Sourest // BooChan

산 5: Una sonrisa que vale oro 산

Actualmente...

- ¿Esto que me está explicando... es cierto?- pregunto la señora Choi con una sonrisa en sus labios.

- De veras, señora.- la mujer del orfanato asintió.- Los vi hablando hace algunos días.

La mujer sonrió, llevándose la taza de té a los labios.- Aún no ha terminado esto, querida Sumi. De veras voy a hacer que te arrepientas de tus decisiones.

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Jihoon llego a su casa bien entrada la noche. Dejo el abrigo del traje a un lado y comenzó a sacarse los zapatos. Tenía muchas ganas de ponerse a dormir.

Pero en ese momento, Soonyoung apareció en el recibidor, con su hanbok de ir por casa ya puesto.

- Por fin llegas.- dijo, se cruzó de brazos con algo de frío y sonrió.- ¿Tienes hambre?

- Mucha.- admitió, y siguió a su esposo por toda la casa hasta que estuvieron en la sala.

En la mesa ya habían algunos alimentos servidos, por lo que se sentaron en esta y comenzaron a comer, en silencio.

Jihoon primero fue comprometido con una mujer, y tiempo después fue casado con Soonyoung, quien era ejecutivo en el banco. Al principio, ambos tenían trabajos ocupados y apenas tenían tiempo de verse.

Eso no fue un problema, ya que a pesar de estar casados desde hace más de dos años, su matrimonio no tenía mucha química. No se odiaban, pero tampoco estaban enamorados el uno del otro.

Algunas veces intentaron hacer que Jihoon quedara en cinta, pero ya habían pasado dos años y aún no lograban tener un hijo. Era un tema que no solían hablar mucho, pero sentían algo de presión por parte de sus familias.

- ¿Qué ha pasado al final con tu trabajo?- pregunto Soonyoung.

- Convertirán nuestra unidad en una unidad para combatir y proteger a la población.- comenzó a explicar.- Cambiarán muchas cosas, y creo que tendremos más trabajo que a diferencia de la unidad anti-Grotescos.

- Vaya, es una noticia sorprendente.- comento Soonyoung.

- Lo único bueno es que no perderé mi rango de Capitán.- explico.- Pero... no sé si aceptar o no.

Soonyoung dejo de comer y se giró hacia Jihoon.- ¿Por qué no aceptarías? Llevas trabajando en esto por más de cinco años.

- Lo sé, es solo que...- comenzó a explicar Jihoon.- Llevamos más de dos años intentando que me quede en cinta, y podríamos no lograrlo por culpa de mi trabajo.- suspiro, sin atreverse a mirar a su esposo, ya que esos temas le daban vergüenza.- Las madres no trabajan, se quedan en casa...

- Pero tú no eres una mujer.- le respondió Soonyoung seriamente.- Si quieres trabajar, hazlo. No estás obligado a dejar de hacerlo solo porque tus padres quieren que tengas hijos.

Jihoon trago duro, sonrojándose.- Está bien...

- No te preocupes mucho por eso, Jihoonie.- le sonrió su esposo.

De los dos, el más amable y afectivo siempre había sido Soonyoung. Siempre traía consigo un aura despreocupada y amable, preocupándose por Jihoon y por la relación que ambos tenían, tratando de solucionar siempre sus problemas y organizaba salidas de vez en cuando.

A pesar de ello, nunca se habían confesado nada que fuera más allá de una relación de amigos. Habían tenido relaciones muchas veces, y algunas de ellas solo fueron para disfrute de uno mismo y no por motivos que tenían relación con los hijos, pero eso era todo.