「 𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞 𝟐𝟎𝟏𝟔 」

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DRAKE

Tan pronto se bajaron del auto, tomaron el ascensor al décimo piso. Estaban ansiosos, asustados.

«¿Que sorpresa? ¿A qué se refiere?»-Pensaba Drake, mientras el ascensor le parecía ir más lento de lo normal. Al llegar, corrieron hasta el apartamento, a Eri le temblaban las manos y no podía ingresar la llave, hasta que Drake las tomó con cuidado y abrió. Lo primero que sus ojos vieron, fue una caja con un manuscrito dentro, titulado "El secreto".

Drake lo tomó con cuidado y Eri se lo quito de las manos y lo devolvió a la caja.

- Podría tener huellas, hay que dejarsela a los agentes.-Sugirió Eri. Por desgracia tenía razón, pero eso le recordó al mensaje que recibió él, sobre un secreto que el misterioso T conocía.

- Esta bien, lo dejaré como estaba.-Acomodó la caja en la mesa de centro y ambos se pararon alrededor pensativos, observando con detenimiento el objeto.

—¿De que secreto crees que habla?—Preguntó Eri. Drake no sabía que responder, sabía que tenía que ver con él y no con Oliver.

—No lo sé, pero ¿Realmente quieres dejárselo a la policía?—Eri Asintió. Y llamaron a la agente Ross.



"El secreto" / "La chica de la que nadie habla versión completa."

"Drake me contó un secreto, algo oscuro e inesperado. Tenía que ver con Elizabeth, una compañera de mis clases de literatura. Esté se había acostado con ella y la había dejado embarazada. Tenía apenas 15 años cuando lo descubrió, pero no podía decírselo a su padre, de hacerlo, esté la mataría o eso creía.

Los días pasaron y Drake no quisó hacerse cargo, ni siquiera lo pensó.

— De seguro es de otro chico.—Protestó Drake.

— Claro que no.—Gritó Elizabeth mientras lloraba.

Y luego se alejó de él. Sus únicos amigos, su único apoyo habían decidido suicidarse y pesé a qué está amenazó a Drake con hacerlo, este no le creyó. Sin embargo la siguió hasta el puente. Aquella noche había lluvia y la corriente era bastante fuerte, pero incluso al verla subirse al puente siguió de pie inmóvil sin poder reaccionar, hasta que la vio saltar."

La agente Karol leyó el manuscrito en silencio y miro a Drake por sobre su hombro. Lo tomó y se dirigió a donde su compañero, el agente Smith.

— ¿Qué opinas de esto? ¿Debería decírselo al Sr. Parker?—Se le veía triste, y cómo no estarlo luego de la conversación con el profesor. Pero Smith no parecía inmutarse.

— Queda en ti, es tu decisión. Pero te advierto, el Sr. Parker no se quedará tranquilo sabiendo esto.—Tenía razón. Quizá debía mantenerse como el título mostraba, como un secreto.

Al salir, vio a ambos chicos ansiosos y le ofreció el manuscrito a Kei, quien lo tomó confuso y miro a la agente sin comprender la expresión en su rostro.

— Sr. Drake, queda en sus manos, usted decide que hacer con esta información.—Se dió la vuelta y antes de marcharse se detuvo.— Por cierto, solo tenía que huellas, el sospechoso no dejo rastros.—Luego de decir eso, se adentro en su oficina y se sentó soltando un largo suspiro.

Drake miro a Eri y ambos se quedaron sin saber que hacer, pero supusieron que todo estaba bien si los habían dejado ir como si nada.

Kei condujo al apartamento y al llegar dejo el manuscrito sobre la mesa. Eri no quiso leerlo, ya que vio en Drake demasiado nerviosismo y se mostraba ansioso, por lo que supuso que el secreto tendría que ver con él. Tenía miedo, miedo de lo que descubriría si leía el manuscrito, pero insistió en no hacerlo.

Eri se fue a la cama y Drake se preparó una taza de café y encendió un cigarrillo, le echó un vistazo al manuscrito y quedó congelado. ¿Cómo es que el asesino lo sabía? ¿De donde había sacado aquel manuscrito?. Eri no podía enterarse de eso o terminaría todo, al final optó por deshacerse de el y terminar su café pacientemente.

Apagó su cigarrillo y preparo la ducha. Dejo que el agua calmara que tensos músculos y puso la cabeza justo bajo la llave. Dejo que su cabello se empapará, echo un poco de shampoo y lo lavo con cuidado, masajeando mientras la espuma caía por sus hombros hasta su pecho. Este se sintió tranquilo, sabía que Erika no leería el manuscrito y su secreto estaría a salvó, a menos que su atacante misterioso decidiera decírselo por privado. Quizá cuántas copias tenía, tal vez lo tenía en su computadora y podría hacérselo llegar como mensaje. Nuevamente estaba tenso, terminó de enjuagar su cabello, su cuerpo y salió finalmente con una toalla alrededor de su cintura y una en sus hombros.

— ¿Quieres que seque su cabello?—Sugirió Eri. A lo que Drake asintió.

Primero entro en la habitación y se puso algo de ropa, una sudadera ancha y suelta y un pantalón de pijama que su madre le había regalado para navidad. Luego, salió del cuarto y se dirigió al sofá, se sentó en el suelo para que Eri se sentará y así su cabellera quedará a una buena altura y está comenzó a secarle el cabello, primero con la toalla y luego con un secador. Drake se sintió como un niño, notó un extraño instinto materno en la forma en que Eri lo trataba, quizá sabía lo de su madre y sentía la necesidad de darle ese amor y atención que no recibió en su infancia. Esto lo hizo sentir amado, pero no de la forma en la que él la amaba a ella. Era un amor distinto, uno maternal y otro romántico no correspondido.

— Vayamos a la cama.—Dijo Drake poniéndose de pie. Eri lo miro sin entender el repentino movimiento al notar que su cabello seguía húmedo, sin embargo le siguió.

Ambos se recostaron y Eri como siempre apoyo su cabeza en el pecho de Drake. Sentir su corazón, lento y de pronto rápido, le provocó mirarle de inmediato.

— Sabes Eri, desde que éramos niños, me has parecido una chica estupenda, única. Y, siendo sincero, duele no ser correspondido. Desde hace años note como tus ojos miraban a Oliver, así como los míos te miraban a ti.—Dejo salir un suspiro y prosiguió.— Desde entonces, puede que suene mal pero, siento que nos entendemos al no ser correspondidos por quién nos gusta.

— Drake, me gustas mucho.—Confesó. De pronto todo se volvió silencio, no habían más que ecos de los vecinos y el susurro del aire entrando por la ventana. Y de pronto, volvió la tensión.— Pero necesito que me  confieses si tú mataste a Oliver o no.

Oculto en el HumoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora