Veintiuno

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Lo de arrastrarme hasta el baño, volvió a ser parte de mi mañana

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Lo de arrastrarme hasta el baño, volvió a ser parte de mi mañana.

Aparte de tener el ánimo por los suelos, todo lo que había tomado la noche anterior hacia todo tipo de estragos en mi cuerpo.

—debí escuchar a Jesse – me recriminé sola, mientras me veía al espejo –. Soy un asco

Pase una de mis manos por mi cara, haciendo que esta se estirara y dejara ver la decadencia en la que estaba sumergida.

La ducha de agua fría también volvió a hacer su aparición.

—¿Cómo amaneciste? – dijo Nono cuando me aventé a la silla del comedor –. Fue una buena noche

—cuando les pida salir con esos dos, niéguenmelo – me quejé

Atraje la taza de café a mis labios, bebiéndome todo lo que contenía en un tiempo récord. Volví a llenarla con la clara intención de volver a meter aquella cantidad de líquido negro, pero los ojos de mis abuelos estaban sobre mí.

—¿estás mejor? – fue Nona quien me cuestiono

—no, necesito una aspirina y creo que este café no está haciendo efecto – analice la taza, intentando averiguar cuál era el problema –. Necesitare unos cuantos litros más

—no hablamos de eso – Nono intervino –. Te hemos visto algo sensible estos días y creemos que por eso fuiste ayer con los chicos

—¡ah! Claro... sí, no es nada – les aseguré –. Me divertí y eso es todo. ¿Tenemos algo de picante para el desayuno? Necesito bajar este estado cuanto antes

Los dos se observaron, con esas miradas a las cuales ya estaban acostumbrados, cómplices, de llevar tantos años juntos. No volvieron a interrogarme y yo no volví a sacar el tema.

Al entrar al establo, Jesse tenía una sonrisa burlona sobre su rostro.

—no, ni te atrevas – lo amenace con el índice

—¿Qué tal? – la sonrisa se ensanchó –. Te dije que no bebieras así, pero nunca haces caso

—ya tengo a mis abuelos para esto – me senté sobre un barril –. ¿Cómo esta Bonnie?

—más o menos como tú – ladeo la cabeza –. Por cierto, Agustín le pregunto por ti

—ah, ¿sí? Bueno, no es algo en lo que esté pensando ahora – un bostezo me ataco –. Aparte no es mi tipo

—Bonnie le dijo quién era tú tipo...

Arrugue la nariz, sabía que los Dixon tenían una pésima reputación en el pueblo, por lo que supuse que Agustín desistiría de preguntar por mí o de querer acercarse de la misma forma en la que lo hizo en la pista de baile.

—bien, ahora seré a la que le gustan los chicos malos – ambos reímos –. Da igual – le reste importancia –. Ponme a hacer algo o me voy a quedar dormida aquí

Ocean Eyes || Daryl Dixon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora