"𝖯𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗌𝗈𝗒 𝗌𝗎𝖿𝗂𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝖾𝗅𝗅𝖺, 𝗃𝗈𝖽𝖾𝗋, 𝖾𝗌𝗍𝖺 𝗍𝗈𝗍𝖺𝗅𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖿𝗎𝖾𝗋𝖺 𝖽𝖾 𝗆𝗂 𝖺𝗅𝖼𝖺𝗇𝖼𝖾"
-𝖩𝖩 Maybank.
Kat Routledge y JJ Maybank siempre habían tenido un vínculo especial. La chica siempre ha...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
chapter three the sewer
☆★☆
A la mañana siguiente, me desperté a causa de unas voces que venían de fuera de la habitación. Tan solo se escuchaban pequeños murmullos, que suponía que eran de Pope y Kie.
Mi mejilla estaba pegada al pecho del rubio con el que había dormido. Uno de sus brazos me rodeaba la cintura y el otro colgaba de su hombro mirando al suelo.
Incorporé mi cabeza para mirarle. Él dormía plácidamente como un niño inocente que no haría daño a nadie. Su respiración era tan tranquila que me tranquilizaba hasta a mi. Y en ese momento de paz, éramos él y yo.
Sin que se enterase, le di un beso en la mejilla, a un milímetro de su boca y rozando la comisura de sus labios. Agaché un poco más la cabeza, dejándola donde la tenía antes y le di otro beso en el pecho. Luego subí mi cabeza un poco más, llegando a su cuello, donde dejé otro pico, esta vez dejando mi cabeza ahí y haciéndole caricias con mi nariz.
JJ gruñó levemente con placer. Aparté mi cara de su cuello para mirarle y pude ver como sus ojos se abrían lentamente. Era tan guapo.
—Mhmm... Hola, Kitty-Kat.
—Buenos días, J.
Nos sonreímos mutuamente y nos quedamos mirándonos unos segundos.
Su brazo reposado en mi cintura bajó unos centímetros hasta llegar al final de mi camiseta (la cual, en realidad, era suya) y metió la mano por debajo, subiéndola lentamente y acariciándome la espalda.
Gruñí de placer volviendo a caer rendida en su pecho. Él siguió con sus caricias unos minutos más, los dos en silencio.
—¿Estás mejor?
Asentí lentamente, aún apoyada en su pecho.
—Mucho mejor.
Incorporó levemente su cabeza y dejó un beso en mi pelo.
—Oye, ayer, después de que te fueras... Pope y Kie dijeron que irían a buscar la pistola a las alcantarillas—dijo con delicadeza, casi susurrando—Para, ya sabes, tener más pruebas sobre Rafe y Ward y limpiar el nombre de John B.
Alejé mi cabeza de su pecho y la puse a centímetros de la suya. Él, por otro lado, paró de hacer caricias con su mano en mi espalda.
—¿Les dijiste que ibas a ir con ellos?
—Bueno, sí...—asintió—Pero les dije que tu también irías, que iríamos todos. Si no quieres ir o algo nos podemos quedar aquí.
—¿Tu y yo?—pegunté mirándole intensamente.
Él tragó saliva fuerte.
—Sí, claro... Osea, solo si quieres. Si no, puedo ir con ellos.
—¿Y que quieres hacer aquí, J?—pregunté lentamente—Aquí solos, los dos, toda la mañana...
