13. Patinando sobre hielo.

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Hi~ Ayer fue un día muy de porquería, así que estuve bien ausente, pero hoy revivo, tendremos doble capítulo por ende, uno en la mañanita y otro en el mismo horario de siempre, estaré respondiendo los comentarios ahora y nada po, mil gracias por el apoyo.

Se les quiere caleta.

No encuentra el minuto exacto en que se volvió un hábito sin embargo se acostumbró a dormir junto al nipón

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No encuentra el minuto exacto en que se volvió un hábito sin embargo se acostumbró a dormir junto al nipón.

No fue adrede pero desde que Dino lo contactó pidiéndole que volviera a modelar para deleite ajeno con ofertas que no podrá cumplir las cosas no están bien, no fue la carta, si no el hecho de ser hallado incluso si tomó medidas de prevención para cortar contacto, no le contó a cuál carrera se metería ni a la residencia que postularía, no le dijo absolutamente nada y aun así, lo encontró y el precio lo está pagando con creces. Una y otra vez. Cada puto día el ciclo se reinicia.

He estado libre de autolesiones durante:

8 horas, 19 minutos y 23 segundos.

Es increíble cómo pasó de haber roto un récord manteniendo la sobriedad durante meses a no poder sobrevivir 24 horas seguidas sin una nueva cicatriz en la piel.

No ha podido estar bien desde ese entonces ni física ni mentalmente y aunque se esfuerza al máximo para que Eiji no lo note las pesadillas son involuntarias y por eso acordaron dormir en la misma cama.

—Sigues despierto. —No es que se toquen y de hecho cada quién se recuesta en su rincón dado que juntaron ambos colchones y les quedó prácticamente un tamaño King.

—Sí. —Aun así saber que Eiji está a centímetros de distancia lo conforta, puede ser irracional, detesta depender de ayuda ajena, más teme que las autolesiones se salieron de control y cargar con eso está matándolo (literalmente)—. Sigo despierto.

—Es temprano. —Eiji musita dándose vueltas en la almohada, están frente a frente con la respiración transparentada en una tenue capa de escarcha, hace frío, un frío de mierda a pesar del pijama celeste que le robó a su compañero, le calza perfecto igual que el traje de béisbol, sospecha que le mintieron acerca de su uso y que fue comprado especialmente para abrigarlo—. Vuelve a dormir.

—Tú estás despierto.

—Sí, pero yo soy un anciano. —Se burla todavía adormilado—. Así que debo despertarme temprano.

—¿Entonces finalmente admites que deberías estar en el asilo con Max?

—¿Admitir qué? Deberías escuchar a tu onii-chan de vez en cuando, es más sabio de lo que asumes.

—Espero que recuerdes que dijiste eso en la mañana.

—No lo recordaré. —Gimotea acurrucándose—. Tienes los pies helados.

—Tengo la presión baja.

—Igual que una niña.

Ash desearía enfadarse por su osadía, más, su cabello esponjado y encrespado al azar, presionándole la mejilla y dándole una apariencia aún más ingenua, sus pestañas largas y adormiladas, su nariz roja por el frío, sus labios entreabiertos y su pijama de algodón le hacen imposible sentir algo además de nervios, están cerca y tan cerca que logra sentir su respiración en su boca, beber de sus palabras aun si son mudas y acariciar cada centímetro de Eiji con los jades como si lo estuviera atesorando, la idea le saca una sonrisa, está seguro de que es así, puede parecer imposiblemente cursi, más, lo ama cada segundo que comparten un poco más. No es romántico. No es amistad. Es lo que es.

Lover [Flufftober 2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora