"𝖯𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗌𝗈𝗒 𝗌𝗎𝖿𝗂𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝖾𝗅𝗅𝖺, 𝗃𝗈𝖽𝖾𝗋, 𝖾𝗌𝗍𝖺 𝗍𝗈𝗍𝖺𝗅𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖿𝗎𝖾𝗋𝖺 𝖽𝖾 𝗆𝗂 𝖺𝗅𝖼𝖺𝗇𝖼𝖾"
-𝖩𝖩 Maybank.
Kat Routledge y JJ Maybank siempre habían tenido un vínculo especial. La chica siempre ha...
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chapter eight justice
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Narra Kat:
De repente, mi móvil sonó en el bolsillo, sacándome esa sonrisa boba de la cara. Era Guffy, el que le vendía el marisco a Heyward y tenía la empresa que limpiaba los barcos de los Kooks, en la cual trabajaba a veces JJ en verano. Me extrañó mucho que me llamase a mí.
Fruncí el ceño y contesté.
—¿Guffy?
Me empezó a contar que Heyward había tenido un accidente y que Pope no le contestaba al teléfono, así que quería que le avisara lo antes posible.
Preocupada, se lo resumí a JJ rápidamente y ambos corrimos a buscar a Pope, a quien encontramos en la caseta de las tablas de surf abrazado a Kie.
—¡Pope!—llamaba JJ.
El chico se separó de Kie y se giró para mirarle, confundido.
—Acaba de llamar Guffy—le dijo—Le ha pasado algo a tu padre.
—¿Qué?
Con muecas de preocupación, los cuatro empezamos a correr para ir a ver a Heyward lo antes posible, no sin antes pegar un grito para que se enterasen John B y Sarah y nos acompañasen.
Llegamos a Heyward's y yo me ofrecí inmediatamente para curarle las heridas a Heyward. Lo hacía con cuidado mientras los demás observaban algo preocupados. Tras intentar poner la última tirita, Heyward hizo una mueca.
—Perdón—me disculpé, intentando ir con más cuidado.
—No, no te preocupes, lo haces perfectamente—me aseguró. Terminé de ponérsela y me dio una de sus sonrisas—Gracias, cariño.
—Papá, ¿Qué ha pasado?
—Tendría que habérmelo olido—confesó—Ha venido cuándo estaba a punto de cerrar. Me ha pillado por sorpresa, me ha pillado y me ha puesto la rodilla en el pecho—explicaba él, mientras yo me movía para sentarme con Kie y Sarah—Y me ha preguntado por esa... Esa... Esa llave. La del dibujo que me enseñaste.
Nos miramos entre nosotros,
—Y por si os lo estáis preguntando, no le he dicho nada.
Le sonreí sincera cuándo me miró y negó con la cabeza, sonriendo también.
—¿Qué? ¿Fuiste a buscarla?—le preguntó a su hijo.
Pope rebuscó en el bolsillo y sacó la dichosa llave. Heyward la tomó y la analizó.
—La encontré en el piso de Mee-Maw encima de la farmacia, tal y como me dijiste.
—Joder, tendrías que habérmela dado, así no me hubiera comido esa paliza—se quejó Heyward—¿Y porqué tanto revuelo? No vale nada, ¿Porqué están tan empeñados?
