Capítulo 24: Despierta

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No había cambiado. Todo en Kibum seguía igual desde aquel día. Sólo su pelo había crecido un poco, y quizá su piel se había palidecido un tanto. Las heridas habían cicatrizado aunque aún tenía alguna marca... pero por lo demás, todo seguía igual. Allí estaba, tendido en la cama del hospital, sin dar muestra alguna de ir a despertar.

Donghae en cambio, si había cambiado. Había adelgazado, palidecido, y las ojeras eran parte de su cara. Se había dejado por completo, apenas comía y ya casi no pasaba por clase. Todo le daba igual, sólo quería estar junto al moreno.

Su madre estaba preocupada por él, pues ahora parecía más frágil que nunca, y ya apenas hablaba. Por mucho que le obligara a ir a clase, el azabache se escapaba del instituto para ir al hospital. Ni siquiera se paraba para ver a Hyukjae.

Se pasaba allí todo el día, junto a la cama de Kibum, hablándole, con la esperanza de que este le escuchara y al fin despertara.

Donghae suspiró, y miró el calendario que pendía en la pared.

-Ya hace un mes que estas aquí.- le dijo el azabache, como si escuchara. Cogió su mano, y la acarició con cariño, como hacía todos los días.- Tengo ganas de que te despiertes.... Echo de menos tu voz.- le dijo, y bajó la mirada, sintiendo esa angustia que no había desaparecido en todo el mes.- Cuando te despiertes, podrás venirte a casa. Hablé con mi mamá y no puso objeciones....

Pero Kibum seguía perdido en aquel mundo del cual sólo alcanzaba a escuchar una débil voz y a sentir una extraña calidez. Quizá su regreso era imposible.

Hyuk estaba consciente de ello. El estado de Kibum era predecible para él. La gravedad de la lesión era para dejarlo dormido por décadas. Y no quería decir nada, pues sabía que el azabache no escucharía razones. Así pasara mil años tendido. Donghae seguiría al lado de Kibum. No existía nada ni nadie que le hiciera cambiar de opinión.

Y aquella situación llenaba al pelinegro de unos celos tremendos. No podía dejar de preguntarse si el azabache haría lo mismo por él si se encontrara en esa situación. Lo cierto era que la salud de Donghae peligraba. Eso era algo que no podía dejar pasar por alto. Así que ese día, decidió ir al hospital para hablar con el azabache, que en todo el mes se había encargado de darle evasivas y hacerlo a un lado.

Caminó lentamente por los largos corredores, observando de reojo a algunos pacientes en espera y a los enfermeros y doctores. Nunca le habían gustado los hospitales. Le recordaban aquella sala de urgencias en la que había estado sentado esperando por noticias de sus padres.

-Buen día.- dijo a la enfermera de turno.- ¿Me podría decir en qué habitación se encuentra Kim Kibum?

-El joven Kim.- repitió la mujer tecleando el nombre.-habitación 509

-Gracias.

Llevaba en sus manos unas flores, temiendo llegar con las manos vacías. Llegó hasta la puerta y tocó suavemente, sabiendo que la única voz que contestaría del otro lado, seria Donghae.

Pero el azabache ni siquiera oyó los golpes en la puerta, pues seguía inmerso en su "conversación" con Kibum. Se fijó en el brazo del moreno, donde una pequeña marca le recordó a Top. Pasó su dedo con ella, hablando en voz baja.

-Incluso Top preguntó por ti.- le dijo entonces.- están todos preocupados, quieren que te recuperes pronto.

-Me incluyo en esa aservación.- dijo Hyukjae entrando ante la ausencia de Donghae.

Donghae pegó un pequeño respingo al oír esa voz tan cerca suya. Se giró y se quedó sorprendido, con los ojos clavados en Hyuk.

-No te oí entrar.- murmuró, esbozando una sonrisa algo nerviosa.

Una mente oscura [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora