Noviembre 09, 2019.
Seattle, Washington.
Narra María José Garzón.El sol comenzaba a ocultarse un día más, hoy era de esos días dónde me encontraba sensible, había discutido con mi madre por una estupidez. Últimamente eso sucedía cada tercer día y no entendía porque pasaba eso.
Daniela me miró desde arriba, estábamos a la orilla de río mirando la ciudad de fondo.
–Cántame algo...– dijo de repente mientras terminaba de trenzar otro mechón de mi cabello. –Pero que sea en español.– sonreí cuando agregó eso, la miré y me senté frente a ella.
Me ponía demasiado nerviosa su presencia, aún así comencé a pensar en una canción para cantarle. Quería una especial que dijera que la quería y estaba dispuesta a amarla para siempre, aunque nuestro "siempre" probablemente tenía un límite, exactamente 8 meses.
–Me complace amarte, disfruto acariciarte y ponerte a dormir. Es escalofriante tenerte de frente, hacerte sonreír. Daría cualquier cosa por una primorosa, por estar siempre aquí; y entre todas esas cosas déjame quererte, entrégate a mí. No te fallaré, contigo yo quiero envejecer...
La canción era algo que me representaba, sentía que era la forma correcta de decirle que comenzaba a amarla. Aquello era doloroso, pues siendo realistas no tenía muchas expectativas a largo plazo con la relación.
Aún así me dediqué a cantar la canción mientras tomaba sus manos y las acariciaba con la punta de mis dedos. Ella sonreía con suavidad mientras me miraba con lo que parecía ser amor.
–... disfruto mirarte, cada movimiento un vicio que tengo. Un gusto valorarte, nunca olvidarte, entregarte mis tiempos. No te fallaré, contigo yo quiero envejecer...
Desvíe mi vista de ella, me ponía nerviosa que me mirara de esa forma.
El resto de la tarde y noche la pasamos sentadas ahí, hasta que se llegó la hora de la cena. Fuimos a Mc Donald's y terminamos comiendo en el área infantil porque todo estaba lleno en el área común.
–Siempre voy a decírtelo: cantas hermoso.– su mano acunaba mi mejilla mientras yo masticaba una papa.
–Siempre voy a decírtelo: cantaré para ti siempre.– respondí mirándola de forma fugaz. –Lo prometo.– agregué cuando miré su meñique levantado. Enlace nuestros dedos antes de dejar un beso en mi mano.
–Me gustan los días tranquilos a tu lado...– Dijo minutos después. –No me aburre estar a solas contigo, es decir, eres divertida incluso cuando estás sumida en tus pensamientos.
Reí ante sus palabras causando que ella sonriera suavemente.
–Bueno, tú si eres un poco aburrida.– mentí, Calle fingió molestia y cruzó sus brazos frente a su pecho. –Oh, no te molestes... Es una broma – dije dejando de lado el resto de mi cena, Calle me miró haciendo un puchero así que tomé sus mejillas con mis manos. –Eres preciosa, ¿Te lo habían dicho?– susurré sonriendo con sutileza.
–Sí.– rió antes de mirarme con seriedad fingida. –Pero que lo digas tú es... Mejor.– su mano se acomodó sobre mi muslo, por debajo de la mesa. –Pero tú eres... Perfecta ante mis ojos.
Sentí como mis extremidades temblaron ligeramente cuando dijo aquello. Mi diestra bajó hasta su cuello y me acerqué un poco más, no me importaba que las personas alrededor mirarán como le demostraba mi amor.
Dejé un beso en su mejilla antes de separarme y seguir comiendo mi cena, luego de aquí iríamos a una fiesta de sus amigos, Johanna probablemente estaría ahí junto a otra de sus amigas.
–¿Cómo fue que llegamos a esto?– pregunté de repente mientras acomodaba mis piernas sobre las suyas, aún estábamos en el restaurante, habíamos terminado de cenar pero esperábamos a qué Sam llamara para pasar a recogerla.
–¿A qué te refieres?– Daniela dijo con curiosidad, sus manos hacían caricias en mi muslo.
–Sí, o sea, ¿Cómo fue que te fijaste en mí?
–Mmm... No lo sé, es difícil de explicar.– dijo antes de revisar su móvil, lo mostró haciéndome saber que era hora de irnos.
Acomodé mi falda y luego salimos de la mano, las personas nos miraban, pero parecía seguro ir a su lado. Era algo así como mi protección a lo que podían opinar los demás sobre mí, incluso con mis padres. Aunque no le había dicho nada acerca de ese pequeño detalle.
–Pasaremos por Sammy y luego iremos al estudio de Michael.
–¿Michael?
–Sí, es nuestro tatuador.– explicó mientras subíamos al auto y lo ponía en marcha.
El resto de camino hablamos de sus clases y las mías, de lo que haríamos en acción de gracias, navidad y año nuevo. Nuestras manos se enlazaban y se mantenían en el medio de los asientos; parecía no molestarle el conducir con una sola mano. De vez en cuando, besaba el dorso de mi mano o me lanzaba beso; hubiera deseado que el camino fuese más largo para disfrutarlo con ella y con John Legend.
Incluso estando en el estudio junto a Sam, todo parecía perfecto, podía verla a través de un espejo viendo el boceto de su nuevo e improvisado tatuaje de un escorpión. Rodé los ojos cuando ella sonrió y levantó sus dos pulgares, el pequeño animal estaba dibujado a un costado de su pecho derecho.
Aún no entendía la razón de ese tatuaje, al inicio llegué a pensar que era por mí, pero luego me di cuenta que estaba siendo una estúpida por pensar eso, pero tampoco pregunté.
Dos horas después ambas chicas salían con un tatuaje recién hecho y yo con el deseo de escribirme algo en el brazo. Volvimos al auto y veintiséis minutos después estábamos bajando frente a la casa de Samhir y Daniel.
Las luces en el jardín trasero parpadeaban haciéndonos saber que ya había comenzado el pequeño festejo de los gemelos. Según Calle, esta vez era algo tranquilo pues querían esperarse hasta el fin de año para poder celebrar el Nueva York, lo habían planeado durante un año, se irían todos juntos.
Johanna también había dicho que Leo, su novio, la había invitado desde agosto, cuando las cosas entre ellos comenzaron a tomar otro rumbo.
–¡Dani!– Ariana gritó y se levantó de su lugar para correr hasta la castaña. Calle la recibió con los brazos abiertos y la abrazó con alegría, como si no se hubiesen visto hace años.
Samantha me miró frunciendo los labios antes de tomar mi mano y llevarme hasta donde estaban los demás.
Esto pintaba a qué sería una larga noche.
Corto, pero... Espero que les haya gustado.
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Un año; Caché
Fanfiction"Algunos sueños se cumplen, otros se mantienen como deseos lejanos." Cuando decidí entrar al proceso de intercambio escolar fue para cumplir uno de mis sueños. Había leído mucho de las experiencias de chicos universitarios, jamás de chicos que está...