21 - Consecuencias.

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A duras penas aquella noche de enero lograron convencer a los padres de Dahyun de usar el auto, Sana estaba arreglándose felizmente en su habitación, la noche se sentía como si estuviera a punto de tener una cita y nada podía emocionarle más.

Escuchó dos golpes en su puerta y sabía que esa era la señal de Dahyun, abrió y se encantó de solo ver su presencia, estaba más hermosa que de costumbre, sus mejillas se sonrojaron al verla y sintió su corazón latir rápidamente al mirar los ojos de la de tez pálida, la miraba con tanto amor que por primera vez en toda su vida pudo sentir lo que significaba ser amada.

Salieron de la casa y justo antes de subir al auto, Dahyun abrió la puerta del asiento acompañante, para que la mayor entrara, ella sonrió ampliamente y subió, todo parecía exactamente a un cuento de hadas. La coreana subió al asiento de conductor, arrancando el auto y conduciendo por las calles, pensaba llevar a Sana a buscar para cenar y quedarse comiendo en el auto mientras escuchaban música.

—Eres hermosa. —Murmuró tímida la japonesa mientras veía el perfil perfecto de Dahyun mientras conducía, la manera en la que entreabrió los labios concentrada debido que estaba estacionando y luego sonrió a su comentario, hizo que su corazón se atragantara en su garganta.

—Tú lo eres. —Admitió. —Ésta noche incluso pareces irreal de lo hermosa que eres.—Sana soltó una risa nerviosa antes que fueran interrumpidas por la persona del automac que las iba atender.

Luego de elegir su cena se trasladaron a un lugar aislado, donde podían ver perfectamente las autopistas y la ciudad, sin bajar del auto debido al frío, se acompañaron una a la otra mientras cenaban.

—¿No te parece loco que después de tantos años siendo amigas ahora estemos juntas en una cita?.— Preguntó Dahyun, Sana asintió frenéticamente.

—Las cosas se dieron de forma extraordinaria, y estoy muy feliz de que haya sido así. —Admitió.—Siempre pensé en que las cosas con la persona que elija tendrían que ser especiales, pero contigo, fueron más que eso.. aprendí a lo que se siente amar y ser amada.—Las mejillas de Dahyun estaban completamente rojas, y fue por esas palabras que decidió tomar una decisión impulsiva.

—¿Quieres ser mi novia?.—Preguntó de la nada, Sana se atragantó con su saliva, comenzando a toser. —Mierda, ¿Estás bien?.—La mayor asintió y comenzó a soplar su rostro con su mano, intentando reducir el calor que de repente comenzó a sentir.

—Yo.. ¿Lo dices en serio?.—Volvió a preguntar insegura.

—S-i..si. Digo, si quieres, no te sientas presionad..—Fue interrumpida cuando Sana tomó su rostro y la besó.

—Si.. si, obvio que quiero. —Respondió con los ojos cristalizados, era tan especial para ella que Dahyun haya dado el primer paso a lo que sería su nuevo noviazgo oficial.

—Entonces.. mi novia. —Suspiró Dahyun volviendo a besarla, se quitó el cinturón, dejó la comida en el asiento de atrás y se subió encima de Sana, besándola con pasión y emoción, si le hubieran dicho hace unas semanas atrás cuando ella creía que estaba todo perdido con su gran amor que ahora por fin son novias, no se lo hubiera creído para nada.

Ciertamente nunca creyó que encontraría un amor tan fuerte, uno con el que se siente segura y en paz, Sana era la única persona que podía hacerla sentir en casa, con esperanza y con amor, traía todo lo bueno que jamás se imaginó tener.

—Somos novias.. por fin. —Murmuró Sana sobre sus labios. Ella no podía creerlo, su mejor amiga se volvió su novia luego de pasar toda su vida juntas, conocía a Dahyun de pies a cabeza, con lujo de detalles, pero conocerla como su pareja era una nueva etapa que sentía que no conocía y estaba más que lista para vivir.

Ambas volvieron a su hogar más que felices por lo que había pasado, oficializar era un paso enorme y sabían que nada de lo que podría venir sería fácil pero el tenerse una a la otra podía mejorarlo todo.

O bueno, al menos eso creían.

Apenas pisaron la casa de los Kim's algo en el aire pareció cambiar, su madre las estaba esperando en el sofá, con los brazos cruzados, Dahyun se preocupó, Sana creyó que sólo estaba nerviosa porque ambas llegaran ya que era tarde, y definitivamente, la señora Kim lo hizo parecer así, pero sólo ante los ojos de Sana, ya que apenas la mayor subió a su habitación, la coreana fue retenida por su madre sin que ella se diera cuenta.

—No te das una idea de lo decepcionada que estoy de ti. —Murmuró con desprecio en la cocina de la silenciosa casa.

—¿Qu-é?.—Tartamudeó nerviosa la menor, su madre cubrió su rostro con una mano y suspiró frustrada.

—¡No me tomes de idiota, Dahyun! Sabes que hace tiempo vengo sospechando que estás enamorada pero jamás imaginé que sería de una chica, ¡Una chica que está apunto de ser legalmente tu hermana!. —Escupió con rencor.—De haberlo sabido, Sana jamás hubiera pisado ésta casa.

—¿De qué hablas, mamá?.—Preguntó nerviosa y alterada.

—¿Crees que no noté tu actitud cada vez que estás cerca de ella? Te vi anoche ir a su habitación y dormir abrazada a ella, eso sería normal si tan sólo fueras buena disimulando ¡Pero no lo eres! y es asqueroso. —Se quejó, caminaba de un lado a otro enfurecida, Dahyun no sabía qué decir. —¿Sabes qué haremos? Buscaré un lugar de acogida para Sana, no soportaré a unas malditas lesbianas bajo mi techo. —Dahyun negó rápidamente con lágrimas en los ojos.

—¡No! Sana no sabe de mis sentimientos hacia ella, mamá. —Mintió de manera impulsiva, sabía que estaba en un hoyo y no quería hundir a la japonesa con ella. —Me odiará si lo sabe, ella.. desprecia este tipo de actitudes, no me lo perdonará jamás.

—¿Me estás diciendo que tú, mi hija, eres la depravada?.—Preguntó incrédula.—¡Dios! Sabia que habia algo malo en ti, ¿En que fallé?.—Comenzó a llorar desesperadamente.

—Mamá.. mamá por favor, calmate, los despertarás.—Pidió intentando acercarse a ella pero la mujer se zafó.

—Te irás de ésta casa. —Ordenó. —No soy tan despiadada de dejar a mi hija en la calle pero sí, quiero que tengas algo muy claro, Dahyun. —La señaló, la menor estaba helada, no sabía nada de lo que venía.—Volverás a Corea, te quedarás allí y la única manera en la que tu vas a poder ser libre, tanto como para volver a japón o independizarte de la casa de los Kim, tendrás que casarte. —Exclamó decidida.—No avergonzarás a ésta familia con tus deseos asquerosos, buscaremos a un hombre coreano, de buena familia y cuando reflexiones sobre éstas actitudes, recién podrás.. tomar tus propias decisiones, cuando nos aseguremos que borraste éstas ideas absurdas.

—No.. no puedes hacerme esto.—Rogó.—Tengo toda una vida aquí.

—Lo hubieras pensado antes. —De sus palabras solo se podía sentir el inmenso desprecio.—Ésto queda entre nosotras, ni tu padre, ni nadie de la familia tiene que saberlo, apenas me entere que alguien en Corea descubre tu asqueroso secreto, las cosas serán peores Dahyun.—Le advirtió, secó sus lágrimas y se encaminó a su habitación, pero antes, dejó una advertencia más.—Cuando pises corea no tendrás ningún tipo de contacto con Sana, y si lo tienes, también me enteraré. Mañana mismo te irás de Japón, arregla tus cosas.

La mujer la dejó en aquella soledad donde la menor se desbordó y comenzó a llorar desconsoladamente, no podía creer que cuando creía ser finalmente feliz todo se desmoronaba de esa manera, no sabía qué hacer, estaba desesperada, la idea de no volver a tener contacto con Sana la destruía por completo.

Otoño / SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora