Written in my soul - Roronoa Zoro (OPLA) [REVISADO]

#17. Nueva promesa

Yo dejo esto aquí... y me voy.  

—Así que me quieres, ¿eh?

—Zoro, no estás en posición de hacerte el gracioso —le suelto la mano y me reclino en la silla, observando su rostro —. Nos has dado un buen susto, ¿sabes? Pensábamos que te morías.

—Hace falta algo más que un cortecito para matarme.

Me levanto de la silla y me inclino sobre él, mirándole a los ojos.

—¿Sabes que tienes un corte de más de treinta centímetros en el torso?

—No es lo único grande que tengo.

Por primera vez en días, el calor que siento en mi cuerpo no tiene nada que ver con mis poderes. Siento mis mejillas encenderse del mismo color que mi pelo.

—Estás muy tierna cuando te sonrojas —admite, sonriendo con esa sonrisa pícara que tanto me gusta.

—¿Tienes fiebre, verdad? —le pongo la mano sobre la frente para tomarle la temperatura, pero Zoro aprovecha y, en un rápido movimiento, me tumba sobre él.

—Mucho mejor.

—Te vas a abrir la herida —protesto, intentando levantarme.

—¿Esto es soportable para ti? —me mira fijamente a los ojos, buscando algún signo de incomodidad.

Es soportable. Más que soportable. No tiene sentido porque ayer mismo sufrí un ataque de pánico cuando aquel pobre pirata se me cayó encima. Pero le quiero cerca. Tan cerca como sea posible. Casi le pierdo y ese miedo me va a seguir cada día durante esta loca aventura que vivimos con Luffy en busca del One Piece.

—Sí, lo es —suspiro cuando su mano me acaricia la mejilla—. Tenía miedo, Zoro.

—Lo siento, Hana... Debí escuchar lo que tenías que decir.

—Ambos sabemos que no te habría detenido.

—No. Pero habría tenido algo más por lo que luchar.

El corazón galopa en mi pecho. Una razón más para luchar. Es genial saber que a alguien le importas tanto. Su mano sigue en mi mejilla, acariciando lentamente mi pómulo. Cierro los ojos, abrazando este momento, grabando a fuego cada segundo en mi memoria. Ojalá pudiera sustituir los malos recuerdos por momentos como este. Borrar mi pasado y llenarlo de estos pequeños y dulces momentos que colman mi corazón de alegría.

Pero mi pasado nunca me va a abandonar, y tengo que hacerme a la idea.

—Dilo otra vez.

Sus palabras susurradas me recorren la piel, erizando cada vello del cuerpo.

—¿El qué? —pregunto, haciéndome un poco la tonta.

—Sabes perfectamente el qué —susurra otra vez, sus labios rozando los míos al hablar.