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Octubre 18, 2019.
Seattle, Washington.
María José Garzón.

Alexander Calle se acomodaba en el asiento trasero listo para devorar unas hamburguesas de Burger King, sólo estábamos esperando que Daniela terminara de hablar con su madre por el móvil. Johanna tenía junta con su clase de danza, así que había ido al colegio.

-¿Está todo bien?- pregunté cuando Daniela subió al auto.

-Todo bien. Mamá sólo quería saber a qué hora volveríamos.- me miró esbozando una pequeña sonrisa antes de encender el motor del auto. Miró hacia donde estaba Alex manteniendo su sonrisa. -¿Quieres drive thru y vamos a Kubota o nos quedamos en el restaurante?

Alex le miró con una enorme sonrisa antes de acercarse a Daniela. -¿Podemos ir a Kubota?- Daniela asintió y Alex comenzó a gritar emocionado.

Daniela me miró con una sonrisa antes de guiñar el ojo y salir del garage.

Lana del Rey sonaba dentro del auto mientras estábamos sentados en el capó del auto, en el estacionamiento del jardín Kubota. Alex mordía su hamburguesa mientras movía sus pies de un lado al otro.

-¿Cómo te has sentido viviendo aquí?- Daniela preguntó de repente.

-Ha sido muy diferente a lo que imaginé.- limpie las comisuras de mis labios antes de llevar mi vista a ella. -Creo que no tenía unas expectativas claras pero... Tu familia ha sido muy buena conmigo y... Siento que estoy en dónde pertenezco.

-¿Extrañas a tu familia?- dió un sorbo a su refresco sin quitar su vista de mí.
Asentí un par de veces antes de morder la hamburguesa. -¿Qué es lo que más extrañas de tu ciudad?

-Las personas... Sonará loco pero, recuerdo cada rostro que miraba cuando iba al colegio, la señora de la panadería, la chica de Starbucks y el chico de rizos en la pollería.- Daniela me miró sonriendo. -Extraño grabar vídeos frente a mis amigas y junto a ellas, extraño salir a tomar un café o ir al cine; ver las estrellas en silencio, ver alguna serie en Netflix.- me quedé en silencio mientras mordía una papa frita. -Extraño la voz de mamá por las mañanas y a papá leyendo el periódico en el lugar principal de la mesa... Extraño a mi Valentina, a mi pequeña Vale que copiaba cada cosa que yo hacía con el teclado.

-¿No te extrañas a ti?

Aquella pregunta me tomó por sorpresa, aún así no dude en responder. -Sí. Bueno, un poco.

-¿Qué es lo que extrañas de ti?

-Las miles de dudas que tenía, las ganas de encontrar a una persona de la cual enamorarme...- como si fuese el destino, la canción que había grabado para esta semana, comenzó a sonar en el auto.

Nos quedamos en silencio, al parecer Alex se sentía cómodo sentado entre ambas, miré al cielo; estaba pintado en unas tonalidades que me enamoraban, amaba el otoño. La última papa desapareció de mi plato gracias a Alex y la bebida se acabó.

Dejé mi vista viajara hasta Daniela, quien me miraba mordiendo mientras masticaba una papa frita. Le regalé una sonrisa antes de levantarme del capó. Alex me miró con una sonrisa antes de copiar mi acción.

-¿Podemos entrar?- fue lo único que dijo antes de que Daniela asintiera.

*

El sol se ocultó por completo cuando regresábamos al estacionamiento del lugar. Alex caminaba de forma lenta mostrando lo cansado que estaba, no había tenido un tiempo solas con Daniela porque toda su atención había estado dirigida al pequeño.

Apenas llegamos al auto, Alex subió y se quedó dormido en los asientos traseros.

-¿te molesta si me fumo un cigarrillo antes de irnos?- Calle cuestionó en el momento en que yo estaba por abrir la puerta del copiloto. Negué antes de caminar al frente del auto, dónde estaba ella.

Las personas salían del jardín, todos sonreían y hablaban de lo lindo que era aquél lugar. Había tenido la oportunidad de venir con Johanna pero no habíamos recorrido mucho del lugar.

-¿Qué harás en tu cumpleaños?- Daniela dijo de repente.

-No lo sé... Son los 18, en Colombia probablemente festejaría yendo a beber a algún club.

-¿Y aquí? ¿Has pensado en algo?

-Los chicos han preparado una lista de presentaciones para la fiesta de disfraces del instituto. Cantaré cinco canciones, una con las chicas, una con Mike, otra con Darío y Steph y dos a solas.

-¿Estás nerviosa?- me miró, se había acercado un poco.

-Un poco, sí.

-¿Ya tienes la canción?

-The Middle. Desde la primera vez que la escuché me imaginé cantándola.

-¿Me la cantas?- Daniela sonrió antes de acomodarse frente a mí.

Rodé los ojos antes de recordar el ritmo del trozo de la canción que iba a cantarle. Suspiré antes de comenzar: "Mirándote, no puedo mentir, estoy derramando mi confesión, sin importar mi oposición, y no tiene nada que ver con mi orgullo.
Te necesito sobre mi piel, solo ven, tira de mí hacia ti, solo... Oh, cielo, ¿por qué no nos encontramos a medio camino? Estoy perdiendo la cabeza, solo un poco. Así que, ¿por qué no nos encontramos a medio camino?..."

Mis palabras se quedaron a medias debido a la sorpresa de sus acciones; tiró en cigarrillo al suelo y tomó mi cintura con uno de sus brazos, su diestra acunó mi rostro antes de acercarme a ella para besarme.

Al inicio dudé un poco, luego, moví mis labios con timidez.

No era mi primer beso, pero se sentía así porque era el primero que le daba a una chica. Mis manos acunaron su rostro, abrí mis labios suavemente cuando ella delineó mi labio inferior con su lengua. La mano que se encontraba en mi rostro bajó hasta mi cuello hasta posicionarse en mi nuca.

No supe cuánto duró el beso, pero decidí terminarlo porque necesitaba respirar.

Me separé de Calle con lentitud manteniendo mis ojos cerrados; no quería abrirlos, aquello parecía un sueño.

–Creo que Alex presenció una escena bastante sensual para su edad.– susurró en mi oído antes de separarse nuevamente.

Reí con nerviosismo antes de dejar que mi frente descansara en su hombro. Calle me abrazó por la cintura antes de dejar un beso en mi cabeza.

¿Qué seguía ahora?


Corto pero... Fue bueno, ¿no?

Un año; CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora