산 Extra 4: JunHao 산

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El techo era de un color blanco extraño, como si se hubiera desgastado tanto con los años, que ya no era blanco, sino amarillo claro. Había algunas grietas y moho en las esquinas de la habitación.

Minghao aparto la mirada del techo y clavo sus ojos en la persona que había delante suyo. Era un hombre mayor, tenía poco pelo, unas extrañas gafas sobre el puente de la nariz y una bata blanca sobre el hanbok. En su mano derecha, sostenía un extraño aparato que parecía el pico de un pato, pero era de hierro oxidado y extrañamente grande.

Su corazón latió con miedo cuando el rostro del médico se desfiguró y comenzó a parecerse a su ex prometido. Forcejeo con las ataduras de sus muñecas y sus piernas, las cuales estaban abiertas y dejaban toda su zona intimida a merced.

Comenzó a gritar, pero no lograba escucharse a sí mismo. Simplemente, podía notar que su vista que volvía borrosa al mismo tiempo que su ex prometido avanzaba hacia él con el pico de pato oxidado en la mano.

Un toque en su mejilla lo hizo volver a gritar, pero fue el rostro de Jun el que se encontró a varios milímetros de su rostro. Tardo algunos segundos en procesar la información, y comprendió que había tenido una pesadilla.

Dejo caer su cabeza a lo que tendría que haber sido una almohada, pero era el otro brazo de Jun. Estaba completamente rodeado por el que ahora era su esposo. Suspiro.

- ¿Te encuentras bien? Estabas gritando...- murmuro Jun, con una expresión de completa preocupación.

Era de noche todavía, la habitación estaba casi completamente a oscuras. Minghao recorrió el techo hecho de tablones de madera y sintió el olor agradable de su casa, madera e incienso.

- Estoy bien, solo...- comenzó a decir, abrazando a Jun como si fuera un peluche.- ... tuve una pesadilla.

- ¿Una pesadilla? ¿De qué se trataba?- consulto su esposo, correspondiendo al abrazado y dejando un beso en su cabeza.

- Era... en el palacio real. En la antigua capital.- resumió con voz amarga, no queriendo recordar. Froto su rostro contra el pecho de Jun.- También estaba mi ex prometido... él estaba..., ya sabes, aquello.

- Comprendo.- asintió Jun, abrazando a Minghao contra su cuerpo y comenzando a dar caricias en su espalda para calmarlo.- Pero él, está muerto. No estás allí, y no volverás a estarlo. Estás bien, estas conmigo.

- Sí.- simplemente respondió Minghao, cerrando sus ojos con cansancio.- Estoy contigo.

- Duerme bien, Hao.

A la mañana siguiente, Minghao fue despertado por los besos de Jun por todo su rostro. Estuvieron algunos minutos más metidos entre las sabanas sin hacer nada importante hasta que les dio hambre y decidieron cocinar.

No tenían una gran casa, tampoco unos grandes trabajos con mucho dinero, pero eran felices con su pequeña casita en mitad de la nada.


/////


Jun extendió el mantel en el suelo y dejo la cesta a un lado. Minghao tomo asiento, contemplando las grandes vistas que tenían desde el jardín de su casa.

La casa no estaba muy lejos de la ciudad, solo a algunos minutos, pero era suficiente para estar rodeados por campo y montañas. Amaba aquel lugar, era tal y como habría imaginado cuando era niño.

Por otro lado, Jun no podía dejar de pensar en que tenía una vida perfecta. Sabía que no lo era, pero para el era más que suficiente.

Podía recordar perfectamente cuando conoció a Minghao, cuando se enamoró de él, cuando se enteró de que estaba comprometido, cuando supo que no tendrían esperanzas de estar juntos. Habían sufrido, ambos, y tener aquello era como un milagro.

Se sentó al lado de Minghao y cuando su ahora esposo, le sonrió, Jun no pudo evitar lanzársele encima y comenzar un beso.

Minghao correspondió el gesto, aceptando la intromisión de Jun entre sus piernas y abrazándolo por el cuello. Los estómagos de ambos tenían manadas de mariposas dentro, haciéndoles cosquillas.

Jun saboreó los labios de su esposo y termino con el beso de manera dulce y gentil, dando un último pico antes de mirar a Minghao a los ojos y notar la sonrisa que le daba.

- Te amo.- admitió con una sonrisa.

Minghao se mordió el labio y soltó una risa burlona.- Basta ya, vas a hacer que me dé algo...

- Di que también me amas.- exigió como un niño pequeño, haciendo un puchero.

Minghao volvió a reír y beso su puchero.- También te amo, Junnie. Te amo mucho mucho.

- Qué meloso, no me gusta.

- Pues quítate.- respondió Minghao, poniéndo esa mueca que siempre hace cuando te juzga. Aparto a Jun de encima y comenzó a sacar comida de la cesta.

Jun lo amaba, pero más le gustaba molestarlo. Minghao tenía una manera graciosa de tomarse las cosas, como si todo fuera una broma y él te la estuviera siguiendo.

- ¿Hiciste té de sakura?- pregunto Minghao con asombro.- Le daré un poco a Jeonghan.

Jun le rodeo la cintura con los brazos y dejo un beso en su mejilla.- Minghao.

El mencionado dejo lo que estaba haciendo de golpe, girando un poco su cabeza para verle y dándole pase a que continuara hablando. Eran pocas las veces en las que Jun lo llamaba por su nombre, por eso el cambio de actitud.

- ¿Pasa algo?- consulto Minghao.

- Eres mi única familia.- comenzó a decir.- Y yo también soy la tuya. Es cliché decir que somos el uno para el otro, pero he pasado cosas contigo que no querría compartir con nadie más. Tengo claro que quiero pasar el resto de mi vida contigo. Te amo demasiado.

Minghao pestañeo varias veces, sorprendido.- Y-Yo también, Jun, pero... ¿a qué viene esto? Ya nos hemos casado, y esto suena a declaración...

Jun ladeó su cabeza.- Estuve pesando en qué... me gustaría que tuviéramos hijos.

Se mantuvieron en silencio algunos segundos, Jun se colocó frente a Minghao cuando noto que este pasaba más segundos de los normales callado.

- ¿Pasa algo? ¿E-Es que... no quieres...?- comenzó a decir.

- No es eso.- negó enseguida Minghao, saliendo de su trance.- Y-Yo... estuve hablando de esto con los chicos. Jun...- Minghao subió sus manos a las mejillas de su esposo y las acaricio con su dedo pulgar.- Claro que quiero tener hijos contigo, pero... siento que ahora no es el momento. Hace tan solo algunos meses desde que nos casamos, y menos de un año desde que deje toda la vida que conocía para comenzar de nuevo. Creo que... tengo muchas cosas que procesar aún, y quiero pasar tiempo contigo. Los bebes... Seungkwan y Joshua dicen que tener hijos es un paso muy importante, y tengo miedo de que nuestra relación vaya mal por culpa de un bebé.

- Hao...- murmuro Jun, sintiendo como si le hubieran aplastado el corazón. Coloco una de sus manos sobre la de Minghao y se acercó a besar su frente.- Claro, lo entiendo perfectamente. Puede... que me haya excedido y sea algo pronto, lo lamento. Pero te prometo que un hijo no va a separarnos y mucho menos va a hacer que mi amor por ti disminuya.

- ¿De veras?- murmuro Minghao, con un puchero.

Jun asintió.- Pues claro. Eres lo más importante en mi vida.- Jun acerco su propio rostro al de Minghao y junto sus frentes.- Me parece bien, quiero disfrutar de ti antes de tener un bebé.

- Me... alegra que lo entiendas.- admitió Minghao.- También eres lo más importante para mí.

- ¿Entonces... quieres que nos volvamos a ir de viaje?

Ambos sonrieron y soltaron leves risas.













Sourest // BooChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora