Veintitrés.

519 43 45
                                    

5 de agosto de 1997

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


5 de agosto de 1997

Agosto llego y con el llegaban dos situaciones que ponían mis nervios de punta:

Mi cumpleaños.

Se me acababan los días en la granja.

No estaba preparada para aumentar el digito en mi cuenta de vida. Era un día raro, donde no sabía si sentirme bien y feliz o pasarme las veinticuatro horas renegando de mi existencia en este planeta.

Estaba decidiendo cual sería el estado de ánimo para este día, cuando unos susurros fuera de mi puerta me hicieron quitar mi vista del techo y girarme hacia esta. Tocaron dos veces, esperando una respuesta positiva para pasar.

—adelante... — conteste

—¡Feliz cumpleaños!

Mis abuelos entraron con un plato de panqueques en las manos. Podía ver la cantidad insana de miel que desbordaba por ellos y la pequeña vela que se sostenía gracias a eso. Mientras se acercaban, me cantaban el feliz cumpleaños de manera muy afinada, eso me dio tiempo de sentarme en la cama.

—cariño, feliz cumpleaños – Nona fue la primera en apretarme en un abrazo –. No puedo creer que ya tengas veintidós

—lo sé, soy una anciana – bromee haciendo un puchero

—no digas tonterías, Adhy – Nono me regaño –. ¿Tienes planes para hoy? Probablemente quieras salir con Daryl o Bonnie y Jesse

—ninguno sabe que hoy es mi cumpleaños, así que hoy estoy libre – le sonreí –. Podemos hacer algo en casa, si quieren

—claro, podríamos jugar de nuevo los juegos de mesa o lo que tu decidas – Nona dejo el platito de panqueques sobre mis piernas –. Tomate tu tiempo y si te quieres quedar en pijama hoy, hazlo

—de acuerdo – fruncí el ceño. Su actitud era rara –. Primero atacare este desayuno y luego vere que puedo hacer

—es una gran elección para iniciar el día, cariño

Nono me dio un beso en la cabeza antes de que ambos salieran de la habitación para dejarme disfrutar de mi desayuno especial. Nona hacía los mejores panqueques, pero cuando era una fecha importante, ella se esmeraba en hacerlos más increíbles y este año no era la excepción.

Luego de llenarme con miel y masa, me mantuve un rato en la cama. Decidí que este no sería uno de esos cumpleaños en los que la pasaba mal, estaba con mis abuelos e iba a provechar el día.

Ocean Eyes || Daryl Dixon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora