Extra: neverending love story

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Dedicado a: maciasecheverri y mis preciosas lectoras.
Gracias neni por recordarme de este extra que tenía desde hace años.

Daniela's POV.

La decoración era perfecta, lo que siempre soñé. Algo sencillo pero lindo. Sentía como mi respiración se entrecortaba cada vez más con el paso de los minutos. Sentía mis ojos acuosos y podía ver a mi hermana y Sam hablar frente a mí, pero no las entendía.

El sonido de una campanilla me sacó de mi ensoñación y los fuegos artificiales en mi interior huyeron como locos ante el cielo de aquel precioso atardecer de septiembre.

Me voy a casar.

Me voy a casar con la persona que siempre desee hacerlo.

Mis ojos buscaron a María José y me di cuenta que sus ojos también estaban llenos de lágrimas, tenía a sus padres a cada lado, al igual que yo.

La melodía acústica comenzó y ambas comenzamos el pequeño recorrido que nos iba a llevar a la felicidad absoluta, cada paso se sentía más pesado pero esperanzador. Mis manos sudaban, lo noté cuando mamá limpió la palma de la mano que sostenía.

Aún no podía creer como es que, en 9 meses habían cambiado tanto las cosas. Según mi padre, había resurgido el amor de unas cenizas que buscaban encenderse ante cualquier indicio de amor correspondido. Así que, luego de encontrar a María José cantando Destino o Casualidad en una banca de Central Park, me di cuenta que ella era mi alma destinada o mi casualidad más preciada. Y tal como me prometí a mi misma ese día: no la dejé escapar.

Porque yo sabía que nuestra historia de amor podía ser mejor día con día, yo sabía que podíamos amarnos tanto (y un poco más) como siempre lo deseamos.

Ocho meses atrás...

—¿Tu me sigues amando?— le pregunté mirándola a los ojos.

Nuestra primera salida formal luego de aquel casual encuentro en Central Park, ella miró por la ventana, directo a la nieve que cubría las calles de la ciudad.

—Yo siempre te amé, y sé que si intentamos las cosas de nuevo, voy a amarte aún más.

—Entonces cásate conmigo.— sus ojos se abrieron por la sorpresa y escondió sus manos debajo de la mesa. —No digo que hoy o en este mes... Podemos casarnos en septiembre, como alguna vez me contaste o en noviembre, porque dijiste que era un mes en medio de nuestros cumpleaños.

—¿Y como sería la boda?— su pregunta me tomó por sorpresa, pero aún así sonreí.

—¿Cómo siempre deseamos? Algo pequeño, quizás una sola mesa grande donde estén nuestros padres y amigos más cercanos, y luego celebrar en nuestro restaurante favorito con más personas.

—¿Crees que podamos ser un buen matrimonio?

—Lo intentaremos, Poché.— aseguré. —Lo intentaremos día con día.

Ella asintió y sacó su móvil, —entonces te espero el 23 de septiembre vestida de blanco en... la dirección que te envié por mensaje.— la notificación en mi móvil sonó y al abrirla me encontré con la dirección de una casa en Queens. —Y si tus tiempos son buenos, puedes mudarte a casa el día que quieras, sino, podemos tener tu departamento y mi casa para ambas.

Actualidad.

El juez estaba frente a nosotras, decía los típicos diálogos que se dan en una celebración de matrimonio. Mi vista viajaba desde el juez hasta el precioso rostro de Poché; no podía creerlo. Me estaba casando con la chica que me robó el corazón hace más de diez años.

Un año; CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora