Capítulo 28

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Regina
La vista frente a mí es impresionante. La pequeña carpa a nuestro lado es hermosa. Está adornada de velas de diferentes tamaños y tiene almohadones para sentarnos.

La manta frente al lago contiene todo tipo de delicias y lo primero que quiero probar son las fresas con chocolate.

Me encantan...

Levanto mi vista y es mas hermoso aún. Detrás del lago hay un enorme claro donde yace un campo gigantesco de tulipanes. Son de diferentes colores y es una vista preciosa. El lago está calmado y las nubes se reflejan en el agua.

Mis ojos se humedecen de la emoción. Es lo más hermoso que alguien ha hecho por mi. Esto me demuestra que entre tantas cosas malas hay una pequeña luz que si la avivamos puede surgir como un caluroso y resplandeciente sol que lo ilumina todo.

- Es... es hermoso - le digo con los ojos llenos de lágrimas- no tengo palabras.

Lo abrazo fuertemente. Él de inmediato me devuelve el gesto y me aprieta tan fuerte que siento todo su apoyo y protección. Se separa de mí y me toma de las mejillas limpiando los restos de mis lágrimas y me besa

Me da un suave beso en los labios que me deja ansiosa de más. Me he vuelto adicta a sus labios y a su manera de besarme. Su sabor y textura me enloquecen.

- Gracias, de verdad es asombroso.

Emprendo mi camino hasta la manta llena de comida

¿He mencionado ya que amo comer?

Tomo una fresa con chocolate y la llevo a mis labios dando un pequeño mordisco, saboreo la mezcla de sabores que invade mi boca y curro los ojos haciendo más intenso el momento.

Llevo mi mano hasta la boca de Peter y el da un mordisco a la fruta en mi mano mirándome a los ojos.

El azul de sus iris me penetra en lo más profundo del alma, enviando escalofríos por todo mi cuerpo que reacciona ante su sola mirada.

Él me toma de la nunca y me da un beso posesivo y lleno de deseo. El sabor a fresas y chocolate ligado al sabor natural de sus labios me hace desfallecer. Me controlo.

- Té ves hermosa - me dice- siempre.

- Gracias

- Ven, quiero que pruebes esto- me toma de la mano y me ayuda a sentarme.

Es una tarta. Tiene muy buena pinta y parece hecha en casa. Huele delicioso. Él lleva una porción a mis labios y lo pruebo.
La mezcla de sabores inunda mi paladar y es como dulce y ácido a la vez. Está exquisito. Me relamo los labios.

- Está deliciosa ¿la hiciste tú? - le pregunto curiosa por saber la respuesta.

- Yo mismo

- ¿Cuando planeaste todo esto? - pregunto intrigada, me sorprende lo hermoso que se ve todo.

- Tengo mis métodos- sonríe- recibí un poco de ayuda pero todo salió de estas manos trabajadoras.

Estira sus manos para mostrármelas y recuerdo cada cosa que ha hecho con sus manos para mí. De manera amistosa y de manera horny.

<pervertida> me regaño

- Ya veo - comentó distraída

Miro hacia el otro extremo del lago apreciando la hermosa vista

¿Ya dije que era espectacular?

Se ve como el sol va cayendo delante de nosotros y hay un ambiente muy romántico. El atardecer, las estrellas que se comienzan a vislumbrar en el cielo que empieza a tornarse un poco oscuro, la brisa que nos envuelve y mi mano que sostiene la suya apretándola un poco. Es el momento perfecto.

Él lleva mi mano con delicadeza hasta sus labios y deposita un suave beso sobre mis dedos como todo un caballero.

Me hace ponerme de pie y toma mis manos entre nosotros, entrelazando nuestros dedos. Me mira a los ojos y tienen una intensidad que me desarma.

- ¿Quieres ser mi novia?

Esa pregunta me toma completamente por sorpresa. No puedo describir las sensaciones que recorren mi cuerpo y siento que las palabras no pueden dejar mis labios. Esto no lo esperaba. Tenemos más que una amistad evidentemente pero no pensé que él fuera capaz de pedirme ser su novia.

Su novia...

- Quiero estar para ti como siempre - me dice ante mi silencio algo nervioso- pero quiero que seamos más que simples amigos con derechos. Verte cada mañana junto a mi es lo mejor que me puede pasar en esta vida. Estos días que he pasado contigo han sido los mejores y necesito poner nombre a este enorme sentimiento porque ya no aguanto más verte y no poder besarte cuando quiera. Quiero más que un amigo ser tú apoyo. Como siempre yo para ti y tu para mi.

Sus palabras me llegan al fondo del corazón y en el lugar de las  pequeñas mariposas que se dibujan en mi estómago cada vez que estoy con él, se forman dragones descontrolados que amenazan con salirse de mí.

Mis ojos se humedecen nuevamente mientras le dedico la más sincera de mis sonrisas. Llevo mi mano hasta su mejilla y la acaricio suavemente. Él cierra sus ojos y me enamora aun más la cara de inocencia que pone. Veo el Niño que una vez me sacó de una depresión y me hizo sonreír en cada uno de mis peores momentos. Recuerdo todo lo que hemos vivido y no puedo estar más satisfecha de tenerlo en mi vida.

- Pensé que este momento no llegaría- le sonrío porque sé que lo ha tomado desprevenido- claro que si quiero.

Lo beso apasionadamente y nos encaminamos hasta la pequeña carpa dejándonos caer sobre los almohadones. No es un beso apresurado, este lleva toda la calma de una pareja que desea apreciarse y estar juntos y en paz

Esta noche me entrego a él como nunca. Cómo la primera vez. Me entrego con todo mi amor y él me hace sentir tan especial que me enamora aun más.

......
Nos quedamos observando las estrellas. El cielo está lleno de ellas. Se ven hermosas sobre el firmamento, cada una diferente a la otra y cada una especial a su manera. Todas poseen un brillo despampanante, maravilloso sin ser exagerado.

Estamos completamente desnudos. Peter está recostado boca arriba con un brazo debajo de su cabeza y el otro abrazándome de lado y acariciando mi cabello. Me siento muy a gusto entre sus brazos.

- Deberíamos volver a casa - comenta con la voz calmada

- ¿En serio? - hago puchero- estoy muy bien aquí. Lo prometo.

- En serio- sonríe- esto ha sido maravilloso. Está calificado como el mejor día de mi vida a partir de ahora.

Me besa la frente y se pone de pie junto a mi brindándome su mano para que lo siga. Lo imito y comienzo a recoger mi ropa interior. Él me ayuda a vestirme y eso me provoca ternura. Se viste y le ayudo con sus pantalones. Nos ponemos los zapatos y él sale de la carpa haciendo una llamada.

- Ya vamos a casa- le escucho decir- si por favor- una pausa- Gracias.

Vuelve a mí y me toma de la mano.

- ¿Que sucede? - pregunto jugando con su mano distraída

- Solo asegurándome de que vengan a recoger esto.

Me apega a su cuerpo y me pasa la manía sobre los hombros. Me da un beso en la mejilla y luego uno en la frente.

Así nos alejamos del lago y vamos rumbo a su auto para volver a casa.

Con ninguno de los dos: el peso de las decisiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora