산 23: Las miradas 산

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- Jeonghan, por el amor de dios...- suspiro Seungkwan, quien lo había atrapado antes de que cayera al suelo.

El jaleo de fondo se seguía escuchando, y varios ojos estaban clavados en Jeonghan, pero no le presto atención. Se apartó de Seungkwan enseguida y recordó la extraña visión o sueño que había tenido.

- Y-Yo... he visto algo, pero no estoy seguro...- murmuro con nervios.- ¿Chan, donde está Seungcheol?

Chan permaneció callado algunos segundos.- Fue junto a Wonwoo a casa del dictador Kim.

Jihoon soltó un suspiro y negó varias veces.- De veras que está loco... Podría ser peligroso, apenas conocemos información de ese hombre.

- La semana pasada matarán al Emperador Chwe si no hacemos nada.- respondió Soonyoung.

- Además de las bombas que Jun nos ha dicho que iban a lanzar.- añadió Seungkwan.

- ¿Qué has visto?- Minghao fue el único en interesarse por lo que Jeonghan había visto.

- No ha sido... como en las anteriores veces.- comenzó a explicar.- Yo no puedo tener visiones, pero... tampoco se siente como una, ha sido muy extraño. Era como si supiera que algo malo iba a ocurrir con Seungcheol.

- ¿Podría ser que...- comenzó a decir Jihoon, llamando la atención de todo.- ... que te metieras de alguna manera en su cabeza? No como la vez en la que te metiste en su sueño para salvarlo, sino como algo más allá...

Jeonghan estaba asombrado, aun asimilando lo que sea que hubiera ocurrido. Si era verdad que había logrado meterse a la cabeza de Seungcheol estando despiertos y ambos separados, era una gran ventaja a tomar en cuenta.

- Si te has metido en la cabeza del Comandante y algo no iba bien, sería mejor que fuéramos a ayudarles.- termino por decir Jihoon.

- No podemos hacer eso.- Soonyoung rompió las esperanzas de todos.- El propio Seungcheol nos ordenó sacaros de la ciudad, pasara lo que pasara. Yo no...

- Soonie.- murmuro Jihoon y tratando de tragarse su nerviosismo, acaricio las mejillas de su esposo, quien enseguida se calló.- Entiendo que quieras mantenernos a todos a salvo, pero Wonwoo y Seungcheol son mis superiores y mis amigos, y Seungcheol es el prometido de Jeonghan... No podemos dejar que mueran.

Soonyoung pareció entenderlo cuando Jihoon se lo explico de aquella manera tan tranquila, a pesar de la cantidad de caos que había a sus alrededores.

- No quiero que te ocurra nada malo, Jihoon...- murmuro Soonyoung abatido, sacando a relucir sus más temidas preocupaciones.

- No me pasará nada malo.- prometió su esposo.- Te prometo que volveremos a casa sanos, pero necesito que Seungcheol y Wonwoo sigan en mis vidas por un tiempo más.

Entre ellos se sumieron en un extraño silencio, ya que nadie sabía que más decir después de esa dulce escena por parte de la pareja. Soonyoung fue el primero en hablar, se rebuscó algo en el bolsillo y le tendió un pequeño trozo de papel a Jun.

- ¿Sabes donde queda esa casa?- pregunto.

Jihoon sonrió, aun sin soltar las mejillas de su esposo.

Jun leyó el contenido. Soonyoung había logrado que Mingyu les diera la dirección por si pasaba algo, y ese algo eran las insistencias de su esposo en ir a salvar a sus amigos.

- Sí, no queda a más de diez minutos a pie.- respondió.

- Si corremos, son cinco.- respondió esta vez Minghao.

- ¿Pues a que estamos esperando?- alentó Jeonghan hacia Jun.

El militar soltó un suspiro y comenzó a correr por una de las calles. El resto le siguieron, inclusive Jihoon quien aún tenía algo herido el tobillo.


/////


- Voy a acabar contigo.

Tras decir esas palabras, una detonación sacudió el suelo e hizo que todo retumbara, provocando que los tres cayeran al suelo sin poder evitarlo.

Seungcheol levanto la vista y vio como a lo lejos se levantaba una nube de polvo y volaban varios escombros por los aires. Aquello no estaba entre sus planes, pero pudo deducir que tampoco había sido cosa de Yeejae al ver la sorpresa en su cara.

- ¿Qué cojones es eso? ¿Habéis volado el antiguo palacio?- cuestiono el hombre con enojo.- ¿Cómo sabíais que los rehenes estaban...?

- No lo sabíamos, pero es buena la información.- respondió Wonwoo, levantándose el primero.- ¿Sabes que significa eso? Que tus soldados te han dado la espalda. Estás solo.

Yeejae se levantó del suelo y a pesar de parecer un hombre bastante mayor, aún parecía estar en completa forma.

- ¡Wonwoo!- grito Seungcheol, apenas levantándose del suelo.

En un abrir y cerrar de ojos, Kim estuvo delante de Wonwoo con el guan dao alzado en los aires. Seungcheol parecía ser el único de los dos que comprendía por completo el poder de Yeejae, iba adelantado a ellos algunos segundos en todos los sentidos.

Se interpuso entre su superior y Yeejae, sosteniendo su espada en su pecho y cuando el guan dao llego a su altura, cambio su trayectoria y lo arroyo por un lado, lanzando a Seungcheol varios metros en el aire hasta que aterrizo en el suelo con fuerza.

Wonwoo se asustó, dio varios pasos hacia atrás, justo al mismo tiempo que detenía uno de los ataques del hombre con su espada. Practicar lucha durante varios años lo había preparado para aquella ocasión, pero el hecho de no tener un poder era una desventaja.

Wonwoo logro esquivar varios de golpes, tirándose por los suelos, golpeando con su espada el arma contraria y dando algunas patadas, pero su contrario era más rápido que él por alguna razón y sabía qué movimiento iba a hacer y como lo haría.

Pudo ver a Seungcheol inconsciente en el suelo por el rabillo de su ojo, pero no podía ir a ayudarlo en ese momento.

Por otro lado, Seungcheol pudo abrir sus ojos de manera lenta y asimilo tras algunos segundos el porqué de estar en el suelo. Enseguida se fue a levantar del suelo, pero noto que su espada estaba clavada en el césped a varios metros de él.

Giro su rostro en dirección a la pelea, viendo como Wonwoo era derribado al suelo y como su cuerpo ya estaba lleno de heridas y moratones. No le dio tiempo a recoger su arma, simplemente coloco su mano en el suelo y envió una fuerte descarga al suelo.

Rayos azules surcaron el patio e hicieron que el suelo se agrietara, provocando que el tanto el hombre como Wonwoo se electrocutaran. A pesar de que su compañero también había salido mal parado, logro que Kim soltara el guan dao y se abalanzó hacia su propia arma, tomándola entre sus manos y con la intención de atravesarle el corazón a ese hombre.

Pero una cuarta figura apareció caminando por el césped, a paso decidido y parándose a varios metros frente al hombre, aun recuperándose de la descarga.

Las miradas de Yeejae y Mingyu coincidieron.

- Buenas, padre.
















Sourest // BooChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora