Capítulo 9 (Roberto y Tyler)

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POV Roberto

-¿Te gusta?.- Me pregunta mi compañero de mesa mientras me la jala y recostando mi brazo en su silla le respondo que sí, que siga.

Y esque no logro entender nada de lo que sale de la boca de este maestro, aunque es atractivo, no es mi tipo y con eso pierde en definitiva mi atención.

Mi compañero se detiene cuándo tocan la puerta del salón y me acomodo el pantalón mientras ingresa uno de los maestros.

El mundo es un pañuelo pienso mientras observo quien lo acompaña. Tyler. No soy el único que lo mira ya que es un chico demasiado atractivo como para ignorar su presencia.

Tiene un aire de ternura pero en sus ojos se le nota la picardía que lleva dentro.

Soy testigo de ello.

Él escanea la habitación con indiferencia con sus lindos ojos y estos se abren con sorpresa al percibir mi presencia.

Sonreímos de manera cómplice y lo sigo con la mirada mientras camina hacia el asiento que le han asignado, cuando llega a él me devuelve la mirada y su sonrisa se vuelve a hacer presente... Estoy anhelando que acabe la clase ahora más que nunca para poder disfrutar nuevamente ese cuerpo exquisito.

POV Tyler

Hace apenas unas horas pensé que todo se estaba llendo a la mierda, es un alivio encontrar la cara conocida de Roberto en este lugar ya que pensé que papá había enserio enloquecido.

Gracias al cielo el maestro no me pidió que me presentase ni nada de esas pendejadas y tome asiento no muy lejos de Roberto.

Desde que entré al salón no hemos dejado de enviarnos miraditas y que él esté pasando entre ratos su mano sobre su pantalón sólo me hace darme una idea de lo que pasará una vez que salgamos de clase.

Realmente ansío estar con él otra vez.

No sólo es atractivo sino que en la cama igual cuida a su amante. Quién iba a decirlo con ese aspecto de chico malo que se carga.

En menos de lo esperado las clases terminan o al menos eso pienso yo, serán como las dos de la tarde, la verdad no lo sé.

He perdido la noción del tiempo imaginándome a Roberto sobre mi e igual a uno que otro compañero al que le he hechando un vistazo.

Para que negarlo, me encanta el sexo y aunque me trajeron a este lugar para "curarme" yo solo he visto una la amplia gama de chicos guapos.

Me dirijo a mi habitación procurando que Roberto vea hacia donde voy y sonrío cuando lo noto no muy lejos de mi.

Dejo la puerta abierta y no tarda mucho en entrar poniéndole seguro y tomándome de la cintura no tardo en sentir sus ardientes labios sobre los míos cuando me voltea.

Un jadeo escapa de mis labios y el sonríe contra ellos deslizando su lengua dentro de mi boca y lo dejo entrar chupándola ávidamente adorando su sabor antes de que baje a mi cuello llenándolo de besos humedos.

Mis manos no están quietas, ya se han encargado de desabrochar ambos pantalones y ahora las paseo por su duro abdomen.

Me encantan como se le marcan las abdominales.

Roberto no pierde el tiempo y quita nuestras camisas, las tira a un lado de nosotros y nos lleva a mi cama, allí empieza a lamer mis pezones poniéndome debajo de él, mientras yo subo la pelvis para rozar nuestras erecciones.

Ambos gemimos y el calor es demasiado.

La ropa estorba y me encargo de quitarla toda en lo que Roberto sigue con sus caricias.

Se arrodilla entre mis piernas y saca un sobrecito de lubricante de su pantalón. Separo las piernas doblando un poco las rodillas y él se encarga de lubricar mi entrada de una forma tan deliciosa que mis gemidos no tardan en oírse por toda la habitación e incluso podría ser que fuera de ella por lo que me pongo la mano en la boca para evitar que salgan más. Eso hasta que Roberto la quita.

-Me gusta escuchar que lo disfrutas, no te contengas.- Y sé que en su mayoría husiese hecho caso sin rechistar porque sinceramente no me importaba que los demás escucharán pero ya no quería tener problemas en otra escuela.

-Nos pueden oir e ir con un maestro- insisto.

-Creeme no lo harán.- Y me sorprende diciendo. -Incluso es muy probable que algunos de ellos se nos quieran unir pero eso no pasará a menos que uno quiera.- Sonríe cuando me nota confundido. -Todos o al menos en su mayoría estamos aquí porque somos adictos al sexo.- Tantea con su glande mi entrada. -Incluso los maestros no harían nada al respecto a menos que sea algo en contra de la voluntad de los participantes en el acto.- Sonríe y mete su polla poco a poco haciéndome jadear, aunque suene extraño toda esta explicación sólo logro exitarme más y Roberto se da cuenta ya que sus caderas se mueven dándome lo que quiero: Placer.

Engancho las piernas en sus caderas y sigo su ritmo con las mías.

No sé que tiene Roberto pero aunque es la segunda vez que me coge, conoce exactamente como hacerme gemir sin censuras. Mientras me bombea, me acaricia los pezones con los dedos y los lame.

Por mi parte he reclamado su espalda y hombros ya que me aferró a ellos en lo que devoramos nuestras bocas y disfrutamos del cuerpo del otro.

La habitación no tarda en llenarse de nuestros obscenos sonidos, mi polla libera pequeñas gotas de presemen y él las esparce sobre ella, cambiamos de posición tipo cucharita, él me embiste desde atrás y me sostiene pierna mientras yo empujó mi culo hacia él buscando más profundidad.

Llevo mis manos a su cabello y reclamo sus labios en lo que aumentamos el ritmo.

Su boca sabe a gloria y la habitación se llena de mis gemidos y de sus gruñidos, dejamos en claro cuánto disfrutamos el cuerpo del otro y cuando nos corremos no cabe duda de que se tendrá que repetir.

Internado para ninfomanos (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora