Diez.

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Cuando la nueva semana inicio, todo volvió a la normalidad

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Cuando la nueva semana inicio, todo volvió a la normalidad. Cumplía con mis tareas matutinas, ayudaba a mi abuela a hacer algo en casa, asistía a las clases de equitación porque Smore y yo habíamos vuelto a esa relación de ser casi inseparables, aun así, gran parte de las tardes se las dedicaba a Daryl. 

Él venía después de su turno, que al parecer ahora duraba menos de lo habitual. Nono aseguraba que eso no tenía que ver con él y que todo era porque Daryl se apresuraba a hacer su trabajo, pero yo tenía mis dudas al respecto.

Los dos nos acomodábamos en el porche con la libreta de dibujo o alguno de los libros que había en casa, aunque no fueran muy de mi agrado igual nos entretenían.

—¿ves? Solo tienes que deslizar el lápiz, pero notar la luz, ya que así harás las sombras – le explicaba a Daryl mientras dibujaba sobre el papel

—mmh, claro

Desvíe la mirada de la libreta y me encontré con la mirada fija de Daryl sobre mí. No estaba prestando atención a nada de lo que intentaba explicarle, aunque tampoco me molestaba.

—ni siquiera sabes que te dije – podía sonar tranquila, pero mi corazón iba a toda potencia

—si lo sé – desvío la mirada hacia mi dibujo –. Que hay que deslizar el lápiz, ¿no? – hizo la acción con la yema de su dedo

Tuve que morderme el labio para no sonreír en demasía.

Luego de la feria, había notado que hacía eso. Me veía cuando estaba distraída, pero no podía culparlo, ya que yo de vez en cuando le dedicaba alguna mirada cuando él no podía verme.

—sí, pero no sabes porque – le dije, por fin

Sus ojos azules volvieron a chocar con los míos, sabía perfectamente como desarmarme.

—explícame otra vez – pidió, con esa voz ronca

Sentí el calor subiendo hasta mis mejillas, tuve que tomar unos segundos para volver a lo que estaba diciendo y volver a explicarle a Daryl para que debía deslizar el lápiz.

Nona salió de la casa cuando la noche ya había caído, incluso le ofreció a Daryl quedarse de nuevo a cenar, pero esta vez, él se negó ya que debía llegar a casa por algo de su hermano. No quiso entrar en detalles y ninguna de las dos iba a insistir en que se quedara.

No iba a negar que me gustaba pasar las tardes así, sin embargo, las miradas de mis abuelos en las cenas se volvieron un tanto acusatorias.

—por lo que puedo ver, ustedes se están llevando mucho mejor – Nono tomo de su vaso

—sí, sigue sin hablar demasiado, pero al menos lo intenta – me encogí de hombros

—sabes que a él no le importa en absoluto el dibujo o los libros que tenemos aquí, ¿verdad, Adhy? – Nona tenía esa expresión entre acusatoria y que probablemente se estaba burlando –. Daryl viene aquí por ti

Ocean Eyes || Daryl Dixon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora