5. ¡Al fin! La universidad

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Mi día más esperado de la semana ha llegado, hoy es el día de entrar a la universidad.

Me gusta tanto ir a la universidad porque en ese lugar puedo ser yo, puedo ser libre, ahí no está mi padre para reprenderme o intimidarme, solo somos mi cuarto de universitaria, mi compañera y yo. Una relación enteramente plena y feliz.

Sasha es la mejor compañera que me pudieron otorgar. Estudia psicología al igual que yo, lo que nos facilita el estudio a ambas. Ella es una persona bastante tranquila, su único defecto es que es muy comunicativa. Al llegar a mi residencia me la encuentro buscando sus llaves, también es un tanto despistada,

— Hola, Sasha — saludo — ¿Problemas con la puerta?

— Hola Reg, ya me conoces

Le doy una sonrisa reconfortante y abro la puerta con mis llaves. Nos adentramos en el cuarto y luego de ubicar nuestras cosas decidimos limpiar jutas.

— Reg.

— ¿Hmm?

— ¿Qué tal tu finde? Tengo muchísimas cosas que contarte.

— Bien, supongo — respondo un poco seca.

No me gusta ser así tan cortante, pero mi intención no es dar pena y lástima contando mi historia, mucho menos vergüenza contándole mi fin de semana, ella no sabe nada sobre mí, ni sobre mi problema familiar. Como ya he dicho ella es muy comunicativa y yo no.

Ella comienza a contarme sobre reuniones familiares y chismes sobre su tía del extranjero que está como una cabra. Yo le pongo toda mi atención silenciosamente mientras termino de organizar mis cosas.

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Al caer la noche todos los estudiantes nos dirigimos hacia la fogata en medio del campus. Es tradición de cada mes realizar una fogata y luego una pequeña fiesta a escondidas donde contrabandeamos alcohol, es muy divertido.

Allí siempre me reúno con Aiden y Peter, eso también es tradición.

Cuando veo a Aiden algo dentro de mí se enciende y recuerdo la noche de la fiesta, después de eso no lo vi más y no sé cómo vamos a actuar después de ese beso.

Ambos chicos se me acercan y me saludan calurosamente y yo solo puedo detallarlos sin ninguna gota de decencia.

Peter viste unos vaqueros grises con una camisa blanca desabotonada en los últimos botones, trae su pelo rubio perfectamente peinado hacia atrás, parece un modelo de revista, su aire varonil y arreglado lo hace lucir mayor y mucho más interesante.

Aiden por otro lado está bueno que se parte.

<<Dios mío esta mente mía.>>

Está vestido con unos pantalones rasgados de color negro con una playera sin mangas, negra también, que deja al descubierto sus brazos bien tonificados y su tatuaje que empieza desde su hombro hasta parte de su cuello, su pelo cae sobre su cuello dándole un aire despreocupado y fresco.

— Oh Dios — dramatizo — debo ser la envidia de todas con estos dos amigos tan guapos que me cargo.

Ambos se posan a mi lado y noto como Aiden me mira y sonríe con picardía, se dio cuenta de que me lo comí con los ojos. Para mi alivio no dice nada sobre lo ocurrido la noche anterior ni se comporta raro conmigo, eso me alegra. Por su parte, Peter estaba serio como de costumbre. Ambos saludan a Sasha y nos juntamos con un grupo de chicos de mi clase que forman parte de mi pequeño grupo de amigos, ya juntos comenzamos a charlar de cosas al azar.

Con ninguno de los dos: el peso de las decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora