23 - Nueva vida.

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—Woah, es hermoso. —Exclamó Mina apenas entró al nuevo departamento, no era ni muy grande ni muy pequeño, era de un tamaño perfecto para una joven soltera de 23 años.

Si.

23 años.

Seis años pasaron desde la última vez que vio a Dahyun.

Le parecía una locura como era una adolescente cuando fue la última vez que la besó y ahora era toda una adulta, independizandose y valiéndose por sí misma, por primera vez. Consiguió trabajo en varios desfiles, así como también tenía un estudio de Danza que compartía con Mina en donde daban clases, se podría decir que vivía de su propia vocación y era muy feliz con eso.

—¿Ves? Siento que mientras más lo decore a mi manera, más acogedor quedará, estoy muy feliz de tener mi propio espacio. —Admitió tirándose en su sofá, Mina sonrió y se acercó al desayunador, mirando todo lo que la mayor tenía con curiosidad. —¿Cenamos? Tengo ramen.

—¡Claro! ¿Tienes pava electrica?.—Preguntó observando alrededor y recibió una mirada bastante seria por parte de su amiga. —¿Qué?

—Acabo de mudarme. —Respondió obvia haciendo soltar una carcajada a su amiga.

—Entonces ya sé que regalarte para navidad.. y tu cumpleaños. —Dijo haciendo una nota mental.

Ambas prepararon la cena, y se sentaron en el sofá frente al televisor a oscuras, solo con la luz del aparato y la calle, ya que detrás de ellas, el departamento contaba con una ventana lo suficientemente grande como para ver la avenida sobre la que estaba ubicada.

—Escuché unos rumores del vestidor. —Soltó Mina de la nada. —Es sobre una de nuestras bailarinas. —Sana amplió los ojos interesada.

—¿Quién? ¿Qué escuchaste?.—Preguntó animada, Mina sonrió maliciosa.—Ryujin está embarazada.—Intentó adivinar y su amiga la miró decepcionada.

—¡Por Dios! Claro que no, ¿No sabes reconocer a una lesbiana cuando la ves? ¿De quién podría estar embarazada?. —Exclamó exaltada, Sana giró los ojos.

—Si María pudo, ¿Por qué ella no?.—Respondió con obviedad, Mina rió.

—No es sobre Ryujin. —Declaró. —Es Jihyo.

—¿Qué tiene Jihyo?.—Preguntó ansiosa.—¡Deja de dar vueltas!

—Tiene que ver contigo.—Continuó con el suspenso, dando la pista más obvia pero Sana aún no captaba a donde iba la conversación ni con el tono malicioso de Mina.

—¿Yo qué?.—Dijo tomando su sopa tranquilamente, Mina levantó una ceja sugestiva. —Oh, me odia, ya lo sé, yo también a ella.. es muy competitiva y habla mucho, todo el tiempo intenta que le enseñe cosas que ya sabe, es agotador. —Respondió desganada, escuchó el suspiro frustrado de su amiga y la miró curiosa. —¿Qué? ¿No era eso?

—Tú sí que eres muy lenta ¿eh?.—Rió resignada.—¡Le gustas, idiota!

—¿Qué? Nah, para nada, es hetero, cien por ciento seguro.—Descartó rápidamente.

—¡Lo escuché! Sus amigas murmuraban sobre lo linda que eres y ella respondió que ni se les ocurra acercarse a ti ¡Porque ya te tiene en la mira hace tiempo!, quería gritar apenas escuché eso.—Dijo emocionada, pero a Sana no le generaba nada, ni siquiera una pequeña risa.

—No es mi tipo.—Se encogió de hombros y la barbilla de Mina cayó, incrédula.

—Tienes que estar bromeando. —Exclamó indignada. —Es demasiado hermosa y tiene un cuerpo para morirse.—Sana ladeó la cabeza insegura. —No tienes que casarte con ella, pero al menos intenta activar tu vida sexual.—Animó, no hubo respuestas de su amiga. —Sana, ya pasaron seis años.

Otoño / SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora