10 - Viernes.

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Sana y Mina eran un dúo incondicional pero desastroso. Ambas japonesas eran adolescentes rebeldes sin ningún tipo de control, a Mina sus padres no le daban mucha atención y Sana ni siquiera tenía quién se preocupara por ella, así que era bastante simple para ambas escaparse por ahí y por supuesto, beber alcohol o fumar marihuana sin ningún problema, y era exactamente lo que harían esa tarde.

Fueron a un market dónde Mina conocía al encargado y éste siempre les vendía alcohol sin necesidad de identificación ya que estaba enamorado de la pelinegra.. y ella se aprovechaba de eso a toda costa. Consiguieron un pack de cervezas y se encaminaron al estacionamiento de McDonalds, sentándose en la carga de la camioneta para empezar a fumar. La sensación de estar fumadas era divertida, solían reírse mucho y hablar sin sentido por horas, eso acompañado del alcohol las dejaba completamente en otro universo.

Claramente todo lo que estaban haciendo, estaba mal. Pero no les interesaba para nada, simplemente se tiraban y miraban las estrellas mientras hablaban de sus vidas o cosas triviales.

—¿No te parece algo tan fenomenal y a la vez extraño el cielo lleno de estrellas?.—Sana preguntó, observando como los puntos brillantes en el cielo parpadeaban.

—¿Qué quieres decir?.—Respondió Mina arrastrando las palabras. —Extraño me parece ver cómo el mundo va girando y seguimos aquí, intactas.

—Mierda, Mina, nunca había pensado en eso, ahora lo siento moverse. —Se quejó la castaña, Mina rió. —¿Nunca has pensado en que la luna se ve muy pequeña desde aquí pero a la vez es tan enorme al punto de alumbrar la ciudad en las noches?

—Dios, estamos muy drogadas. —Soltó una carcajada la pelinegra, deteniéndose cuando sintió otra risa acompañarla.. aunque no era a ella a quién lo hacía, frunció el ceño y reconoció la risa al instante. —¿Esa no es la risa de Dahyun?. —Le preguntó a su amiga quién confundida la miró, intentando oír lo mismo que su amiga. Otra vez aquella risa femenina se escuchó, Sana se sentó rápidamente buscando el origen de esa voz.

—¡Si! Es Dahyun, mira. —Señaló a un par de autos de distancia, la menor estaba apunto de subir al automovil del chico que la acompañaba. —Que lindo su vestido. —Comentó anonada al ver el vestido floreado que llevaba, su sonrisa acompañaba todo su esplendor, sintió celos de no poder ser ella quién le dijera lo linda que se veía esa noche. —Iré a saludar.

—¿Qué?.—Preguntó Mina confundida cuando su amiga comenzó a bajarse de la camioneta casi arrastrándose. —No, Sana, estás muy ebria. —Rió Mina intentando detenerla mientras bajaba detrás de ella. —Ella está con un chico Sana, no la avergüences. —Volvió a decir Mina y fue lo último que la castaña escuchó antes de llegar al auto y frenar la puerta que Dahyun estaba apunto de cerrar.

La menor miró aterrorizada a lo que acababa de frenar su puerta, creyendo que se trataba de algún ladrón o peor, hasta que su semblante cambió de asustada a preocupada en segundos, cuando vio a Sana apenas manteniéndose de pie frente a ella.

—¿S..ana? ¿Qué haces aquí?.—Preguntó extrañada, vio detrás de ella a Mina recostada por la camioneta fumando, confundida salió del auto y se paró frente a ella.

—Hey, Sana. ¿Cómo va?.—Saludó el chico desde el auto, claro que conocía a Sana, todos en la secundaria lo hacían.

—Sólo te vi pasar y quise saludar. —Respondió, arrastrando más cada palabra de lo que creía. —Me gusta mucho como estás vestida hoy. —Halagó, completamente seria y sincera, Dahyun se estremeció al ver sus ojos que se encontraban con un rojo caracteristico que conocía a la perfección.

—Mierda.. —Murmuro, tomó los hombros de Sana y la alejó de la vista de Eunwoo. —Eun, ¿Me esperas un segundo?

—Claro, no hay problema. —Respondió amable, permaneciendo en el auto.

Otoño / SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora