28. Te regalaré unas flores.

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Hi~ llevo más de 24 horas viajando en bus, ha sido bien feooo, pero el capítulo de hoy tiene la finalidad de aterrizar y digerir un poco todo lo que hemos pasado, como se ha mencionado a lo largo de todo el fic las autolesiones existen porque es el mecanismo de afrontamiento que la persona tiene para situaciones que los sobrepasan, ¿eso significa que no existan otros? Claro que no, Ash ha ido aprendiendo varios, pero es muy dificil cambiar conscientemente algo que se tenía tan automatizado, acá hemos ido pasito por pasito e incluso con estas recaídas, el avance de Ash no es menor, espero que puedan verlo.

Mil gracias por leer.

Lo primero que sabe es que está en un hospital, ni siquiera ha abierto los ojos y sin embargo el aroma del antiséptico impregnado en las enfermeras le resulta característico, hay una serie de cables dentro de sus palmas y conectados a sus venas, n...

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Lo primero que sabe es que está en un hospital, ni siquiera ha abierto los ojos y sin embargo el aroma del antiséptico impregnado en las enfermeras le resulta característico, hay una serie de cables dentro de sus palmas y conectados a sus venas, no duele en realidad, más, molesta al tirarlo, el silencio en el cuarto se rompe por un tenue llanto, es apenas perceptible, un sollozo que corta el viento, asegura reconocerlo: es Griffin.

¿Qué haces acá?, quiere preguntarle.

Debería estarse preparando para dar otra vez la prueba no obstante lo ve sentado a su lado cabizbajo con los ojos atiborrados de lágrimas y una expresión tan descorazonada que tiene ganas de apretarle la palma de regreso, no puede, su cuerpo no responde, está en un estado de ensueño bastante irreal.

Ese es su primer recuerdo.

El segundo es a Max en la misma habitación de hospital, se ve como la mierda, ¿cuándo fue la última afeitada que se dio? Ash ansía bromear acerca de eso o cómo las arrugas alrededor de sus ojos yacen mucho más pronunciadas bajo la enfermiza luz amarillenta del cuarto, pero no reacciona físicamente y no entiende por qué ¿acaso se quedó en estado vegetal?, ¿acaso murió y esto es lo que mira en el plano fantasma? De repente, una inconmensurable pena se le acumula en el estómago como si fuera bilis quemándole la garganta, no quiere morirse así, todavía tiene muchas cosas que hacer, no quiere que esta sea la última imagen que sus seres amados guarden.

—Mocoso. —Escucha a Max susurrar suavemente—. Yo lo aseo, odia que lo toquen los desconocidos.

—Todavía está demasiado drogado para notarlo.

—Lo notará. —Reclama—. Él sabe de esas cosas.

—Señor...

—Mi hijo es sensible a esos temas.

—No lo recordará, lo prometo. —Alguien insiste, una enfermera tratando de hacer su trabajo tal vez.

—Yo lo sabré. —Su voz es dura. Seca. Cortante—. Eso es suficiente.

Ash siente un paño húmedo en su cara, ve a Max más cerca que nunca, asume que aunque tiene sus ojos abiertos debe tener la mirada perdida o empañada por la anestesia todavía, Max se inclina y su pecho duele como si tuviera un nudo, siempre que un adulto se le acercaba tanto era porque ansiaba otras cosas, le resulta sumamente doloroso que Max en vez de aprovecharse esté lavándole su rostro casi como si fuera un niño enfermo y de pronto tiene muchas ganas de llorar. No sale ninguna lágrima gracias a lo que sea que le hayan dado, pero su papá se ve tan viejito y cansado con esto, no solo fue un confidente cuando lo necesitó sino que eso le trajo problemas con Griffin.

Lover [Flufftober 2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora