Capítulo 65: Un Testigo Inesperado.

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-Has venido rápido.- dijo Lou viéndolo aparecer.

-Parecías urgente.- dijo quitándose la chaqueta, dejándola en el perchero.

-Allí está.- dijo tirándole un documento.- tu nuevo casi.... Te vas a Seúl.

-Debí suponerlo.- dijo fijando sus ojos en aquel hombre.- No descansarías hasta verme lejos, ¿No?

-Hace tiempo que debieron retirarte... no sirves para nada más que venganzas...

-Guárdate tus impresiones y discursos patéticos, no estoy de humor para comediantes amateur.- dijo tomando el documento.- iré a conversar con el jefe de esto.... Agradecería que dejes de lamerle las botas por unos segundos....

-Di lo que quieras maldito... tú ya estás fuera de esta oficina.- dijo sonriendo.

Hangeng salió rumbo a la oficina principal, aguantando las ganas de estamparle un puñetazo a Lou. Aquello era ya demasiado. Recorrió el pasillo y las gradas en unos segundos, plantándose en la oficina principal.

-Ah, agente Yang, veo que ha venido pronto.

-¿Me enviará a Seúl?

-Un pedido especial de la policía coreana... quieren a alguien que haya trabajado en casos importantes.... Usted cumple con el perfil.

-¿Cuándo parto?

-Mañana... vuela de las 6.

-Entonces está dicho.- dijo dándose vuelta.- Fue un placer trabajar con usted, señor.

-Todos pensamos.... Que lo mejor para ti es que te alejes un poco de... la ciudad.

-Lo sé señor.... Tenga la seguridad de que trabajaré mejor en Seúl... y no volverán a saber de mí.

El hombre suspiró sabiendo que Hangeng iba a tener una reacción similar. Pero nada podría hacer. Sabía que Lou presionaba por parte de la directiva del condado. Y no era fácil deshacerse de esa presión. Además, temía que involucraran a Hangeng en algo sucio con tal de alejarlo. Enviarlo a Seúl había sido lo mejor.

Hangeng Yang caminó hacia la oficina que había sido su refugio durante tantos años y recogió sus cosas con rapidez. No poseía mucho: Un reloj, dos plumas y un retrato de Rainie. Eso era todo. Lou llegó aun a jactarse de él, parándose en la puerta.

-Al fin nos deshacemos de las molestias...

-Mentira... aun estás aquí...- dijo viéndoles con media sonrisa.

-Di lo que quieras... tú eres el que se va exiliado por todo, por tus acciones....

-Como sea, prefiero mil veces ser autentico a un copia barata de "Policía duro"

-Mide tus palabras

-¿O qué? ¿Me despedirás?

-Podrías llevarte un golpe de despedida.- dijo tronándose los dedos.

Yang sonrió. Dejó la pequeña caja que llevaba sobre el escritorio de la entrada y sin pensarlo más, lanzó un certero puñetazo a la cara de Lou, que lo hizo caer y chocarse contra la pared.

-Toma, va mi contribución.- dijo tomando de nuevo la caja y saliendo de allí, bajo la mirada de todos los oficiales que observaban la nariz quebrada y sangrante de Lou.

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Kyuhyun se estiró y suspiró mientras observaba los jardines desde la ventana. No se cansaba del olor a tierra mojada que se entraba en la mañana. Era tan pacífico, tan delicado. Giró el rostro y observó a Sungmin, profundamente dormido. Se miraba tan hermoso.

Una mente oscura [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora