Especial: Astuto truco espectral

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Krist metió otro trozo de chocolate en la boca, aplastó el fino aluminio y el papel en el que estaba envuelto y lo tiró al asiento del pasajero al lado de la bolsa.

Una tontería, en realidad, quería comprar caramelos. No era como si fueran a conseguir truco o trato mañana por la noche. Tomó un buen minuto aproximadamente el conducir por la calle cubierta de árboles a la puerta delantera; no podía imaginarse trepar eso disfrazado.

Por lo que había oído, la mayoría de los chicos se reunían en uno de los clubs de campo donde se celebraba una gran fiesta. Así que, era tonto tener caramelos pero... mientras comía otro chocolate.

Bueno, probablemente debería compartirlos con Gawin. Y lo haría. Tan pronto como llegara a casa.

Golpeó el botón del pequeño chisme sujeto al parasol sobre su cabeza y se tragó el chocolate de camino a la entrada. Las sombras de los árboles que rodeaban la casa de dos pisos hacían que la pintura exterior pareciera grisácea y el verde negro. Estaba lo suficientemente oscuro como para que la sensible luz de las huellas a lo largo del camino se estuvieran desvaneciendo.

La luz del porche también estaba encendida y Krist sonrió ante el tono naranja debido a la llamativa sombra de la calabaza que le había puesto. Tenía unas reales para tallar en el maletero de su Mustang¹  pero también le gustaba el espantoso en la luz.

Aparcando frente al garaje cerrado, agarró la bolsa con las chocolatinas, tartas dulces y bolas agrías, luego sacó las calabazas del maletero. Bueno, al menos una de ellas. Bolsas y la primera gran calabaza llenaron sus brazos, así que tendría que hacer un segundo viaje.

La puerta de la cocina estaba abierta.

-¿Gawin?

No respondió.

Dejó la calabaza y la bolsa de caramelos en la isla que dividía en dos la cocina y salió a buscar la otra calabaza.

-¿Gawin?

Gritó de nuevo, después de colocar la segunda al lado de la primera.

-Aquí arriba.

Ah, el sonido melodioso de la voz de su amante. Debería de acercarse a escucharlo mejor. Se rio de sus propios pensamientos y metió más chocolate en el bolsillo de sus pantalones. Silbando, se dirigió hacia la escalera entre la cocina y la sala de estar.

Un olor extraño lo detuvo en el primer rellano. Frunciendo el ceño, se giró en un círculo lento, olfateando.

Menta y tierra y... algo que él no reconoció. Algo vegetal.

<<¿Huh?>>

Había manchas en la ventana situada en la pared del rellano. Las manchas tenían que ser nuevas. El equipo de limpieza que venía cada dos semanas no habría dejado rayas parduzcas alrededor de los bordes del cristal. Se acercó para ver que parecía que alguien había pintado con los dedos algunos patrones extraños con una ligera capa de barro a lo largo de los bordes del cristal.

Confundido, subió el resto de la escalera y se dirigió hacia el dormitorio.

-Gawin ¿sabes qué pasó con...?- Se congeló. Había estado a punto de preguntar por las manchas pero parecía que había encontrado la causa-. ¿Qué estás haciendo?

Gawin no se giró de donde dibujaba patrones con los dedos en los bordes del cristal de la ventana.

-Colocando protecciones.

-¿Protecciones?

-Mmmm.

Gawin levantó su brazo para deslizar la manga larga de su camisa verde oscuro por su frente, entonces inclinó la cabeza mirando la ventana críticamente.

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