Dos.

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Supongo que estudiar medicina te entrena para la vida en el campo o algo parecido

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Supongo que estudiar medicina te entrena para la vida en el campo o algo parecido. Ya que, de la misma forma, ambos te quitaban horas de sueño, para estas alturas yo ya tenía una especie de mancha obscura bajo mis ojos.

No eran ni las seis de la mañana y yo ya estaba a punto de terminar de desayunar, bueno, lo intentaba porque los ojos se me cerraban solos. Ni siquiera el sol había salido por completo.

—creo que alguien se arrepiente de no haber ido a ese crucero – Nono bromeo

—¿Qué? – conteste poniéndome alerta – no, no, ¿yo para que quiero estar en un crucero?

—para dormir un poco más – Nona continuo con la broma

—¡ah! No, de todas formas, si sigo en la facultad es lo que menos hare, así que... -- me encogí de hombros

—Adhy, sabes que no te tienes que levantar a estas horas, ¿cierto?

Nono me sirvió un poco más de café, gesto que agradecí, iba a necesitar toda la cafeína posible en mi cuerpo.

—pero he venido a esto. – le pegué un buen sorbo a la taza –, no vine a que ustedes hicieran todo mientras yo los veo desde la comodidad de la mecedora o la hamaca

—son tus vacaciones, deberías de descansar. – dijo Nona esta vez

—descansare después. – sonreí –. Ahora si me permiten, iré a que Jesse me enseñe todos sus trucos para que un caballo no te patee mientras le quitas la basura de sus herraduras

—yo que tu no le haría caso. Un día casi lo noquean – Nono tuvo que bajar su vaso de jugo para no reírse y mojarnos

—bueno, al parecer tendré que aprender por mi cuenta

Y los tres reímos, aunque esperaba que no fuera del todo cierto que casi matan a Jesse.

Lave mis utensilios antes de colocarme las botas y salir hacia el establo. Donde me encontré con el pelinegro ya listo, con la sonrisa más grande que pude haber visto en una persona, sobre todo si tomábamos en cuenta la hora.

—Buenos días, señorita. – hizo un gesto con su cabeza –. ¿Está lista para iniciar con el día? – su acento me sonó todavía más sureño que el día anterior

—en primera solo dime Adhy o vamos a tener el mismo problema que con mi abuela y dos... supongo que sí. – rasque mi nuca con algo de duda –. ¿Qué tan cierto es que casi te asesina un caballo?

—bien, Adhy, entonces y respecto a lo otro, no es verdad. Quite la cara antes de recibir el golpe – asintió muy orgulloso de su hazaña

—espero que me enseñes a usar mis reflejos o a como no morir en el intento

Jesse sonrió.

—lo prometo. – levanto su mano en señal de promesa –. Ahora lo que necesitas es cambiarte las botas vaqueras por unas de lluvia, no creo que quieras tener deshecho en esas

Ocean Eyes || Daryl Dixon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora