#12. Quien juega con fuego...

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Hana Mor-

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Hana Mor-

No. Ya no me llamo así. Hana Crawford.

¿En qué narices estás pensando? Te has dado un buen golpe en la cabeza cuando has caído desde tan alto, seguro. Porque es lo único que explica por qué narices le has dicho a Zoro que le ibas a besar si salías del pozo.

¿Cómo le vas a besar si tocarle la mano te pone a temblar, y no el buen sentido?

Ahora Zoro va a estar mirándome, esperando que le dé mi parte de la apuesta. O peor, lo dirá delante de Nami, Luffy, Usopp y Yuki.

Ojalá me hubiera quedado en el pozo.

—¿Qué son esas rejas?

La voz de Luffy me saca de mis pensamientos, y me hace darme cuenta de que la puerta principal, y todas las ventanas, están protegidas por persianas de metal. Parece algún tipo de sistema de seguridad.

Zoro levanta la persiana a pulso, lo suficiente para que Luffy pueda atascarlo con una pequeña estatua.

—Entro primero, luego tú, Hana.

Asiento, esperando a que Luffy acceda al interior de la casa. Una vez llega mi turno y me deslizo bajo la persiana para entrar. Me sobrecoge el silencio de la casa.

Tampoco es que antes hubiera mucho ruido, pero por lo menos no había esta sensación de peligro inminente.

—Separémonos —ordena Zoro, haciendo que Luffy suba las escaleras en busca de nuestros amigos.

La mano de Zoro me detiene cuando voy a abrir la puerta que lleva a los pasillos inferiores de la casa.

—Tú conmigo.

—Zoro, puede defenderme.

—Sé que puedes —me suelta la mano y se adelante unos pasos, tan cerca que su respiración me acaricia la mejilla—. Pero no tienes tu espada y no sabes usar tus poderes. ¿Qué pasa si te vuelves a desmayar?

La preocupación en su voz me acelera el corazón. Hacía tanto tiempo que alguien no se preocupaba por mí que se siente raro. La sensación de hormigueo en mi mano es lo que más me sorprende. El tacto de la mano de Zoro no me da miedo. Al contrario, me gusta. Quizá sea porque sus manos no buscan algo más de mí. No es una mano que va a tocarme en sitios que no quiero. Esa mano se queda ahí, sujetando la mía con firmeza, pero sin apretar. Como si él me quisiera recordar, sin necesidad de palabras, que está ahí.

—Iré contigo.

Zoro asiente y sigue su camino, girando la cabeza un segundo para asegurarse de que voy detrás de él.

El pasillo es absolutamente aterrador. He leído varios libros de miedo y este es el tipo de pasillo en el que los fantasmas aparecen y los protagonistas son asesinados. Las lámparas del techo parpadean, y la poca luz que ofrecen, junto a los tímidos rayos de luz de luna que se cuelan por las rendijas de las persianas de metal, no es suficiente para acabar con la oscuridad que se cierne sobre nosotros.

Written in my soul - Roronoa Zoro (OPLA) [REVISADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora