Capitulo 30

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POV Lucas

Me sentía extremadamente exitado, como nunca jamás en la vida.

Roberto y Adam estaban preparando mi agujero para entrar ambos en él y la sola expectativa me tenía ya escurriendo lágrimas de líquido blanquecino por la punta de mi polla.

Mis gemidos eran tragados por Tyler quien se encargaba de acariciar mis mejillas mientras me besaba con dulzura, mi lengua se encontró con la suya y chupé sacando un gemido ronco de su parte, tomé sus pezones entre mis dedos haciéndolo estremecer, era una cosa maravillosa verlo exitado, cada parte de su cuerpo volviéndose rojiza fácilmente.

Un abrazo en mi cintura interrumpió momentáneamente el intercambio y pronto me ví siendo llevado a la cama, aún húmedos Adam me dejó con delicadeza sobre las sábanas colocándose tras de mí.

-¿Estás listo cariño?- Cuestionó Roberto colocándose frente a mi entre mis piernas.

-Sí, por favor. -Enrosqué mis piernas en su cintura y Adam se acercó más tomando mi torso con sus brazos alrededor de mi alzando mi cuerpo con sus erecciones presionando debajo de mis glúteos.

Ambos soltando un pequeño jadeo por el toque de la erección contraria y se empujaron un poco tomando fricción debajo de mi, los tres disfrutando la sensación.

-Esperen un momento, dejen que ponga un poco de lubricante. -Tyler fué por el bote y regresó untando ambas pollas con el líquido que los ayudaría a entrar, ambos chicos gruñeron al sentir el tacto del rubio envolviendolos y Tyler sonrió con travesura retirandose.

Tomó mis labios entre los suyos dejando una pequeña mordida sacando un gruñido de mi garganta pues me hizo sentir más ansioso de ser llenado.

El primero en presionar mi entrada fué Adam quien era ligeramente más grande que Roberto, sentí la punta entrar gimiendo en éxtasis sintiéndome estirado de forma deliciosa abriéndome a él, amando cada centímetro que introducía y una vez que estuvo dentro hasta la base sostuvo mi cuerpo poniendo sus grandes manos en mis glúteos.

-Relajate cariño, ábrete para Roberto. -Murmuró sobre mi oído lamiendo el lóbulo de mi oreja sacándome suspiros de placer, quería moverme.

Roberto acarició mi cintura con una mano y la otra la dirigió debajo de mí, metió un par de dedos junto a la polla de Adam estirandome más, yo no paraba de soltar jadeos y tan pronto como estuve listo alineó su dureza con la de Adam y de manera lenta fué entrando.

Un gemido de dolor salió de entre mis labios cuando la mitad de su polla estuvo dentro haciendo que parara, eran demasiado grandes los dos juntos ahí abajo y sentía que me romperían el culo en cualquier instante.

-¿Me salgo cariño? Joder, no quería lástimarte bebé.- Soltó el pelinegro de manera apresurada pero sin moverse con expresión de disculpa muy clara en su rostro.

-No, no salgas, sólo dame un momento.- Pedí recostando mi frente en su hombro acostumbrandome a su gran tamaño pues al estar ambos dentro me sentía lleno de una manera que jamás había sentido. -¿Porqué tenian que ser tan grandes, Dios mío?.- Lamenté con un puchero mientras ambos besaban con cariño mis hombros.

-Creeme cariño, en unos momentos no lo lamentaras -soltó el pelinegro con una sonrisa traviesa acariciando mis piernas haciéndome sentir cosquilleos en la piel.

Ambos se dieron a la tarea de acariciarme para relajar mi cuerpo, Roberto acariciando mi erección y Adam mis pezones, pronto estaba estremeciéndome entre sus brazos hecho un desastre exitado y queriendo empujarme duro hacia abajo para empalar ambas pollas en mi, no podía soportarlo más.

Internado para ninfomanos (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora