Antes de comenzar.

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— Perdóname por tanto daño que te hecho hermana— Larisa estaba en una cama de hospital con una fea cicatriz en su mejilla — No se que sucedió conmigo, creo que el odio de mi madre hacía ti me hizo hacer esas cosas  horribles —

— Tranquila Larisa. Nuestra madre ya pagó todo el daño que nos hizo. Porque aunque no lo creas ella te hizo mucho daño — Tirsa veía con compasión a su hermana.

— ¡Oh! Están aquí — justo entro al cuarto Alonso — Luego regresó —

— No te preocupes Alonso, nosotros ya nos íbamos — le informo Tirsa a Alonso.

— Fue un gusto verte Alonso — lo saludo cortésmente Desmond.

— Igualmente Desmond , Tirsa — Alonso como siempre se portó un poco apático.

Ambos se despidieron de Larisa y caminaron por el largo pasillo que los llevaría a la salida. Al salir del hospital  caminaron al auto, Desmond se detuvo tomo de las manos Tirsa, pues al ver su carita sabía que algo andaba mal.

— ¿Que sucede, mi niña? Sabes que cuentas conmigo y no me gusta verte así. Tienes una carita — le pregunto paciente.

— Larisa me preocupa un poco. Siento que estoy siendo muy egoísta — Tirsa un se sentía responsable de su hermana.

— Mi niña, Larisa está en el lugar que ella eligió y de eso tu no eres culpable —  Tirsa miró a Desmond pues sabía que tenía razón, ella no era culpable de nada, las acciones de su madre y su hermana las llevaron a ese punto sin retorno pero aún le costaba trabajo dejar de sentirse culpable...

El QUEBRANTO DE TIRSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora