Sourest // BooChan

산 16: Un hombre de ideas obstinadas 산

Jeonghan se indignó de sobre manera cuando Seokmin se plantó en la puerta de su casa para informarle que Seungkwan estaba en casa de los Lee desde hacía más de una semana.

En cuanto pudo, dejo sus quehaceres para dirigirse a casa de los Lee. Tuvo que dejar a Aeyoung sola en casa, ya que aún habían cosas por hacer. Esos días había estado muy aburrido y preocupado tanto por Seungkwan como por Seungcheol y se sentía un poco más feliz de saber que al menos su amigo ya estaba a salvo.

Al llegar a la gran casa de los Lee, enseguida se apresuró en llegar al salón, donde encontró a Seungkwan sentando junto a Chan, ambos muy juntos y hablando en murmurós.

En cuanto los ojos de ambos amigos se encontraron, Seungkwan se levantó de donde estaba sentado y Jeonghan abandono la entrada del salón.

- ¡Seungkwannie!- grito con un exagerado llanto, abrazando a su amigo por el cuello.- Me alegro tanto de que estés bien, ¡no sabes lo preocupado que estaba!

- También me alegro mucho de verte, Jeonghan.- respondió Seungkwan, correspondió el abrazo.

Cuando se separaron, se dieron cuenta de que se habían quedado solos. En parte lo agradecieron, ya que necesitaban hablar de muchas cosas y la privacidad era indispensable.

Jeonghan prácticamente obligo a Seungkwan a sentarse en el sofá y le tomo de las manos.- ¿Kwannie, que paso? ¿Estás bien?

Seungkwan se quedó callado algunos segundos.- Esto, yo... Jeonghan...

- Seungkwan.- Jeonghan se sentó más cerca y aun con sus manos tomadas, le sonrió.- Necesito que estés bien, y para eso te tienes que desahogar. Solo tú, yo y estas cuatro paredes sabrán lo que dirás. Tú solo... confía en mí y ábrete.

Y entonces Seungkwan comenzó a llorar.

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A mitad de tarde y después de varias horas caminando, finalmente encontraron la tan esperada casa de Kim Mingyu. Era cierto que estaba en mitad de la nada, pero a lo lejos se podía llegar a ver la antigua capital, puede que a varias horas a pie.

Era algo arriesgado, pero ya que estaban allí, decidieron llamar a la puerta y esperar a ser atendidos. Según la gente a la que habían interceptado escapándose, ya no habían trabajadores, por lo que estaría el señor Kim solo.

A los pocos minutos y cuando a Seungcheol le empezaron a doler las piernas, la puerta se abrió y delante de ellos apareció un joven de cabellos oscuros y tez color avellana. Los miro con curiosidad, pero no pareció escandalizarse al tener militares de la capital en la puerta de su casa.

- ¿Es usted Kim Mingyu?- Wonwoo pregunto, escaneando al muchacho con desconfianza.

- Sí, lo soy.- respondió enseguida.- ¿Pasa algo? ¿Quiénes son ustedes?

- Señor Kim, soy el Comandante Choi de la Unidad para combatir y proteger a la población. Estos son mis compañeros, el Mayor General Jeon y el Capitán Lee. - respondió esta vez Seungcheol.- Debemos hablar con usted.

Para su sorpresa, Mingyu termino de abrir la puerta y señalo el interior de la casa con la cabeza.- Entren, alguien podría verlos.

La casa era enorme para una sola persona, estaba completamente impecable y los muebles parecían ser antiguos pero muy bien conservados.

Se sentaron en los sofás del salón y se miraron entre ellos incómodamente durante algunos segundos. Mingyu finalmente llego frente a ellos y se sentó en el sillón.