Diversos "Especies" La alianza de la flor de fuego

Capítulo 14. Amenazas.

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El timbre sonaba incesante y la mucama se apresuró a abrir la puerta. Emma se desperezó, estiró sus brazos y bostezó, se había despertado por el sonido. Se quedó sentada un momento recargada sobre sus manos, su cabello negro enmarañado caía sobre su lado derecho. Llevó su mano hacia su mejilla y la deslizó por su cabeza. Se levantó, se puso sus pantuflas, tomó su celular y miró la hora: 7:30 am. 

—¡Abuelo! —Saludó al bajar trotando las escaleras.

—¡Mi querida niña! —Thomas respondió el cariñoso saludo.

—Me alegra mucho verte, ¿Has venido a ver a mi padre?

—¡He, sí! —se rascó la cabeza con el dedo índice.

—Él salió muy temprano junto con mi madre, ¿Quieres desayunar mientras los esperas?

—Tengo una mejor idea, ve a vestirte, ponte linda. Debo ver a un amigo y me gustaría que fueras conmigo.

—Avisaré a mis padres. —miró su móvil en su mano.

—No pierdas tiempo, yo les avisaré ahora —sacó su teléfono—, tú sólo ve a cambiarte, dispongo de poco tiempo.

—De acuerdo, enseguida estaré lista. —Dejó su teléfono en la mesa.

Emma corrió a su habitación, vio el tarro de la sustancia que Valyria había preparado para ella, le dio un poco de asco al sentir la viscosidad y lo trago rápidamente. Se puso un vestido blanco de seda y de doble tela. La tela de arriba era ligera y se movía libremente a cada paso que ella daba, dio una vuelta y la tela se movió hacia su misma dirección haciéndose más ancha. Optó por unos zapatos de piso ligeros, que combinaban con el vestido y dejó su cabello suelto.

—Te ves preciosa —dijo Thomas al verla bajar las escaleras—, tienes los mismo hermosos ojos que tu abuela.

—¡Gracias, abuelo! —sonrió. Notó el triste rostro de Thomas y sintió pena por él.

—¿Nos vamos?

—Sí, estoy lista, vamos. —su instinto la hizo mirar hacia la mesa. Recordó que debía tomar algo de ella, pero no vio nada, por lo tanto, se quedó con la sensación de olvidar algo. Sin embargo, lo dejo pasar y salió de la casa con Thomas.

—Aún recuerdo a tus padres cuando se comprometieron. —dijo Thomas sin desviar su mirada de la carretera.

—Escuché que ustedes y los padres de mi madre arreglaron el matrimonio.

—Es muy cierto, y salió muy bien para ellos, se enamoraron rápidamente, y ahora son muy felices juntos.

—Sí —sonrió—, no soportan estar lejos el uno del otro.

—A quién vamos a ver es un buen colega mío y de tu abuela, él tiene un hijo, quiero que lo conozcas. Ya he hablado con él acerca de ti y hemos decidido casarte con él.

—¡Ah! ¿Qué?

—Ya lo dijiste, para tus padres salió de maravilla, ¿Por qué sería diferente contigo?

—Abuelo, espera, ¿Por eso me invitaste a venir contigo? —dijo sorprendida.

—Ya está todo listo, sólo deben conocerte hoy.

—No, abuelo, espera, esto no está bien —pensó de inmediato en Xules—. Lo siento, por favor regresa. Llamaré a mi padre —comenzó a buscar su teléfono—. ¿Dónde está? No lo tengo, ¿por favor podrías préstame el tuyo?