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Diciembre 24, 2019.
Astoria, Oregon.
Narra Daniela Calle.

Los días pasaban rápido, y no sé si era porque el invierno los acortaba o porque la pasaba tan feliz que se me iba el tiempo volando. Ver películas con mi familia era una tradición que año con año realizábamos, no sabía que será de mis padres cuando por fin Alex crezca y no quiera hacerlo más.

La cena de navidad, como todos los años, era en la casa de la abuela en Oregon. El viaje fue largo, aunque estaba acostumbrada a conducir un par de horas hasta el lugar.

Poché, Jo, Leo y yo viajabamos en mi auto detrás del de mis padres. La charla en el camino nunca hizo falta, a veces entre Jo y Poché, otras entre mi hermana y mi mejor amigo.
La música en aleatorio mostraba nuestros gustos, y aunque eran en su mayoría los mismos a veces nos sorprendíamos con alguna u otra canción que aparecía.

Pillowtalk de Zayn comenzó haciendo que Poché y mi hermana gritaran de la emoción, Poché fingía que su móvil era un micrófono y Leo las miraba con la frente arrugada.

Así fue como llegamos a la casa de la abuela, con ellas gritando en modo repeat esa canción. Ahí, en la gran casa, ya estaba la mayoría de mi familia, y aunque Leo estaba nervioso al igual que Poché, fueron bienvenidos al lugar.

Los abuelos habían decorado la casa de forma tradicional con luces colgando del techo, decoración en el jardín delantero y un enorme pino que ya tenía regalos debajo de él. Los más pequeños corrían por el gran jardín, y la enorme casa al fin parecía tener vida.

Diez habitaciones que habían sido marcadas por los ancianos dónde indicaban el lugar en que dormiríamos.

Cómo todo el tiempo, mi habitación y la de Johanna era la misma. Sólo que ahora se le sumaban dos iniciales al letrero de la puerta. "J+L, D+M".

–Este lugar es... Hermoso.– Poché dijo apenas salimos a ver el jardín trasero. Había un pequeño lago artificial que tenía luces a su alrededor.

–Lo sé, siempre quise vivir con la abuela porque creía que 10 habitaciones para mí sería genial.– dije mientras tomaba su mano. –Siempre veníamos a bañarnos aquí, terminábamos llenos de lodo bajo el sol del verano. La abuela se enojaba porque ensuciabamos las sábanas.

–¿Quién vive con ellos ahora?– preguntó ella con curiosidad. Sus manos habían tomado mi cintura en un abrazo.

–Nadie, cuando su hija la más joven se casó las habitaciones quedaron vacías y sólo son ocupadas durante el verano o en estas fechas...

–¿Este lugar enorme sólo para ellos?

–Están acostumbrados, papá y algunos hermanos de él han intentado llevarlos a Seattle, California y Texas... Se han negado, dicen que no se irán de aquí hasta el día de su muerte.

–Wow...

–¿Estás lista para conocer la locura de mi familia?– pregunté luego de unos minutos de silencio.

–Pensé que ya la conocía...

–Lo que has visto en casa no es nada comparado a lo que verás aquí.– dije con seguridad.

* * *

Terminé de cerrar mi vestido y me miré en el espejo, detrás de mí estaba Leo acomodando su camisa blanca.

–Pensaba que sería el único "formal" en esta cena.– dijo apenas me vio. Me acerqué a él para acomodar la camisa.

–Verás, que mi familia festeja con elegancia el día de hoy ya que en año nuevo cada quien lo festeja por separado... Mis abuelos van a Roma este año.

Un año; CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora