"𝖯𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗌𝗈𝗒 𝗌𝗎𝖿𝗂𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝖾𝗅𝗅𝖺, 𝗃𝗈𝖽𝖾𝗋, 𝖾𝗌𝗍𝖺 𝗍𝗈𝗍𝖺𝗅𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖿𝗎𝖾𝗋𝖺 𝖽𝖾 𝗆𝗂 𝖺𝗅𝖼𝖺𝗇𝖼𝖾"
-𝖩𝖩 Maybank.
Kat Routledge y JJ Maybank siempre habían tenido un vínculo especial. La chica siempre ha...
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chapter seven to going full kook
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Narra Kat:
—¿Os importa si me lo tomo con calma?—decía JJ—Ha sido un día muy largo y han pasado tela de cosas raras. Voy a echarme. Pope, ¿Quieres una calada?
—Prefiero mantenerme despejado—le dijo Pope.
—Tío, tu problema es que no te dejas llevar, si te dejaras llevar...—empezó JJ.
—Escuchad—le interrumpió mi hermano—Se que me equivoqué con lo del faro. Y... Con casi todo lo demás pero, tenía razón en una cosa: mi padre intenta decirme algo.
Yo suspiré y me apoyé en la ventana, sintiendo la mirada de cierto rubio a mis espaldas.
Al final, resultó que mi hermano nos había llevado al puñetero cementerio, a sinceramente ni puta idea. Cada vez se le iba más la pinza. Pero solo esperaba que se le pasara pronto, porque, aunque me cuesta admitirlo, estar hablando sobre papá todo el día y oír como él verdaderamente cree que está vivo... Duele. Duele mucho.
En fin, que llegamos al cementerio, y ya era de noche, por lo que tuvimos que coger unas linternas y faroles para ver algo. Porque no se veía una mierda.
—Este sitio da miedo—dijo Kie—¿Que hacemos aquí?
Eso digo yo.
—¿Sabéis cuando intentáis acordaros de una canción pero no recordáis quien la canta?—empezó mi hermano.
—Sí.
—Redfield. Todo el tiempo he pensado que era un sitio, pero no es un lugar...—dijo caminando hasta la tumba de alguien—Es una persona.
Hostia puta.
Se ha vuelto loco.
En la tumba se veía claramente grabado el apellido Redfield.
—Hay que joderse—dijo JJ.
—Era mi tatarabuela, Olivia... Redfield. Su apellido de soltera.
Todos le mirábamos asombrados.
—Ayudadme con la puerta, venga.
Los tres chicos empezaron a hacer fuerza para abrirla cuando de pronto salió una serpiente de dentro.
Una maldita serpiente.
Todos se giraron asustados.
Y JJ... Bueno, actuó modo JJ.
—¡Ala, pedazo bicho! ¡Nuestra querida boca de algodón! ¡La muerte en la hierba alta!—decía el rubio.
Y así de la nada empezó a ladrarle a la serpiente.
