Capítulo 16 (Lucas)

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-¿Aún estoy a tiempo para unirme?.- Saliendo de la bruma de placer y aún empotrado en la pared abrí los ojos y me encontré con la mirada azul de Tyler, el chico rubio con el que sabía Roberto también tenía encuentros sexuales y casualmente también mi vecino de habitación actual.

Yo mayormente prefería ser quien recibía pero no podía negar que las veces que me masturbé escuchándolos a través de la pared, varias veces había fantaseado con la jugosa boca del pequeño al rededor de mi y permitiendome entrar en él en diferentes posiciones aunque mi lado voyeur preferiría observarlos en el acto.

Con suerte y la espera acabaría pronto y con una sonrisa traviesa acerque mi boca al oído de Roberto quien aún no se había movido de lugar desde que se escuchó la tercera presencia en la habitación. -Me gustaría mucho que te follaras a Tyler ahora mismo y me dejarán observarlos, ¿podrías hacer eso por mi?.- Le dije, mi voz seductora y con la mirada fija en el rubio antes de bajarla descaradamente por su cuerpo apreciando su pecho firme y sus estrechas caderas sin pasar por alto que Roberto recuperaba la dureza aún dentro de mí.

-Con gusto.- Me dió un breve embiste antes de deslizarse fuera de mi y dándome la espalda se dirigió hacia el ojiazul a paso lento. -Te quiero desnudo.- Me apoyé en la pared disfrutando de las vistas mientras Tyler se quitaba la ropa, el pelinegro acariciando la piel expuesta, lamiendo la piel blanca y suave. Se me hacía agua la boca, quería probar, pero aún no era el momento. -Inclínate sobre la cama.- Ordenó con voz grave Roberto abriendo un poco las piernas de Tyler cuando éste obedeció dejándose hacer. Era una imagen perfecta, la curva de su columna dando paso a su trasero respingón y sus piernas torneadas.

Tyler dejó escapar respiraciones entrecortadas cuando Roberto empezó a lubricar su rosada entrada metiendo primero un dedo y luego uniéndose un par más rozando su punto dulce hasta que estuvo empujando hacia ellos buscando más profundidad, suaves gemidos entremezclados se escuchaban en la habitación, unos provenientes de Tyler y otros de mi.

Contemplando la escena no pude resistir a darle suaves jalones a mi propia dureza, acariciando también mis bolas, amaba ser espectador.

Seguí observando como Roberto retiraba sus dedos provocando así una protesta de parte de Tyler que fué en poco tiempo sustituida por un ruego cuando la dureza del pelinegro jugaba con su entrada resbaladiza, ví como le era colocado más lubricante al rubio y en breves segundos la longitud de Roberto se encontraba por completo dentro del chico.

Mi erección liberaba ya pequeñas gotas de presemen debido al placer que sentía y me ví moviendo la mano un poco más rápido al ritmo de las embestidas que el tatuado le daba a Tyler, excítandome aún más al ver las expresiones de éste último con las que tanto había fantaseado antes al escucharlos follar y que ahora podía apreciar de primera mano, sus labios rojizos entreabiertos dejando escapar pecaminosos gemidos con las mejillas sonrojadas y los ojos cerrados dejándose llevar por completo. Era hermoso, dando una imagen de inocencia y lujuria a la vez.

Por otra parte Roberto representaba lo salvaje de manera sensual, su seño fruncido y con el labio inferior atrapado por sus dientes mientras todos sus músculos trabajados se encontraban tensos haciendo que se marcarán las venas de sus brazos y manos, las cuales tenía colocadas en las caderas de Tyler marcando un ritmo desenfrenado, el respaldo de la cama chocaba con la pared haciendo que todo el ruido de la habitación fuera puramente sexual.

Moví una de mis manos a mis labios y metí mis dedos a la boca lamiendo, mojandolos, luego los pase por mis pezones, dejé escapar un gemido por la sensación, mis sentidos estaban aún más agudizados al no participar directamente y podía sentir el placer tanto en mi entrada como en mi polla, pellizque más fuerte mis botones ya erectos. Mi mirada pasaba de uno al otro y al lugar donde se unían. Estaba en el jodido cielo. Si todo salía bien como hasta ahora, le haría la invitación a Adam para que se uniera a nosotros en algún encuentro futuro. La imagen de Adam me calentó aún más imaginando si me llegara a follar de nuevo frente a estos otros dos mientras también lo hacían, la cantidad de combinaciones me volaba la cabeza. Mis gemidos se hicieron más altos a la par de los de Tyler al cual Roberto estaba masturbando al tiempo que seguía martillando en su interior.

Internado para ninfomanos (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora