Written in my soul - Roronoa Zoro (OPLA) [REVISADO]

#15. Mihawk

Advertencia: Hana tiene un ataque de pánico. 

Justo cuando pensaba que habíamos terminado de fregar todos los platos, Luffy entra con un carrito lleno de docenas de platos sucios más.

—Tienes que estar de broma —me llevo las manos a la cabeza y gruño desesperadamente.

—Solo un poco más, Hana.

—¡Chicos de las tareas! —dice Sanji desde un rincón, jugando con su mechero—. ¿Cómo van esos platos?

—Parece que nunca se acaban —responde Luffy, cogiendo montones de platos y dejándolos junto al fregadero.

—El viejo es una joya.

—Será algo común en este sitio —murmuro para mí misma.

—¿Te arrepientes de darle un pagaré? —Sanji parece decidido a trabar conversación con nosotros. Ahora me siento un poco mal por robarle su dinero. Solo un poco.

—No me arrepiento de nada —responde Luffy, con su aire inocente de siempre —¿Por qué mirar atrás?

—No estaríamos fregando platos si no lo hubieras hecho.

—Eso es una suerte. Cada vez que miro hacia delante, solo veo el pasado.

Las palabras de Sanji me hacen pensar. Cada vez que pienso en el futuro, me ocurre lo mismo. No veo un futuro en el que pueda abrazar a la gente libremente. No veo un futuro en el que pueda abrazar a los demás. Abracé a Nami aquella noche en la mansión de Kaya porque ella lo necesitaba, pero no he podido volver a hacerlo. Ni siquiera le he dado la mano a Usopp. Puedo tocar a Zoro, sí, pero si él intenta tocar algo que no sea mi mano empiezo a temblar.

¿Cómo voy a tener un futuro si no puedo dejar atrás ese miedo?

—¿Cuánto hace que eres camarero? —pregunta Luffy, sacándome de mis pensamientos.

—Soy cocinero —responde Sanji, claramente ofendido por la equivocación—. El mejor del East Blue. Aunque da igual. Mientras el viejo esté al mando, estoy vetado.

—Tu plato estaba increíble.

—Oh, sí —añado, dejando de fregar y mirando al chef—. El mejor plato del mundo.

—¿El sautée de atún elefante? —cuestiona sorprendido. Parece que Sanji contaba con que ese plato hubiera acabado en la basura.

—Sí.

—¿Lo probasteis?

—Sí, claro que sí —afirmo quitándome el delantal.

Luffy se acerca a Sanji y yo le sigo. Más que nada, porque si no terminamos las tareas y el dueño nos riñe, siempre puedo echarle la culpa a Sanji.

—Tenía que probarlo. Estaba aún mejor que la comida de aquí —añade Luffy, subiéndole un poco el ego al pobre y triste cocinero.

—Como camarero das pena, pero como cocinero no tienes rival.