Capítulo 26 El día en que ocurrió III

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POV Adam

Con Lucas y Tyler como espectadores Roberto siguió chupando mis dedos metiendo la lengua entre ellos jugueteando de manera tan sensual que me tenía al límite, poco después con su mano en mi muñeca guió mis dedos mojados a sus pezones, tomé el mando y con los nudillos rocé los erectos botones rosa que hacían un contraste sensacional con su piel pálida, me incliné sobre él y tomé uno de ellos con suavidad entre mis dientes y el otro entre mis nudillos, él se retorció un poco mordiendo su labio inferior.

Mi lengua se enrollo en el dulce pezón de Roberto y sus manos tomaron mis cabellos tratando de acercar su cuerpo aún más a mi, sus caderas elevándose ligeramente. Mi otra mano encontró el camino hacia su erección y la tomé acariciando con movimientos lentos sin hacer tanta presión. Leves gruñidos salían de entre sus labios haciendo que mi propia erección palpitara interesada.

La única polla que había probado con anterioridad era la de Lucas y la de Roberto era visiblemente más gruesa y larga, casi como la mía, eso debió asustarme pero sólo hizo salivar mi boca, antes de darme cuenta mi lengua ya estaba recorriendo de arriba a bajo su longitud, su polla sacudiéndose un poco debido al placer. Mis labios envolvieron su rosado capullo y lamí la pequeña hendidura saboreando una lágrima salada posada en ella. Mis labios se deslizaron al rededor de su dureza y los envolví evitando rozar mis dientes en su deliciosa piel, mi lengua hacia presión en las venas resaltadas y al parecer mi desempeño era bueno pues el pelinegro alzaba sus caderas con ligeros estremecimientos recorriendo sus extremidades, sin embargo,  yo no quería que se corriera en mi boca por mucho que ansiara descubrir si su semen era tan adictivo como el de Lucas.

Con un movimiento fluido gracias a mis músculos trabajados me retiré y dándole un buen panorama visual a los chicos en el sofá coloqué a Roberto en mi regazo, mi polla presionando sus glúteos y él con la vista dirigida hacia ellos.

-¿Dejarás que te tome?.- Le pregunté aún con duda en mi voz ronca.

-Por favor, sí. -Presionó su entrada hacia mí haciendo círculos con sus caderas tentando a mi dureza para entrar. -Te necesito.- Soltó haciendo que me sorprendiera por la urgencia en su voz.

-Bien, me tendrás.- Murmuré en su oído. -¿Cómo te gusta? ¿Suave o duro?.- Mi lengua paseo por el lóbulo de su oreja sacándole un gemido estrangulado.

-Duro, no te contengas, ¡tómame ya!.- Exigió y dejé caer una palmada en su trasero con la suficiente fuerza para dejar marca, por el rabillo del ojo ví a Lucas sonreír con maldad aún haciéndole mimos al rubio.

-¡Oh, lo siento tanto!- Sobé la marca y tomé su cabello con fuerza tomando sus labios en los míos. -Las órdenes ahora las doy yo.

Rodeé su torso con un brazo y con mi mano libre lo preparé para recibirme, grata fué mi sorpresa al no encontrar tanta resistencia como pensé, al parecer el chico entre mis brazos ya tenía planeado que alguien entrara en él y yo estaba muy exitado de ser la primera persona en la habitación que lo haría.

Untando lubricante por toda mi dureza tanteé su entrada y guié mi erección a ella, aún con el brazo al rededor de su torso lo apreté contra mi cuerpo hundiendome por completo en su interior en un solo embiste. Un gruñido salió de nuestros labios y posando una mano a un costado de mí apoyé mi peso para penetrarlo continuamente con fuerza.

El interior de Roberto era apretado y caliente, tan delicioso a mi alrededor, adaptándose de manera asombrosa a mi polla, la humedad del lubricante haciéndolo resbaladizo y acogedor sintiendo los pulsos de sus paredes.

-No te atrevas a correrte sin que yo te lo ordene ¿entendiste?- Pregunté exigente sin dejar de ondear mis caderas hacia las suyas. Pasados unos segundos sin que el respondiera más que con gemidos moví la mano que tenía en su torso y la envolví en su garganta. -Te pregunté que si entendiste.

Internado para ninfomanos (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora