Aiden
El día que llamé a Regina en la noche Peter me contestó el teléfono y no fui capaz de articular una sola palabra, automáticamente reconocí su voz y no pude evitar sentirme humillado. No es el solo hecho de que la llamé a altas horas de la noche, sino que también me encontraba fuera de su casa para verla.
Me sentí un completo estúpido.
Creí que en verdad íbamos en serio cuando me pidió que me quedara con ella la otra noche. Después de lo que ocurrió reconozco que tomé una actitud inmadura al recibir sus mensajes pidiéndome que habláramos. Ignoré todos sus intentos de darme una explicación. También comencé a verla más con Peter en el campus y como todos los días después de clases ella se iba con él en su auto. No tenía ni idea de que pasaba, pero tampoco acepté una explicación, simplemente la evité. Tampoco pensé que se preocupaba por no verme, a pesar de su insistencia. Me comporté como un egocéntrico inmaduro.
Cuando la vi en esa cafetería me descoloqué por completo, había olvidado lo que se sentía verla y lo que sentía al tenerla cerca. La evité en todos los lugares posibles, en la universidad ella se veía demasiado despistada como para darse cuenta de mi presencia y yo lo aproveché para mantenerme alejado.
Ese día intentó hablarme y cuando me preguntó qué era lo que pasaba, la vi demasiado molesta y me permití detallar en ella, estaba muy distinta, había perdido el brillo inusual que tiene en su mirada, se veía nerviosa y tenía ojeras marcadas, se veía un poco demacrada y hasta temblaba constantemente.
Sin embargo, me comporté como un imbécil y decidí reclamarle como había deseado hacer durante esos días que estuvimos sin vernos. Me pasé un poco con las cosas que le dije. Su reacción ante mis palabras me enfureció, pero a la vez me dejó desconcertado, nunca la había visto así, no la conocía desde hacía tanto tiempo, pero en lo que llevábamos de amigos siempre parecía muy tranquila y para nada agresiva. A veces actuaba nerviosa o asustada, pero nada alarmante o fuera de lo normal.
Cuando vi que Peter también estaba allí la sangre me hirvió, juro que quise golpearlo a él por entrometerse donde no lo llaman, pero al notar el estado en el que se encontraba Regina me preocupé y la furia salió de mi sistema. Estaba completamente en shock. Pálida, se había llevado las manos a la cabeza y estaba llorando desconsoladamente y temblaba como de pánico. Ahí todo se aclaró en mi mente, aparté todo pensamiento negativo o erróneo de mi mente y me di cuenta de que en realidad algo grave estaba pasando.
Seguí a Peter hasta su auto y al ver la mirada triste y perdida de ella me sentí pésimo, cuando él se subió en el asiento del conductor quedé perplejo ante la situación.
Decidí seguir el consejo de Peter y aquí estoy, esperando a Regina en un pequeño parque del campus para conversar.
Entendí que ella se preocupó verdaderamente y que necesitaba escuchar de sus propias palabras lo que estaba sucediendo. Por supuesto, no la iba a presionar, era su decisión compartir todo lo que la incomodaba o no. No era de la incumbencia de Peter como ya me había dicho en otras ocasiones, era solo su decisión, la de ella.
La veo caminar en mi dirección y mi corazón se aprieta. Me permito detallarla y noto que está más pálida y que también se ve un poco más delgada. Cuando está lo suficientemente cerca alcanzo a notar unas enormes ojeras debajo de sus ojos. Esa imagen me destroza. Lo que siento por ella no hace más que tomar fuerza y verla así acaba conmigo.
– Hola – saluda en un susurro.
– Hola bonita – le dedico una sonrisa de labios cerrados.
La veo mirarse las manos mientras juega con sus dedos nerviosa.
– Siento mucho lo que pasó yo... yo no debí agredirte, me puse muy nerviosa y me dolió tanto lo que me dijiste, más la preocupación que sentía por no saber nada de ti, fue mi culpa, yo no le di la atención que merecía el asunto y me salí de control, en verdad lo siento tanto yo-
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Con ninguno de los dos: el peso de las decisiones
Teen FictionLos seres humanos somos inconformes e indecisos. Por falta de valentía o conocimiento hacemos cosas que resultan no ser las necesitadas pero si las que deseamos. Regina vive una vida triste y compleja desde la muerte de su madre, condenada a vivir c...