Alonso llegó de su día de trabajo, fue recibido por su madre, que le dio el recado de Tirsa. El no esperó más y salió a la casa contigua juntó con su madre.
— Señora Darla ¿Podemos ver a Tirsa? Me dijeron que se sintió mal— Alonso se oía preocupado.
— Claro, deja le digo que baje — Darla subió a la habitación de Tirsa y minutos después bajaron ambas.
— Isabella hace mucho que no te veo, vamos por un café para dejar un momento a solas a los chicos — Darla no sabía que Isabella estaba enterada de su aventura con su difunto marido. Ambas mujeres se dirigieron a la cocina dando un poco de privacidad a Tirsa y Alonso.
— Apenas me enteré de lo que te sucedió vine de inmediato para acá — Alonso se sentó al lado de Tirsa.
— No es nada solo un pequeño accidente — Tirsa se sentía incómoda con la atención que le prestaban.
— Hoy por la mañana vine a hablar con tu mamá y ella me dió permiso para que salgamos — Alonso veía a Tirsa con mucho cariño.
— ¿Es enserio?— Tirsa no creía que Alonso hiciera algo como eso por ella.
— Claro que sí. Quiero que hagamos las cosas bien — Alonso veía a los ojos a Tirsa pues en esos ojos verdes se perdía.
En ese momento iba saliendo Isabella y Darla con unas tazas de café para los enamorados.
— Querida Darla, me gustaría que este fin de semana nos dejes llevar a Tirsa con nosotros a nuestra hacienda fuera de la ciudad— Isabella iba a comenzar con su venganza.
— Me encantaría cariño, pero no puedo dejar ir como así a mi hija. Me entenderás que yo quiero lo mejor para ella — Darla no quería dejar a Tirsa ya que ella podía abrir los ojos.
— Te juro que no apartaré los ojos de Tirsa y la cuidaré como a mi propia hija — Isabella era persistente.
— Mamá me gustaría ir con ellos, solo para distraerme un poco — Tirsa por fin decía algo que ella deseaba.
Darla le dió una mirada fulminante — Cariño por favor has caso a mis palabras, no quiero que cometas un error —
— Darla por favor puede confiar en mi — Isabella intervino.
— Señora, le juro que jamás voy a tocar a Tirsa, solo quiero que esté tranquila — Alonso por fin abogó por su novia.
— En vista que parece que todos se pusieron de acuerdo voy a dejar ir a Tirsa con ustedes, pero con una condición, que Larisa la acompañe —
Isabella de inmediato acepto. Apenas los Antino salieron de la casa de Darla ella se fue sobre Tirsa con un fuerte bofetada.
—¿Cómo te atreves a ser desobediente? y frente a los Antino — Darla volvió a bofetehar a Tirsa — ¿Que acaso te das valentía por ser novia de Alonso? —
— No mamá... Solo quiero salir de la ciudad — las lágrimas de Tirsa rodaban sobre sus mejillas, las cuales ya estaban rojas.
— ¡Cállate! No quiero escucharte más —
Darla dejo a Tirsa y subió a su habitación.
(...)
Al siguiente día Tirsa se levantó e hizo su rutina y salió para el trabajo.
Apenas Desmond entró a su oficina y vio a Tirsa la mando a llamar — Tirsa tenías el día libre, ¿Que haces aquí? —
— Señor, yo no me podía quedar en casa usted confía en mi para este trabajo, y no lo puedo dejar votado —
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El QUEBRANTO DE TIRSA
RomanceCuando la vida te golpea tan fuerte y duro, tu espíritu se vuelve frágil como un florero de cristal y se rompe. Mi espíritu, mi personalidad fueron quebrantados... Yo Tirsa me quebré, desdé niña fui rebajada a una inútil, a ser menos que un mueble d...