23. Interesante

27 4 0
                                    

Aiden

Me extrañé cuando vi el mensaje de Regina confirmando vernos esta noche, luego de haberse demorado tanto en contestar y teniendo en cuenta que ya me había dicho que no y que terminamos de una manera un poco fea la conversación de la otra noche, no sé qué la hizo cambiar de opinión, pero bueno. La verdad es que me apetece verla, aunque ya no pueda tenerla de la misma manera seguimos siendo amigos, creo, al menos su aceptación me lo confirma. Siempre será muy importante en mi vida y eso no se puede cambiar tan fácilmente de un momento para otro.

Recojo mis pantalones del suelo y me los pongo. Sigo buscando por la habitación mis zapatos y me entretengo un poco. Ya casi es la hora de ir a buscar a Regina a su trabajo.

Le doy una mirada rápida a Monic. Está recostada sobre la cama, boca abajo. Las sábanas cubren hasta su espalda baja y parte de sus tonificadas piernas, pero deja a la vista su espalda y el cabello corto le cae sobre la cara dejando ver su cuello, donde se aprecia una pequeña marca de mis dientes.

Sigo buscando mi ropa. La miro nuevamente preguntándome qué es lo que me hace volver aquí cada vez, no sé de qué se trata, pero siempre me vuelvo  enredar en sus sábanas. Un pasado que al parecer no he sido capaz de superar.

Soy un idiota.

Encuentro el dichoso zapato y me siento en la cama para ponérmelo. Monic se retuerce y se va despertando de a poco. Me dedica una sonrisa juguetona que sé perfectamente lo que sugiere.

     – ¿Te vas tan temprano? – dice con la voz pastosa y un poco ronca por haber estado durmiendo. Fue un poco agotador el momento de hace unas horas.

     – Sí – hago una pausa centrándome en colocarme el zapato – Voy a verme con Regina.

     – Aburrido. – dice extendiendo la letra "o"

Le dedico una sonrisa y termino por colocarme la camisa. Le tiro un beso y salgo de la habitación pasándome la mano por el cabello, desordenándolo un poco. Bajo al estacionamiento y mi teléfono suena anunciando una llamada de Regina.

     – Aquí estoy bonita. – contesto.

    – Te estoy esperando en el bar – me dice – saldremos con unas personas que he conocido.

     – Perfecto, nos vemos allá. – y cuelgo.

<<Interesante>>

Hemos vuelto a ser como antes. Eso me gusta, ver que no afectó lo que ha pasado me reconforta. Por mi parte sí fue difícil comprobar que terminó lo que sea que tuviera conmigo para estar con él, pero tengo que ser un hombre y aceptarlo. Desearía que las cosas hubieran sucedido de otra manera, que me quisiera como yo a ella, pero no fue así, solo me queda su amistad y eso es algo tan valioso para mí que no pienso echarlo a perder. La chica loca que era, no se ha perdido.

Subo a mi moto y me coloco el casco, pongo la marcha y me dirijo hacia el bar donde trabaja Regina.

Cuando llego ella ya está casi lista, quitándose el delantal. Se acerca a mí y me saluda, me explica resumiendo lo sucedido.

     – Acabo de conocer a estos chicos – explica – pero me parecen de fiar, me dan buenas vibras, no sé ¿Me entiendes? – asiento – Me han invitado a una fiesta, pero había quedado contigo ya y me excusé de esa manera, pero igual insistieron en que vinieras también. La verdad me apetece ir y hacer algo diferente. Contigo me sentiré más tranquila.

     – Ok, no hay problema. – le digo y noto como se relaja un poco – Además, no sabía adónde llevarte. – sonrío y ella me pega suavemente en el brazo.

Con ninguno de los dos: el peso de las decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora