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Mi corazón se acelera tanto que me cuesta respirar. Percibo cada latido, cada sacudida, todo. Sus labios húmedos siguen acariciando los míos y una corriente casi eléctrica me atraviesa. El pecho me arde con el anhelo hecho realidad. La felicidad recorre cada nervio, cada pequeño y oscuro rincón de mi ser. Su tacto es adictivo. Siento sus manos en mi cadera, suben y bajan en a un ritmo lento. Piel con piel. Ahora es cuando es imposible describir con palabras simples lo que siento. Esta exaltación de emociones es mucho mas fuerte que nada en el mundo.

—No... —murmura entre mis labios —No puedo...

Lo atraigo más hacia mi. Quiero alargar este momento tanto como sea posible. Envuelvo su cuello con mis brazos.

Thomas se separa de mi bruscamente. Respira agitado. Me observa con duda un momento, mira al suelo y un segundo después... Sus manos vuelven a tomar mi cuerpo en medio de un gruñido leve. Ahora su boca va mas abajo. Me toma de la cintura me levanta del mesón. Camina sosteniendo mi peso y noto que se dirige hacia su habitación. Entonces trago saliva y una extraña sensación empieza a llenarme. 

De pronto, me deja caer en su cama. La blanda superficie envuelve mi cuerpo y las cálidas e increíblemente suaves manos de Thomas, tocan tímidas mi piel.

¿Va a suceder? ¿De verdad sucederá? 

Repentinamente percibo su mano ascender sobre mi muslo. Y todo parece ir en cámara lenta.

Confío en ti Carly. Solo que no sobra recordarlo...

Escucho la voz de mi hermana. Su advertencia. Y me doy cuenta de golpe de lo que estoy haciendo. No puedo. 

—Oh, Dios. Thomas... —murmuro —No... Yo no...

El miedo abre paso a la vergüenza y mis manos retiran las suyas. Me incorporo temblorosamente en la cama. Siento su mirada sobre mi, pero no soy capaz de encontrarme con sus ojos.

—Alguno de los dos debía detenerse, Carly —me dice. Yo continuo observando el suelo.

Asiento lentamente.

—Por... Por favor olvide lo que dije antes —agrego en voz baja.  

Toma mi brazo y me obliga a mirarlo.

—Estas bastante equivocada si crees que puedes decir algo de esa magnitud y luego pedir que lo olvide. Te aseguro que eso no va a pasar. Y tampoco cambiaras el hecho de que nos besamos, Carly. No es algo que puedas olvidar y ya —me hace saber en tono grave.

No replico sus palabras por el simple hecho de que tiene razón.

—Ahora, me parece que te esperan en casa —añade.

—No me esperan en ninguna parte. Se van a Australia por mi tía —le informo.

Me mira desubicado y suspira.

—Te llevo entonces.

Ahora mismo en serio necesito que alguien me explique cómo es que llegue a esta situación. No es como me lo esperaba. Caí del cielo a la tierra en un mismo instante.  

   





Amo a mi profesor. Primera Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora