Diciembre 13, 2019.
Seattle, Washington.
Narra Daniela Calle.Desperté con el sonido de la alarma, Poché estaba dormida a mi lado con el cabello revuelto sobre la almohada. Me sorprendía lo pesado que era su sueño cuando dormíamos muy tarde; sabía que la noche de anoche había sido fantástica.
Habíamos visto un maratón de las películas de Marvel, aunque sólo pudimos ver las tres primeras.
Tenía que estar lista para las 07:00 para poder desayunar y luego ir al colegio, me había acostumbrado al recorrido rutinario que había creado desde que mis padres me regalaron mi primer coche pero ahora parecía ser más satisfactorio cuando Poché estaba sentada en el asiento de copiloto o atrás.
Luego de dejarles a ellos iba a mi entrenamiento de softball y luego de mediodía tenía mis clases en la universidad.
–Poché...– susurré mientras acomodaba su cabello. –Cariño, es hora de levantarse.– acaricié su mejilla suavemente y luego comencé a sacudirla un poco.
Sus ojos se abrieron ligeramente antes de quitarme la cobija de las manos para cubrirse nuevamente.
–Déjame...– Susurró con pereza. –Mierda, hoy es el exámen de álgebra.– Se quitó las cobijas de un tirón antes de levantarse.
–Iré a hacer el desayuno, mis padres llegarán en media hora y si me encuentran aquí me matan.– reí antes de levantarme y salir de la habitación.
*
El entrenamiento fue como siempre, aunque esta vez éramos sólo seis chicas. Por la noche teníamos un juego contra un equipo de mayor carrera que nosotras; Marlen, la capitana, estaba segura que este juego si lo ganaríamos.
Yo también creía en nosotras.
El último día de clases no sabía a gloria, los proyectos finales al fin habían sido entregados y calificados, nuevamente con calificación aprobatoria en todos ellos salí de mi última clase luego de despedirme de la señorita Mendoza.
El viaje a casa fue relativamente largo, incluso más que de costumbre. Parecía que algo bueno estaba por venir, y no se trataba del juego que tendría en una hora y media.
El móvil sonó y luego la foto de Poché y Alex apareció como avisó de que ella llamaba. Respondí dejando el móvil en altavoz, su voz llenó el auto haciendo que sonriera.
–Estamos en el estadio, Leo fue por nosotros para que no te preocuparas.
–Bueno, estaba yendo a casa, pero... Cambio mi rumbo y estoy allá en veinticinco minutos.– dije sonriendo a la nada.
*
Los gritos de la multitud no cesaron incluso cuando terminé llena de tierra en el home. Luego de eso sentí como caían sobre mí mientras gritaban sabe cuántas cosas; mi respiración intentaba normalizarse incluso debajo de tantos cuerpos.
–¡Felicidades, Calle!– Marlen me extendió la mano para que me levantara del suelo. Me abrazó y luego besó mis dos mejillas.
Las porras siguieron incluso cuando caminábamos a los vestidores, nos seguía el equipo contrincante, dónde Mía, una chica que había conocía desde mi infancia, me miraba.
Me acerqué luego de disculparme con el resto del equipo. –¿Tú no vas a felicitarme?– pregunté con curiosidad mientras extendía mis brazos hacia ella.
Mía corrió a mis brazos antes de quedar colgada como un koala. –¿Dónde te habías metido, estúpida?– murmuró en el abrazo. –Tanto tiempo sin verte, incluso viviendo en la misma ciudad.
–Los suburbios son grandes y tú me evitabas, no lo niegues...– se bajó y luego me miró, sus manos limpiaban mi rostro sucio.
–Una chica parece querer matarme.– ella sonrió y luego levantó una ceja, di media vuelta y miré a Poché junto a Alex, quien corrió hasta nosotras.
Hice una seña a Poché para que se acercara también. –¡Mía!– Alex gritó hasta llegar a nosotras, todos nos miraban.
–Hola, amor.– dije en un susurro a Poché. Ella me miró con los ojos entrecerrados antes de tomar mi mano.
–Has crecido pequeño... Me he enterado por Darío que has dejado el equipo de baseball.
–Intento aprender algo de música.– dijo él, sus pequeñas manos hicieron alusión a un piano.
–¿Y ella es...?– Mía levantó la vista para mirarnos a Poché y a mí.
–Ella es...
–Soy María José.– Poché me interrumpió, estiró su mano hacia Mía quien no dudó en tomarla y estrecharla.
–Soy Mía, vieja amiga de Dani.– Poché sonrió. –Bien, tengo que irme y... ¿Nos vemos en la fiesta, D?
–Ahí estaré.– Me despedí, y ella desapareció entre la multitud.
–¿Pero no nos quedaríamos en casa viendo Marvel?– Alex dijo con tristeza.
–Es una pequeña mentira para que no insista.– sonreí antes de tomar la mano de Alex para acercarlo a mí. –Pueden esperar aquí, me daré una ducha y podremos irnos...
Me despedí con un beso en la cabeza de cada uno antes de correr a las duchas.
Dentro, las chicas seguían celebrando cada una bajo la regadera, hablaban sobre lo bien y mal que habíamos hecho nosotras y el otro equipo.–¿Irás a la fiesta?– Marlen preguntó mientras yo terminaba de abrochar mis jeans.
–No lo sé, le he prometido a mi hermano que haríamos maratón de películas... Pero si se duerme antes de medianoche estaré allá.– pronto salí de ahí vestida y con el cabello húmedo.
Fuera, seguían festejando, las porristas estaban entre algunos jugadores que habían venido a apoyarnos. Jo y Leo estaban con Poché y Alex.
–Nosotros iremos a la fiesta, a medianoche regresaremos a casa.– Jo avisó antes de despedirse de todos. –Alex, no dejes que ellas se besen.– gritó, mi pequeño hermano asintió un par de veces mientras Poché reía; yo sólo levanté el dedo de en medio antes de que Alex me mirara.
–¿Pizza o hamburguesas?– pregunté a ambos.
Apenas subimos al auto, la melodía de Christian Fech comenzó, Poché me miró sonriendo antes de comenzar a cantar.
–Captando mi atención como nunca hubiera pensado. Trato de comprenderlo pero lo supe desde el principio.
Trabajas un poco diferente a cualquiera que haya conocido. Pequeños momentos desesperados me hicieron perseguirte por millas.
Alex le siguió mientras fingía tocar una guitarra, no quería acostumbrarme a esto porque sabía que le echaría de menos dispuesta a disfrutar el momento.
Así que cante con ellos la canción mientras golpeaba el volante con mis dedos. Debía decir que sentía que está canción la disfrutaba demasiado cuando estaba a solas, pero ahora que Poché la cantaba parecía ser mejor.
Luego de un viaje largo a la pizzería y luego a Carl's Jr, llegamos a casa. Los autos de mis padres estaban ahí, pero las luces estaban apagadas en su mayoría.
Probablemente no saldría de casa aunque tenía tremendas ganas de estar en una fiesta, valía la pena perderme aquél triunfo cuando dos cuerpos se acomodaban a mi lado mientras Loki moría como por séptima vez.
Diez estrellas y el que sigue...
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Un año; Caché
Fanfiction"Algunos sueños se cumplen, otros se mantienen como deseos lejanos." Cuando decidí entrar al proceso de intercambio escolar fue para cumplir uno de mis sueños. Había leído mucho de las experiencias de chicos universitarios, jamás de chicos que está...