22. Casa del árbol.

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Hi~ Ayer fue un día donde pasan esa clase de cosas que crees que no te pueden pasar a ti, así que henos acá hoy, pero bueno, no quería subir tres capítulos de golpe porque pobrecitos de ustedes, así que me pase en la mañana y justo es un capítulo muy importante.

Espero que les guste~

Oh my darling, oh my darling

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Oh my darling, oh my darling.

Oh my darling, Clementine.

Ash aborrece la balada para viejos sentimentalones, si bien, la tonada debería resultarle tolerable al ser la preferida de su hermano, el mensaje de las letras es a lo menos turbio, la historia refiere acerca de cómo Clementine se ahogó, su papá no pudo salvarla porque no sabía nadar y cada estrofa plasma una etapa distinta de un duelo patológico, en dónde cada sueño su padre ve el cuerpo de Clementine pudrirse progresivamente con musgo alrededor, flores creciendo, raíces devorándola para regresarla al suelo y un bello rigor mortis, la peor parte es que la canción es para scouts, se pregunta si el vejete y su hermano de repente habrán olvidado su idioma natal y por eso les guste.

Oh my darling...

—Viejo. —Ash advierte, estaba mirando tranquilamente el paisaje de la carretera por la ventana del vehículo cuando su paciencia decidió que era suficiente tortura por un viaje—. Cállate. —Ash se baja los lentes que le pidió prestado a Shorter (es decir, se los robó) para confrontar al conductor—. ¿Por qué sigues cantando la misma frase?

—Lo siento, no me sé el resto. —Lo corea con una sonrisa tensa sin despegar su atención del camino.

Están sentados lado a lado mientras Eiji duerme en la parte trasera de la camioneta y Griffin prepara un trabajo cuya fecha límite es esa noche, les insistió que no era necesario que los trajeran, que solo vendrían por el día para tomar fotografías muy específicas para armar el concepto de Eiji no obstante los ancianos son tercos y se montaron en el furgón pese a las quejas, acá están los cuatro: en el peor viaje familiar que jamás ha existido.

Yupi.

Tch. —Ash chista regresando su mirada a los prados que crecen al costado de la carretera, el clima apesta, hace un calor de mierda y debe andar con polerón porque aún no les cuenta de los cortes a estos dos.

—Estás algo irritable, ¿eh? —Max lo dice con su típico tono relajado e inclusive juguetón—. ¿Cuándo fue la última vez que viniste a casa? —Incluso sino ve a Griffin sabe que la pregunta también lo tensa puesto que Cape Cod es un tema sumamente sensible, la bendita cuna de los traumas—. Verte hacer pucheros me recuerda que todavía eres un niño.

—¡¿Qué dijiste?! —Se exalta provocando que su palma se resbale del manubrio por solo un instante.

—Oh, vamos. —Chilla—. ¿Ahora por dónde? —La pregunta francamente lo irrita, solo hay un camino por miles de kilómetros más.

Lover [Flufftober 2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora