Con ninguno de los dos: el peso de las decisiones

19. Me besó

Peter

La he cagado.

Verdaderamente la he cagado.

El camino de regreso de la fiesta hacia el apartamento pasa en completo silencio. Luego de que Regina me pidiera que nos fuéramos salió disparada del lugar hacia donde se encontraba mi auto y yo, obviamente la seguí en completo silencio y totalmente confundido. De vez en cuando sentía como se quedaba mirándome por cortos períodos de tiempo, pero cuando intentaba devolverle la mirada me rechazaba y fijaba sus ojos de nuevo en la ventanilla. Me encantaría en este momento ser un psíquico o algo de eso para poder descubrir en qué piensa, no es normal que permanezca en silencio por tanto tiempo. Aunque si lo pienso bien, con la mente clara y no con el impulso de haberla besado, debe estar muy confundida y tal vez hasta molesta, pero no entiendo por qué no me dice nada.

Estoy preocupado. Creo que en verdad he metido la pata hasta el fondo.

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Regina

Llegamos al apartamento y seguimos sin cruzar una sola palabra desde que salí corriendo prácticamente de la casa de la fiesta. Voy en dirección a mi habitación y me encierro. Me quedo un momento pegada a la puerta desde adentro y siento como si mi corazón se fuera a salir corriendo de mi pecho. Respiro agitada, tratando de con inhalaciones profundas descargar un poco la presión.

Me siento muy confundida.

Y perdida.

¿Qué fue todo eso?

Peter me besó.

¿Dónde quedó eso de que solo éramos amigos? No entiendo nada. Hice una escena sin sentido y su reacción fue... fue ¿Besarme? Él me besó. Estoy en shock.

Estas preguntas en vez de comerme la cabeza yo debería estar preguntándole a él. Necesito una explicación, o varias, pero no tengo el valor de salir y enfrentarlo. Tengo muchos sentimientos encontrados y un remolino de pensamientos me carcome. Por un momento creí que ya había superado lo que sentía por él, que se me había pasado el enamoramiento, creía que todo era una confusión que me creé por la relación que creamos. Soy una tonta.

Pienso por un momento en Aiden, en lo que creo que tenemos, pero lo cierto es que no sé nada de él desde anoche, no ha sido capaz siquiera de contestar uno de mis mensajes. No sé si vale la pena mi preocupación. Estoy cansada. Me siento estúpida. Estoy harta de ambos, de que me utilicen cuando quieran y me desechen como basura. Bastante ya he sufrido con todo lo de mi padre, no voy a tolerar ni un abuso más contra mí.

Camino hacia el baño para ducharme, buscando aclarar mi mente. Necesito estar descansada y pensar bien las cosas.

Salgo del baño y voy a mi closet para colocarme un conjunto de lencería, tomo mi bata y me la coloco dispuesta a salir hacia la cocina en busca de un vaso de leche tibia para lograr conciliar el sueño. Llego junto al refri y saco una caja, echo un poco en un vaso y lo coloco en el microondas. Son casi las 12:00 y toda la casa está a oscuras excepto mi habitación, la cocina y la habitación de Peter. Siento un pequeño impulso de ir a hablar con él, pero me detengo, esto no está bien. Necesito aclararme. Tomo el vaso y me retiro a mi habitación nuevamente. Me siento frente a la laptop y busco una película para pasar el rato, en lo que me entra el sueño. Así me paso media película sin darme cuenta. Escucho unos leves toquecitos en la puerta y frunzo mi ceño mirando la hora, por un momento había olvidado a Peter.

         – Pasa – digo.

Al principio no reacciono, luego, mi cara no disimula para nada la sorpresa que me causa ver a Aiden en toda su gloria frente a mí, de pie en mi puerta.