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Después de varios intentos, logro abrir los ojos. Luego de unos segundos me doy cuenta de que estoy en mi habitación. Intento moverme, pero me detengo cuando percibo la cálida piel de alguien a mi lado. Me invade el alivio cuando veo la cara de Derek.

—Derek... —murmuro —Despierta.

Abre los ojos y se incorpora de golpe.

—¡¿Por qué mierda estoy desnudo?! —grita. Su voz hace eco en mi cabeza.

—No sé. Cállate.

—¿Tu y yo...?

—Gracias al cielo, no. No. Estoy completamente vestida.

Entre tanto, alguien toca a la puerta.

—Carly ¿No piensas ir a la escuela? —dice mi madre.

—Estoy en eso mamá.

La escuela. Faltan veinte minutos para que las clases inicien.

—Espero que no estés pensando en ir —comenta Derek cubriéndose con una sábana.

—No lo estoy pensando. Lo voy a hacer. ¡Vístete de una vez!

Me levanto de golpe y por ello me mareo. Tomo algo de ropa y voy a baño. Salgo en tiempo récord.

—¡Vamos! —grito.

No perdemos tiempo en desayunar, solo salimos corriendo como almas que lleva el diablo. La única razón por la que no pienso faltar ni de chiste, es por que tenemos Ciencias Sociales. Nunca he faltado y esta vez no será la excepción.

Nos quedamos si aliento a algunas calles de la escuela, pero pronto retomamos el ritmo. Nada más llegar, el timbre avisa el inicio de las clases. Tratamos hasta el aula de la clase, pero la puerta ya está cerrada. Típico de Thomas.

—Me debes una —dice Derek —Esto es tortura en su más puro estado.

Nos acercamos a la puerta y cuando el profesor nos ve a través del cristal, los nervios me invaden. Cuando abre la puerta, pasa su mirada de mi a Derek y viceversa.

—Entren —ordena.

Nos acomodamos en nuestros lugares y enseguida empiezo a sentirme terriblemente enferma. Media hora después, me entran náuseas.

—¿Señorita Hope, podría pasar a exponer su tarea? —pregunta de pronto.

Nunca, pero nunca, me pide que pase al frente a hacer nada. Jamás. No estoy segura de poder levantarme de la maldita silla.

—Desde luego —contesto y con un esfuerzo sobrehumano logro llegar al frente.

—En... En... Estados Unidos... La guerra ha sido... —empiezo.

Veo todo a traves de un oscuro filtro. De pronto siento como todas mis fuerzas me abandonan y caigo al suelo.

—Por Dios ¿Está bien? —pregunta Thomas y se inclina hacia mi.

—No... —murmuro.

Luego todo se vuelve oscuro.

Cuando despierto, distingo las blancas paredes de la enfermería. Y también veo a Thomas charlando con la enfermera.

—¿Falta de azúcar en la sangre? Vaya... —murmura.

—Yo... Tengo que irme —digo y me incorporo.

—Claro nena, ¿Quieres el pase para que vayas a clase? —pregunta la enfermera. Asiento y sale de la habitación. Thomas sigue aquí.

—¿Puedo saber que fue lo que sucedió? —pregunta. El color sube a mis mejillas.

—Anoche... Bebí un poco. Y esta mañana no desayuné... —respondo.

—Ser cuidadoso nunca está de más. Señorita Hope, me preocupa. Debe aprender a controlarse —nada más decirlo, se va.

¿Le preocupo?¿Desde cuando sabe siquiera que existo?

Recibo el pase de la enfermera y me voy de la enfermería.

Amo a mi profesor. Primera Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora