negó con la cabeza. No podía ir en contra de sus propias leyes, porque si lo hacía desataría una tormenta en su nación que solo se dirigiría a él. “Son leyes que se hicieron desde el principio, no puedo solo imponerme a ellas, sería un mal líder si lo hago.”

“¿Aunque eso signifique perder a Jimin?”

Jungkook se quedó en silencio. Había sido criado para ser el mejor líder de su dinastía, en su sangre corría las enseñanzas de su padre y de su abuelo; él era un líder y un guerrero. No era un ser compasivo, había dado la espalda a su destinada por seguir sus deseos; no podría traicionar quien era por su capricho.

“¿Qué te dijo cuando lo viste?” Cambio de tema, las palabras y la mirada juzgona de Joohyun hacia huecos en su cabeza, no lo soportaba.

“Que huya.”

“¿Por qué?” Frunció el ceño confundido.

“No lo sé, simplemente me dijo que me fuera, me rogó que lo hiciera.”

Ambos estaban confundidos, ¿por qué quería que Joohyun se vaya? ¿Qué diferencia había? ¿Qué pasaría?

“Que raro.” Susurró el alfa. “De todas formas, si llegas a verlo: escóndelo. Hoy saldremos con los escoltas para buscarlo por los pueblos cercanos.” Con cansancio se colocó la piel de lobo que caracterizaba a sus soldados; los hacía ver más intimidantes de lo que eran. “Por favor, trata de encontrarlo y escóndelo.”

La omega solo asintió. Después de un incómodo silencio ambos se fueron por sus caminos, mirándose una última vez; viendo el cansancio y tristeza de sus ojos.

Mientras observaba a su destinada Jungkook no pudo evitar preguntarse: ¿Cómo sería todo si no hubiera cedido a mi capricho? Probablemente tendría ya unos cachorros, sus padres seguirían con vida y hubiese invadido el pueblo de Jimin por territorio. Pero uno nunca sabe, solo era una suposición.

El canto de los lobos ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora