Capítulo 21

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-Jodidos infiernos sangrientos- Gawin maldijo deslizando sus manos entre el pelo de Krist.

Krist difícilmente lo oía, sus ojos estaban cerrados y su lengua trabajaba mientras, extasiado, reconocía el sabor de Gawin. Se apartó y lamió el presemen de la punta, lavando tanto como podía dentro de la ranura antes de bajar el prepucio y así poder recorrer el borde de la cabeza del pene.

Había prestado atención cuando lo habían hecho antes y, aunque no tenía idea de lo que le gustaba a Gawin, levantó la vista y por la tensa expresión en su cara decidió que lo estaba haciendo bien.

Los dedos de Gawin se tensaron en su pelo y entonces todo lo que Krist hacía era mantener la boca abierta y cuidar sus dientes mientras las caderas de Gawin se empujaban lentamente dentro y fuera de su boca, muy cuidadosamente cuando la cabeza del pene se acercaba a la parte de atrás de su garganta. Krist quería decirle que dejara de ser tan cuidadoso pero no estaba seguro de poder tomarlo y, bueno, su boca estaba un poco ocupada en ese momento.

Entonces Gawin se apartó totalmente, ignorando los gemidos de desaprobación de Krist.

-¿Tienes condones a la mano o necesito ir a mi bolsa?

Krist se lamió la saliva de sus labios.

-En el cajón a la derecha, justo ahí.- señaló.

Gawin asintió.

-Bien.- Sus ojos fijos en la lengua de Krist y con un pequeño gruñido, él se inclinó y tomó la boca de Krist en un beso. A continuación, se puso de pie y se dirigió a la mesita de noche-. Me gusta que tu boca sea buena para otras cosas aparte de hablar.

-¡Hey!- Krist protestó, acomodándose en la mitad de la cama-. Eso no es agradable.

Gawin encontró fácilmente los condones y lanzó la botella del lubricante a la cama al lado de Krist.

-No, no lo es.- Hizo una pausa al lado de la cama para mirar fijamente a Krist. Quien se había tomado un momento para colocarse de espaldas en la cama, doblar las rodillas y separarlas. Acariciaba su pene con buen ritmo, en caso de que Gawin hubiera olvidado que estaba ahí. El calor de la mirada de Gawin ante la vista valía cualquier cantidad de bromas-. ¿Estás consciente de lo hermoso que eres?

Ahora, Krist realmente había oído eso un sin número de ocasiones. Él trataba de que no se le fuera a la cabeza. Él pensaba que era un chico con razonablemente buena apariencia, inclinado más hacia un lindo tradicional que a alguien totalmente hermoso. Pero la mirada en los ojos de Gawin y su gruesa voz le decía a Krist que Gawin realmente creía es o.

-Me alegra que lo pienses- Krist contestó poniendo tanta sinceridad como podía en sus palabras.

Gawin inhaló profundamente, sus ojos fijos en los de Krist por un interminable momento. Abrió la boca mientras pensaba en decir algo, pero evidentemente cambió de opinión. Giró su atención en abrir el paquete del condón.

<<¿Qué era lo que iba a decir?>>

Krist quería preguntar pero curiosamente tenía la lengua atada. Cogió el lubricante y vertió un poco en su palma para seguir masturbándose.

Gawin se arrodilló en la cama entre las piernas de Krist y cogió el lubricante de su mano.

-Voy a saborearte después- prometió, tomando algo del líquido entre sus dedos, entonces cerró la tapa y lo lanzó a un lado-. Ahora...- Empujó una de las rodillas de Krist contra su pecho-. Necesito joderte.

-Oh, sí.- Krist gimió, masturbándose más duro mientras Gawin metía un dedo en su agujero. Por qué se sentía tan bien, él no tenía ni idea pero así era. Especialmente cuando Gawin frotaba y encontraba...-¡Mierda!- Se arqueó... ¡eso!

-Te gusta.

-Oh, Dios, sí.

Los dedos salieron y algo más grande entró en su abertura.

-Te gusta más esto.

Algo como un um-n-ah salió de los labios de Krist. No tenía ni idea de si era una palabra, no había un proceso de pensamiento detrás de eso. No cuando el pene de Gawin estaba estirándolo, empujándose al interior de su cuerpo.

-Quieres esto- Gawin murmuró, apoyando sus manos en la cama al lado de los hombros de Krist, sus caderas empujaban su eje tan profundo como podía-. ¿Quieres mi pene en tu culo, no es así, nk s̄ālikā¹?

-Oh, joder, sí- Krist gruñó, llevando su brazo libre sobre sus ojos. Era demasiado intentar enfocarse cuando su cuerpo estaba en combustión desde el interior.

Gawin se reía, ¡la rata!

-Dime, nk s̄ālikā- dejó de moverse, su pene entero estaba totalmente dentro del cuerpo de Krist-. Dime que amas ser llenado por mi pene.

-Gawin, ¡maldición!

Los dientes mordieron el antebrazo que cubría sus ojos.

-Dilo.

Resoplando, Krist levantó el brazo y rodeó el cuello de Gawin, tirando la cara del hombre más cerca. Abrió los ojos y  lo miró fijamente, totalmente serio.

-Amo ser llenado por tu pene.- Si Gawin quería jugar ese juego, él lo haría-. Lo he querido cada noche desde que dejé la ciudad.

 Gawin parpadeó y algo del calor en sus ojos disminuyó cuando oyó las palabras de Krist.

-Jódeme, Gawin- Krist demandó, sin apartar la mirada-. Jódeme como lo necesito. Jódeme como sólo tú puedes hacerlo.

Eso le asustaba. Krist lo vio. No podía culparlo. Krist lo había oído en su propia voz tan bien como Gawin lo había hecho. Pero él no lo lamentaba y no se retractaba de eso. Movió sus caderas, apretando lo mejor que supo el pene de Gawin, forzando que un caliente gemido saliera de a hermosamente esculpida boca.

-Jódeme.

Eso hizo. Con un gruñido, Gawin se movió, logrando acercarse más a la entrepierna de Krist, aferrándose a su cadera. Toda la pretendida caballerosidad se fue cuando empezó a empujarse. Eso realmente dolía algo. Nada que Krist se quejara, claro. El asalto físico era asombroso. Lo volvía loco, distrayéndolo en encontrar sus propias palabras y perdiéndose en el flujo de lava que lo inundaba.

Se corrió antes de realmente saberlo, esparciéndose sobre su mano y abdomen. Pero Gawin no se corrió con él. Esos ojos castaños lo mantenían fijo y la boca estaba entre un gruñido y un grito. Sudor bajaba por su frente y pecho, formando ríos sobre su cuello y abdomen, salpicando algo al pecho de Krist. 

Krist apoyó ambas manos en el colchón aferrándose al sedoso edredón como si de so dependiera su vida, el ritmo de los empujes bajaron, de hecho Gawin perdió completamente el control.

-Joder- Gawin gruñó ante su ritmo vacilante-. Ah, ¡joder!- gritó, encajando los dedos en el costado de Krist-. ¡Jodidos infiernos sangrientos!- Se empujaba con cada palabra gritada, sus caderas perdidas en la sensación que Krist conocía por experiencia. 

Cuando Gawin se corrió duro, casi hace que Krist se corriera de nuevo.

Gawin, débil, se cayó sobre Krist apenas logrando apoyarse sobre sus codos. Krist pasó sus palmas por la espalda cubierta de sudor de Gawin.

-Krist...

Krist bajó la vista, sólo veía la cima de la cabeza de Gawin.

-¿Sí?

-Yo... yo...

<<¿Qué?>>

Pero Gawin sacudió la cabeza. Colapsó cayendo sobre el pecho de Krist. El nuevo ángulo de sus caderas hizo que el pene de Gawin se deslizara fuera de Krist.

-Estoy agotado.

Krist rio pero su corazón se hundió.

<<Eso no era lo que quería que dijeras>>.

Pero lo dejó pasar, contento por el m omento con sólo sostener al hombre que luchaba por recuperar su respiración.




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¹nk s̄ālikā: urraca

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