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Julio 22, 2019.
Seattle, Washington.
María José Garzón.


Salí de la habitación encontrándome con una escena linda, ambos hermanos estaban abrazando a la mayor.

Al separarse la mayor de los Calle me miró con curiosidad. -¿Quién es ella?- se dirigió a Johanna quien me miró con una sonrisa.

-Se llama María José, es la chica que mis padres eligieron adoptar durante un año.

-¿Es otra de intercambio?- preguntó mientras tomaba sus maletas. Johanna asintió manteniendo su sonrisa. -Bien, chica de intercambio. Lo único que tengo para decirte es: no te metas en mis cosas.- luego de eso, subió las escaleras de forma rápida.

-No seas grosera con ella.- Alex gritó a su hermana mayor quien desapareció en las escaleras.

-Así es ella.- Johanna restó importancia antes de tomar mi mano y arrastrarme de nuevo dentro de la habitación.

¿Por qué era grosera?

* * *

La semana pasó rápidamente, por las tardes jugaba en el patio con Alex y también veía bailar a Johanna sobre el pasto.
Daniela casi no pasaba tiempo en casa, y cuando lo hacía la pasaba en la alcoba jugando con Alex, Jo decía que así era siempre, así que mi compañía en casa le era asombrosa.

Los señores Calle pasaron dos días fuera de casa y cuando volvieron el jueves por la mañana durmieron hasta la hora del almuerzo, durante todo el día la pasaron en la estancia mirando películas; en un momento me uní a ellos para ver el maratón de Harry Potter que estaban haciendo. Que si bien, no era ultra fan de la saga, podía verla de vez en cuando. Aún cuando ellos supieran los diálogos de memoria.

La noche cayó, y antes de la cena yo había entrado a la habitación para hablar con mis padres.

-Hija...- los golpes de la señora Calle hicieron que me levantara de la cama y abriera la puerta. -Mañana nos iremos a San Francisco, ¿estás segura que no quieres ir con nosotros? Daniela no irá, así que tenemos el boleto libre para ti, además te servirá para que nos conozcamos mejor.

-Estoy bien, mis instrumentos llegaran mañana en la noche y... Quisiera poder estar aquí cuando lleguen.

-¿Estarás bien sola?

-Sí. Igual no serán muchos días, sólo son tres, y creo que puedo soportarlos.- Sonreí con suavidad y ella me imitó.

-Si necesitas algo, no dudes en llamarme, estaré de vuelta lo antes posible.- Mafe rompió la distancia para abrazarme. -Me hubiese gustado que fueras con nosotros, no me gusta dejar tanto tiempo solos a mis hijos y... Tú eres parte de esta familia durante un año, así que... No dudes en hablar conmigo sobre cualquier tema. ¿Entendido?

-Entendido.- dije esbozando una sonrisa antes de separarme. -Estaré bien, lo prometo.

Ambas salimos de mi habitación y veinte minutos después estaba sentada en el comedor al lado de Johanna, Daniela estaba frente a mí y Alex a su lado.

-Dan, recuerda que no podrás salir mientras no estemos aquí.- su padre habló llamando la atención de Daniela. -Mucho menos hacer fiestas aquí, sabes lo que pasó la última vez.

-Esta bien..- simplemente respondió sin mirarlo.

-Lo está haciendo de nuevo.- Alex gritó llamando la atención de todos, segundos después recibió un golpe en la cabeza por parte de su hermana mayor.

-Daniela...- su madre la reprendió causando que Johanna riera.

La chica a mi lado se acercó a mí para susurrar a mi oído: -D cruza los dedos haciéndonos saber que no cumplirá su promesa.- Johanna explicó.

Un año; CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora