「 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐑𝐎𝐆𝐀𝐓𝐎𝐑𝐈𝐎 」

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23 de Septiembre 2016

JORGE

Si algo sabía Jorge en aquel momento, era que este interrogatorio era importante para el caso. Luego de ser llamado por el comandante a cargo, no podía abandonar la sala hasta conseguir información valiosa e importante.

— Y bien Srta. Monti, ¿Dónde estaba el 27 de Julio a las cuatro de la madrugada?—Se arremango la camisa y la miró con seriedad.— Sin ocultar información esta vez.

— Estaba en casa.—Dijo sin más.

No parecía querer cooperar, pero le sacaría hasta la última gota de información aquella tarde. Sino, sería considerado un fracaso como detective.

— ¿Por qué se llevó el manuscrito "Relato Nocturno" del señor Mcfallen?— Lo dejo sobre la mesa y volvió la mirada a sus manos, las cuales movía sin parar mientras jugaba con uno de sus anillos.

— Porque me pertenecía, esa historia... Esa horrible historia es mía. Se creó gracias a mi.—Comentó finalmente.

— ¿A qué se refiere con que le pertenece? ¿La escribió usted? O...—Fue interrumpido.

— Está basada en algo que ocurrió hace unos años... Claro que con un final mucho más brutal de lo que ocurrió realmente.

— ¿Qué más paso esa noche? ¿Hubo una pelea? La víctima tenía rasguños en el rostro y usted fue la última en verlo Srta. Monti.— Dió en el clavo. La chica se inclinó en la silla y con las manos aún temblorosas señaló sus piernas.

— Él comenzó. Yo no hice nada, yo no lo maté... Solo tuvimos una discusión después de tener sexo, le había pedido el manuscrito y se negó, comenzó a gritar incoherencias y me golpeó cuando intenté tomarlo.

— ¿Es por eso que lo mato, para poder llevárselo?—Insinuó. Pero en el fondo sabía que ella no lo había matado.

— Tsk.—Chasqueo la lengua.— Lamento lo que voy a decir, pero me habría encantado tener el placer de hacerlo, pero YO no lo maté.—Hizo énfasis cuando se refirió a si misma y se cruzó de brazos.

La noche en la que murió, alguien más había entrado a su casa entre las tres y las cuatro de la madrugada. ¿Pero quién?

— Al salir de casa, ¿Vió a alguien más cerca de la ubicación en la que estaba, alguien a los alrededores?—Negó con la cabeza.

No habían cámaras, no habían más testigos. Hasta que alguien golpeó su puerta.

— Agente Smith, tenemos a una testigo. La Srta. Kenia, una vecina de la victima.—El interrogatorio se dio por finalizado. E hicieron pasar a la nueva testigo, una anciana de largo cabello que parecía estar en sus setenta años.

La hicieron pasar y le ofrecieron una taza de té. Ella aceptó gentilmente y se sentó en la silla disponible una vez que Leah se marchó.

—Mi esposo sale de casa al trabajo a eso de las cuatro de la madrugada, por lo que me mantengo despierta hasta que se marcha.—Comenzó. Tomó un sorbo de su té y continuo.— Solía despedirme de él a través de la ventana que daba vista al hogar de aquel muchacho.

— ¿Vió algo o alguien?—Sugirió el agente frente a ella.

—Vi a un hombre, parecía decidido a dañar al joven. Tendría unos treinta o quizá cuarenta, pero no era el Sr. Parker, a él le conozco hace años, soy fan de sus novelas.— Tomó otro sorbo.—No sabría describirlo más, pues estaba bastante oscuro, pero les puedo asegurar que quién mato aquel joven, fue un hombre.

Teníamos un género, pero no una descripción. Además descartaba de una vez al Sr. Parker. Pero, ¿cómo sabía ella que él era un sospechoso?

— ¿Cómo se enteró de que el Sr. Parker era un sospechoso?—Eso pareció ponerla nerviosa. Pero sin embargo respondió serena.

— El pueblo es pequeño, los rumores se esparcen rápido y que alguien tan popular como el Sr. Parker sea un posible sospechoso de homicidio, haría correr con aún más velocidad aquel rumor.

Se sacó de encima la pregunta. Pero aún era posible que el Sr. Parker le hubiese pagado para sacarse del caso. Todo era más complejo ahora, debían buscar sospechosos dentro de un rango de edad sin descripción. Y de pronto, se dio cuenta de que también sacaba a Drake de los sospechosos, pues era apenas un joven de 22 años.

— ¿Segura que no recuerda nada más? Vestimenta, cabello, algo que nos ayude a encontrarlo.—Ella tomó otro sorbo y negó con la cabeza antes de continuar.

— Como dije antes, apenas pude reconocer que se trataba de un hombre de mediana edad. Lo siento por no ser de ayuda, a esta edad es difícil recordar con claridad las cosas.—Se disculpó.— Mi marido me está esperando, ¿puedo ir a casa?.

El agente a cargo le abrió la puerta y se despidió con una sonrisa. Luego se sentó en una de las sillas y se tiró hacia atrás escondiendo su rostro entre las palmas de sus manos.

La agente Karol abrió la puerta y luego la golpeó tres veces.— ¿Todo bien?—Se apoyo en el marco de la puerta y le miró fijamente.

— No conseguí nada, más que una descripción vacía. Un hombre de mediana edad y un descarte sobre el Sr. Parker. Y además, nos saca de la lista a Drake.—Soltó un sonoro suspiro y se acomodó en la silla para mirarla.— Estoy cansado.

La agente se acercó a él y acarició su cabello.— Tranquilo, todo saldrá bien. Tu interrogatorio al menos terminó en algo. El mío no me dejó más que dudas y agujeros en la historia.—Soltó una risita.— Tsk. Este caso está más difícil de lo que esperaba.

— ¿Crees que lo logremos?—Preguntó tirando la cabeza hacia atrás.

— Claro que sí, somos el mejor equipo.—Sonrió y le golpeó gentilmente el hombro.— Ven vamos por un café.—Sugirió y se acercó a la puerta.— Estoy segura de que estamos cada vez más cerca.

La agente se adelantó a salir y el agente Smith la siguió de cerca. Sin embargo la agente hizo un desvío y lo llevo a casa. Al entrar, saco 2 copas y una botella de vino.
Él, sin entender nada, solo se acercó y se sentó en el sofá. La agente sirvió ambas copas y chocaron estás antes de beber.

— Salud, porque tenemos por fin una pequeña descripción.—Dijo eso y se bebió de un sorbo todo el contenido.

Así pasaron la noche, hasta embriagarse de sí mismos. Tocaron sus cuerpos, quitaron sus uniformes y caminaron hasta la habitación. Aquella noche fue de pura pasión y celebración por el pequeño avance. Sus cuerpos desnudos se juntaron, el embestía con fuerza y ella movía las caderas al ritmo en que esté se movía. Sus dedos recorrieron la espalda del mayor y encajó sus uñas. Esté gimió de placer y la embistió con mayor fuerza.

Ambos durmieron abrazados al otro y se sintieron satisfechos.
Por fin tenían una pista, pero ningún sospechoso, pero sabían que estaban cerca, demasiado cerca.

Oculto en el HumoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora