Chuea

Capítulo 1

-Malditamente correcto- Krist gritó.

Nadie lo oyó. El rugido de la multitud era ensordecedor al final de la canción que ponía el cierre al concierto. El corazón se aceleraba y la sangre bombeaba cuando Krist se puso de pie. La multitud en la mitad del frente del estadio estaba iluminada por una brillante luz blanca y dorada, permitiendo que el mar de caras que gritaban se vieran como una gigante irritante masa. Gritos de adoración solo para Orot Sawan. ¡Jodidamente amaba eso!

Sonriendo como idiota, Krist rodeó la batería y siguió la falda de la chaqueta borgoña de Khao mientras el teclista descendía de su plataforma compartida para bajar al escenario principal. Alcanzó a Khao justo en el escalón inferior y le pasó el brazo por los hombros.

Khao le sonrió y pasó su brazo por la cintura de Krist. Su pelo estaba húmedo y pegado a sus ruborizadas mejillas. Ambos llegaron al frente con sus compañeros de banda. Llegaron junto a Perth, que estaba de pie con vaqueros desgarrados y una brillante camisa verde, mientras saludaba a la multitud que rugía en la arena.  Con gafas oscuras First estaba a la derecha del escenario sin su guitarra, con su camisa abierta, levantando una mano para saludar. Judo se aproximó desde el otro lado del escenario, sin camisa y con el torso brillando por el sudor.

Krist levantó sus brazos de alrededor de Khao y lanzó a la multitud las baquetas de la batería que llevaba con él, esperando, como siempre, no golpear en la cabeza o en el ojo de alguien. Enderezándose, levantó ambas manos hacia la multitud, amaba las olas de admiración y la evidente emoción de los gritos de la multitud.

Hombre, ¡él amaba esto! Nunca envejecería para esto. Mucha de la mierda acerca de ser una estrella de rock era realmente algo incómodo pero al estar arriba del escenario valí la pena. Ahí estaban todos juntos; frente a un público, que te conocía, conocía tu música y te amaban, quienes estaban de pie cantando y bailando durante dos horas porque la  música seguía bombeando y no les molestaba que sus pies les dolieran o que sus gargantas estuvieran secas.

Después de algunos minutos de saludos, Judo caminó fuera del escenario, seguido por Perth, entonces Krist, con Khao y First al final. Ellos pasaron de la fuerte luz a la relativa oscuridad. Una chica llamada Thanya esperaba fuera del escenario con una toalla para cada uno. Krist tomó una y la usó para secarse el pelo y la parte de atrás del cuello. Su camiseta de tirantes había absorbido toda la humedad durante la primera hora, así que estaba empapada. Los holgados vaqueros que prefería usar cuando actuaba no estaban mucho mejor y él prácticamente podía sentir sus calcetines empapados dentro de sus botas.

Fay, la asistente principal de su manager, se encontró con ellos en el pasillo y dirigió a la banda a un área no muy lejos del escenario, donde unos pocos adolescentes los esperaban. Los chicos estaban ruborizados, sudados y con expresión de agotamiento. Una de las chicas estaba sentada en una de las sillas con sus brazos alrededor de su cintura, claramente con dolor.

Perth se dirigió directo hacia ella y se arrodilló delante.

-Hey, cariño. ¿Estás bien?

Sus grandes ojos castaños se abrieron más cuando el cantante cogió sus manos entre las suyas y le sonrió. Perth era muy bueno en eso. Incluso aunque él no se sentía particularmente bien esa noche. Él siempre tenía un ojo en sus fans. Esa pequeña chiva estaba en las filas del frente y había sido aplastada a inicio del concierto. Perth había enviado a que la sacaran y había preguntado por ella durante la actuación.

La chica, que no podía tener más de dieciséis años, si acaso, tenía una deliciosa sonrisa que borraba el dolor de su cara.

Seguro de que la chica estaba bien, Krist se giró hacia uno de los chicos que estaban al lado de ella y le extendió la mano.