「 𝐉𝐮𝐥𝐢𝐨 𝟐𝟎𝟏𝟔 」

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4:24am

Tambaleándose, con un amargo sabor metálico en los labios y un espeso líquido cayendo desde su frente hacia sus ojos, nublando aún más la poca visibilidad que la luz de luna ofrecía a esas horas de la madrugada, comenzó a registrar la casa en busca de su móvil, no sabía en dónde buscar, la noche anterior fue bastante movida y apenas recordaba si lo llevaba consigo o no. Entre sus recuerdos solo podía pensar en la Fiesta, el alcohol, una chica, una pelea con Drake, una chica, cigarrillos, una chica, Eri enfadada y una chica...

Sin embargo, mientras arrastraba los pies y chocaba con todos los muebles de aquella antigua y anticuada casa, logró recordar que aún había un teléfono local en alguna parte, pero algunos agujeros negros formaban parte de su mente en aquel momento y no lograba pensar con claridad. El comedor, la cocina, el dormitorio tal vez, no estaba, fue entonces cuando llego al living y, junto a uno de los sillones con -Según Oliver- un horrible estampado de flores amarillas, logró ver el aún más anticuado teléfono de la casa, y por fin cuando una pequeña luz de esperanza llegaba a sus ojos, al tomarlo solo logró oír el horrible pitido que señalaba que no había línea, destrozando por completo la poca cordura que le quedaba y su estabilidad, así fue como con sus últimas energías, lanzó el auricular hacia la pared y se dejó caer de rodillas al piso.

¿Qué podía hacer? no podía caminar a la calle y gritar por ayuda, pues para su desgracia -en aquel momento- vivía en una zona bastante aislada de la ciudad, pues según él le daba mayor paz e inspiración, pero ahora necesitaba ayuda, ayuda de esa gente de la que tanto escapaba. De pronto su brazo comenzó a arder, tenía una herida profunda y poco a poco su visión se volvio más borrosa. Ese sería su fin, solo un premio o dos, tenía apenas 21 años, realmente así moriría, como muchos de sus personajes, solo, sin nadie que acudiera a sus gritos ahogados.

Poco antes de desvanecerse, vio como una silueta entraba en casa, se sintió aliviado pero a la vez atemorizado,¿y si el atacante había vuelto? logró esconderse detrás de uno de los sillones pero al intruso no le pareció importante buscar un cadáver, quería un manuscrito, su último manuscrito, pero ¿Por qué? Cuando intentó preguntar, el intruso guardó el montón de hojas del estante y salió corriendo.

Y entonces se dejó caer. Nadie llegó a su rescate, siquiera sus amigos, eso le dolió bastante, pero ya era tarde, había perdido demasiada sangre, demasiada como para la cantidad de tiempo que se mantuvo consciente. Así murió Oliver. Desangrado, golpeado y moribundo. Encontraron su cuerpo 3 días después de que el forense anunciara la fecha de muerte, ¿Como es que nadie lo noto? ¿Cómo es que nadie le extrañó? Pero lo que realmente nadie comprendía era ¿Quién sería capaz de matar a Oliver Mcfallen?

Oculto en el HumoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora